Hace unos días, una universidad británica canceló un evento planificado como parte de la “Semana del Apartheid Israelí” por considerarla anti-semita. Naturalmente, la cancelación de la University of Central Lancashire fue recibida con consternación por los activistas pro-palestinos, que consideraron esta cancelación un intento de acabar con cualquier discusión acerca de por qué Israel es calificado por sus críticos como un Estado de apartheid.
Sin duda, los grupos de defensa pro-Israel son muy activos a la hora de bombardear con quejas a las universidades, y suelen tener éxito. Sin embargo, curiosamente, se mantienen en silencio cuando las acusaciones de apartheid provienen del propio Estado sionista.
Por lo tanto, una historia que no leerás en los medios es la del israelí desaparecido, Avraham Mengistu. Se cree que fue secuestrado en Gaza hace casi dos años. Mengistu desapareció el 9 de julio de 2015, y, mientras otros prisioneros israelíes atraen una publicidad y propaganda masivas para su liberación, el gobierno israelí ha mantenido un silencio inquietante acerca de este hombre en concreto.
El hermano de Mengistu tiene muy claro por qué. Avraham es negro, de origen etíope. “Estoy seguro de que si fuese un familiar de un miembro del Knesset o del primer ministro – y no le deseo eso a nadie –, nadie se hubiese mantenido callado”, declaraba Ilan Mengistu tras romper su propio silencio ante los medios israelíes.
El político Oren Hazan, de Likud, fue incluso más directo al decir que la falta de acciones tomadas por parte del gobierno sionista era racismo. “Si su nombre no fuese Abera y si no fuese negro, el país se hubiese vuelto loco”, aseguró.
Hazan también acusó a los oficiales del gobierno de mentir cuando afirman que están trabajando a puertas cerradas para rescatar a Mengistu. “Cuando era miembro del Comité de Asuntos Exteriores y Diplomacia, nunca mencionaron nada de esto, ni una sola vez”, insistió.
or su parte, Zouheir Bahloul, político de la Unión Sionista, fue igual de contundente. “Todos nos criamos con la idea moral judía de que el Estado no deja atrás a nadie que sea secuestrado. Pero parece que este Estado se olvida de su moral cuando se trata de un ciudadano de origen etíope.”
Es un comentario revelador, ya que en 2013 se descubrió que el gobierno israelí había admitido haber aplicado a los inmigrantes etíopes judíos inyecciones anticonceptivas, muchas veces sin su conocimiento o consentimiento. Además, algunos rabinos han cuestionado el judaísmo de los casi 100.000 judíos etíopes que se han trasladado a Israel bajo la Ley de Retorno de los años 80. En 2012, el primer ministro Benjamin Netanyahu llegó a advertir de que los inmigrantes ilegales de África “amenazan nuestra existencia como Estado judío y democrático.”
Si así consideran las vidas de los negros judíos y sionistas como hace Netanyahu, no debería sorprendernos como de fácil es para este régimen mostrar desprecio hacia los palestinos cristianos y musulmanes. No debemos olvidar que Israel cuenta con más de 50 leyes en sus estatutos que sancionan la discriminación contra ciudadanos palestinos. Quizás es algo que la University of Central Lancashire quiere que sus alumnos debatan; o, ¿importan menos las vidas negras en un país del norte de Inglaterra que en el apartheid de Israel?