Exactamente un año después del acuerdo UE-Turquía, las condiciones para los refugiados e inmigrantes atrapados en las islas griegas son terribles. Las Naciones Unidas estiman que, de los 13.200 solicitantes de asilo, 5.000 son niños que permanecen atrapados en condiciones desgarradoras, abrumados por una profunda incertidumbre y sin acceso a la educación.
La ONG Save the Children ha señalado un dato alarmante en las islas griegas; el deterioro de la salud mental, con problemas como la depresión, autolesiones e intentos de suicidio entre niños de tan sólo 9 años. El acuerdo UE-Turquía ha frenado el flujo de inmigrantes a Grecia, pero, ¿a qué precio?
Save the Children publicó la semana pasada un detallado informe, describiendo el problema de las autolesiones entre los niños refugiados como algo “común”. Un trabajador social explica:
“Se lesionan para llamar la atención. Un día, en mi reunión de 30 minutos con un niño refugiado, ocurrieron dos incidentes de autolesiones en las habitaciones de al lado.”
Las madres de los campamentos encuentran cicatrices auto infligidas en las manos de sus hijos cuando les bañan. “He notado un gran cambio en el comportamiento de mi hijo”, cuenta Babak*, una refugiada iraní que vivía en un campamento de Chios con su hijo cuando el campo fue incendiado y parcialmente destruido. “Está muy asustado. Desde que el campamento ardió, no duerme y tiene pesadillas.”
Los preocupantes informes de intentos de suicidio infantil narran la historia de un niño de tan sólo 12 años que intentó filmar su suicidio, ya que había visto otros hacerlo. En la misma línea, los adolescentes recurren cada vez más al abuso de las drogas y el alcohol como mecanismo de defensa, convirtiéndoles en presa de los traficantes.
La violencia y las agresiones son generalizadas, y particularmente frecuentes entre los 2.000 niños que llegan solos a las islas. Muchos de estos niños viven las 24 horas en un estado de alerta, durmiendo por turnos para intentar estar a salvo. Sacha Myers, gerente de comunicaciones de Save the Children, advierte:“Si las condiciones no cambian, podríamos acabar con una generación de niños que piensan que la violencia es lo normal.”
Entonces, ¿por qué no se hace más por mejorar las condiciones y el futuro de una generación viviendo en un lugar al que llaman “infierno”? “Quieren pintar públicamente el acuerdo UE-Turquía como un éxito”, explica Imad Aoun, gerente de comunicaciones regionales de Save the Children. Lo hacen basándose en la disminución del número de inmigrantes y refugiados que llegan a Grecia desde que el acuerdo entró en vigor el 20 de Marzo de 2016. Pero, a pesar de las cifras más bajas, los que siguen llegando se suman a un peligroso remanente de miles de solicitantes de asilo atrapados en instalaciones en malas condiciones.
Fahim*, afgano, está en la Isla de Lesbos con dos hijos pequeños. Se pregunta:
“¿Si vosotros [Europa] no nos queréis aquí, por qué retrasáis el proceso? ¿No está en contra de lo que llamáis derechos humanos?”
Por desgracia, los derechos humanos no están por encima. Las autoridades griegas quieren trasladar a un gran número de refugiados de las islas a la Grecia continental y otros países europeos, mientras que la UE mantiene su decisión estratégica de dejar a los refugiados en las islas, más cercanas a Turquía y, por lo tanto, a la deportación. Además, Aoun explica: “La estrategia es usar las condiciones de la isla para disuadir a otras personas de llegar, todo el mundo sabe lo que está pasando, pero nadie quiere responsabilizarse”.
Curiosamente, el Ministerio del Interior británico acaba de publicar los criterios de selección de los 150 niños refugiados no acompañados que está previsto que se reasienten en Reino Unido desde Francia, Grecia e Italia. Sólo se considerará a los niños que llegaron a Europa antes del acuerdo UE-Turquía; la mayoría de los niños de Grecia no serán elegibles.
Ali* es un adolescente sirio de 15 años que hubiese sido candidato para el plan de rehabilitación de Reino Unido si no hubiese llegado a Grecia después del 20 de Marzo de 2016. Ali no tiene ningún familiar en Europa, un pasado extremadamente difícil y graves problemas de salud mental.Elianna Konialis, coordinadora de la ONG Praksis, con sede en Atenas, denuncia:
“Europa ha mentido y les está fallando otra vez. No hay ninguna correlación entre su vulnerabilidad y su fecha de llegada, algo puramente circunstancial.”
El momento y las circunstancias son una pobre explicación para los niños abandonados al destino de un acuerdo. No es de extrañar que algunos solicitantes de asilo hayan regresado o estén considerando regresar a los países devastados por la guerra de los que huyeron. Mientras que los padres sopesan sus opciones, cada vez más reducidas, tanto ellos como sus hijos siguen desarrollando enfermedades físicas y mentales a largo plazo, y necesitan atención urgente.
“El primer paso de cualquier recuperación es librarles de estas condiciones.”, explica Aoun. “Cuanto más tiempo se queden allí, más se retrasará su tratamiento y mayores serán las posibilidades de que sus síntomas se vuelvan crónicos.”
Para la UE, la confusión en cuanto a lo que ocurrirá en Turquía, Siria y en otros lugares debería suponer acciones, no una excusa para un mayor estancamiento.
*Los nombres han sido modificados para proteger la identidad de los hablantes.