Estados Unidos sigue demostrando que está ejerciendo de la peor manera su condición de potencia imperial en lo que se refiere al mundo árabe-islámico. La tradición estadounidense de intervención militar en todo el mundo es una nueva forma de neo-imperialismo, por la que las potencias internacionales se sienten responsables de manejar a los caóticos estados de Oriente Medio. Los intereses de Estados Unidos se caracterizan por una ideología capitalista en la que se utiliza una política pseudo-mafiosa para reforzar su hegemonía, convirtiéndolos en el “Padrino” de la región, con una red de clientes que cumplen con su voluntad. A pesar del fracaso de sus políticas – como demuestran las ocupaciones de Afganistán, Irak y Vietnam – Estados Unidos está reevaluando sus estrategias para sacar de ellas las máximas ganancias al menor coste. Pretende crear una nueva realidad geopolítica entre Irak y Siria, posicionada entre Mosul y Al-Raqqa.
El comportamiento de las sucesivas administraciones de EEUU es siempre el mismo. No hay ninguna diferencia entre Bush, Obama o Trump; por ejemplo, excepto por aspectos tácticos menores; todos pretenden fomentar la misma estrategia imperialista estadounidense. Los numerosos discursos presidenciales respecto a la necesidad de diferenciar entre islam y terrorismo no son más que retórica vacía, utilizada para justificar las políticas de la guerra contra el terrorismo. La suposición que une los dos términos es una construcción orientalista conocida como “terrorismo islámico”. Como escribió Edward Said en su libro Covering Islam, Occidente tan sólo ve a los musulmanes como motivadores del terrorismo y proveedores de petróleo; su conocimiento de las naciones musulmanas no es exclusivamente de confrontación; pero se basa en estereotipos y en una suerte de odio intelectual.
La guerra de Estados Unidos contra lo que llaman “terrorismo” permanece dentro del marco de la expansión imperialista y su objetivo de extender tanto sus bases militares como su presencia en la región; bajo el pretexto de la llamada guerra contra el terrorismo. Es una máscara quebradiza que pretende ocultar las intenciones imperialistas de EEUU. Bajo el disfraz de la guerra contra el terrorismo, Estados Unidos quiere reestablecer su ocupación de Irak y extender su presencia en Siria, basándose en nuevas condiciones geopolíticas que buscan sobrepasar el acuerdo Sykes-Picot. Parece que el Daesh, que se aprovechó de la inestabilidad en Mosul y Alepo para establecer su nuevo califato, ha inspirado a Estados Unidos para establecer una nueva colonia en la región, así como ha inspirado a Irán para reestablecer la Ruta de la Seda, que hace tiempo conectaba Teherán con el Mediterráneo.
El nuevo-viejo plan americano está claro. El presidente Donald Trump ha recibido recomendaciones del Pentágono acerca de cómo implementar la acelerada erradicación del Daesh. El capitán Jeff Davis, portavoz del Pentágono, declaró que el plan, a gran escala, abarca las actividades del Daesh en todo el mundo, y no sólo en Siria e Irak. Durante su campaña electoral, Trump criticó la falta de acción contra el Daesh del gobierno de Obama; ocho días después de su entronización, el 27 de enero de 2017, emitió una orden ejecutiva que otorgaba al Pentágono treinta días para preparar un nuevo plan para combatir al grupo extremista.
El plan que desarrolló el Departamento de Defensa estadounidense ya no es un secreto, y se basa en una mayor involucración militar, mientras entregan armas y artillería a los kurdos y a los grupos de la oposición siria sobre el terreno. También existe el proyecto de construir una gran base militar en el pueblo de Tel Badr, al noreste de Siria. A día de hoy, hay 1.000 soldados allí, y se espera que esta cifra aumente en un futuro próximo. La base americana está cerca de Hasakah, en Siria, a unos 70 kilómetros de la frontera turca y a 50 kilómetros de Irak.
En el lado iraquí de la frontera, Estados Unidos ha seguido aumentando su número de bases militares, tras asegurar cinco en las regiones kurdas. La base militar que se está construyendo en Mosul podría sustituir la base aérea de la OTAN en Incirlik, Turquía. EEUU ha expresado su intención de establecer una base en el aeropuerto militar de Qayyarah, al sur de Mosul. Esta decisión llega tras la reconstrucción de la pista y la renovación de las unidades de vivienda para el personal militar y sus familias. El ministro iraquí de defensa ha informado de que la base aérea reabrirá a mediados de Julio, y se espera que acoja a otras 7.000 tropas estadounidenses.
La iniciativa estadounidense cuenta con el apoyo de varios países; entre ellos Reino Unido, Francia, Alemania, Canadá, Australia, Italia, España, Albania, Polonia, Dinamarca y Estonia. La mayoría de estos países han enviado tropas de apoyo a Irak y han entrenado a los soldados y milicias locales.
El principal objetivo de EEUU en Oriente Medio es crear una nueva realidad geopolítica dinámica entre Mosul y Al-Raqqa; estableciendo una nueva colonia americana en esta caótica región. Hay otros objetivos, incluyendo la protección de Israel y de sus intereses, evitando que cualquier otro país establezca una presencia que amenace la colonización israelí de Palestina. Esto incluye evitar que Irán mantenga su influencia en Beirut, Bagdad y Damasco; así como presionar a Turquía para recuperar su influencia en la región.
Un informe de un instituto de investigación de Washington informó hace poco de que el objetivo de Estados Unidos en la región es evitar el colapso de los Estados, además de combatir el extremismo. La expansión de los intereses imperiales consiste en enfatizar las divisiones étnicas y hallar nuevos aliados entre los distintos mandatarios. Requiere de una inversión en las contradicciones de la región.
Como conclusión, podemos decir que la estrategia de EEUU en Oriente Medio sigue centrándose en sus intereses cliché y en asegurar la seguridad de Israel. Sigue dedicándose a saquear la riqueza de la región y a fortalecer las dictaduras. Aun así, puede que estos factores se alteren, dependiendo de los cambios respecto a la expansión y al liderazgo del Daesh, así como de las aspiraciones de las milicias chiíes respaldadas por Irán.
Entiendo que los intereses estadounidenses no son nada nuevo, y simplemente demuestran que se dedican a imponer su hegemonía en la región apoyando a varios grupos sunníes y chíies y promoviendo sus enfrentamientos. Pretende aprovecharse de la lamentable situación de los árabes. Las estrategias imperiales no constituyen un buen gobierno. Así como Estados Unidos ha fracasado antes, si su visión imperial no evoluciona, seguirá fracasando, debido a su arrogancia y a su intento de evitar la aparición de una auténtica justicia duradera.
Traducido de Arabi21, 12 de Marzo de 2017