El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Sigmar Gabriel, ha dicho en una entrevista con la revista Der Spiegel que a día de hoy Turquía tiene menos probabilidades de unirse a la Unión Europea que nunca, ya que las relaciones entre Ankara y Berlín atraviesan una de sus peores etapas.
"Hoy Turquía está definitivamente más lejos de ser miembro de la Unión Europea que nunca", dijo Gabriel en la entrevista.
El político alemán explicó que él siempre había tenido dudas sobre si Turquía debía unirse a la UE, pero que su posición era minoritaria en su partido, el Partido Social Demócrata (SPD).
Antes de tomar el poder en Alemania en 2005, la canciller Angela Merkel era una abierta opositora a la membresía de Turquía y en su lugar pidió una "asociación privilegiada".
A Gabriel le disgustaba esa idea porque pensaba que eso haría que los turcos se sintieran como europeos de segunda clase, pero dijo que su opinión ha cambiado desde la decisión británica de abandonar la UE.
"Hoy la situación es totalmente diferente debido al Brexit. Haríamos bien en mantener una "relación especial" con Gran Bretaña después de su salida de la UE ", sostuvo Gabriel.
"Este será un importante proceso de aprendizaje para la UE y tal vez pueda servir como un plan para otros países a largo plazo", dijo Gabriel.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, está recabando ayuda entre los turcos residentes en el extranjero para obtener la vitoria del "sí" en el referéndum que se celebrará el 16 de abril para reformar la democracia parlamentaria de Turquía en un sistema de presidencia ejecutiva, similar al de Estados Unidos.
Después de que Alemania y Holanda prohibieran la celebración de mítines, reuniones e incluso privaran a ministros de su derecho a entrar en el territorio soberano turco (en referencia a las embajadas y consulados de Turquía en el exterior), Erdogan interpretó que estos países estaban tomando partido en los asuntos internos de Turquía y en el proceso del referéndum, y los criticó describiéndolos como "fascistas" y "con remanentes nazis".
Gabriel dijo que Erdogan estaba intentando aprovecharse de un sentimiento que muchas personas de origen turco tienen en Alemania de que no son aceptadas ni bienvenidas, si bien reconoció que su gobierno no es capaz de abordar por qué estos ciudadanos europeos de origen turco pueden sentirse de esta manera.
Europa se está volviendo cada vez más islamofóbica y xenófoba, con sentimientos racistas y ataques contra musulmanes y refugiados no blancos, inmigrantes e incluso ciudadanos naturalizados, aumentando a un ritmo alarmante.
Gabriel opina que Alemania debe evitar reaccionar a las provocaciones de Turquía, porque eso sólo daría a Erdogan un enemigo para dirigir la ira de su pueblo, argumentando que el presidente turco "necesita un chivo expiatorio para su campaña".
También advirtió a los políticos turcos de que se les podría prohibir celebrar manifestaciones en Alemania si no se atienen a las leyes alemanas: "Quien cruza estas líneas no puede esperar que se le permita propagar sus ideas políticas aquí".
Sin embargo, nunca hubo indicios de que Turquía hubiera violado las leyes alemanas, ya que los mítines fueron programados meses antes con las autoridades alemanas, pero fueron cancelados en última instancia sin más motivo aparente más allá de las preocupaciones menores sobre las "salidas de incendios" o "capacidad del párking", algo que Turquía considera excusas triviales.