Los terribles y sangrientos atentados que afectaron a ciudadanos cristianos inocentes que estaban en la cima de sus celebraciones religiosas en Egipto reflejan el fenómeno de terrorismo ciego y de los asesinatos indiscriminados que está sufriendo la región árabe. Un fenómeno así no tiene precedentes en cuanto a cantidad o intensidad, ya que la nación, jamás en su historia, ha sufrido ese desprecio por la vida de los inocentes, como sucede ahora. Además, las iglesias nunca han sido tan propensas de ser atacadas, sino que más bien eran lugares de refugio y protección de civiles presas de la guerra a lo largo de los varios conflictos en el mundo árabe y musulmán.
El primer ataque de la historia árabe moderna en el que el objetivo fue un lugar de culto y sus fieles civiles e inocentes fue cuando el terrorista sionista Baruch Goldstein perpetró su abominable masacre contra ciudadanos inocentes en la mezquita de Ibrahim, en la ciudad palestina de Hebrón.
A lo largo de los últimos años, décadas e incluso siglos, los cristianos no han sido objetivos sistemáticos en la región árabe. Además, las enseñanzas de la jurisprudencia islámica, que forman la base sobre la cual los musulmanes se tratan entre sí, prohibió el derramamiento de sangre cristianas. De hecho, los cristianos son una parte integral de la sociedad árabe y la región nunca ha levantado un estado de guerra contra ellos o los ha perseguido (con la excepción de Líbano durante la guerra civil, y el conflicto tuvo varios aspectos y dimensiones políticas; en ningún momento fue religioso).
El estado de asesinatos ciegos y terrorismo indiscriminado se ha extendido por la región árabe, llegando a perseguir a los cristianos en las iglesias y a los chiitas en las mezquitas y santuarios. Es una situación sin precedentes; ni siquiera Al-Qaeda los asesinaba. Esto indica que el Daesh es más extremo, ya que organiza estas operaciones en un momento en el que muchos dudan que esta organización, a pesar de su terrorismo y extremismo, esté realmente detrás de ataques tan atroces. Es especialmente cierto en Egipto, ya que, en el pasado, el régimen de Mubarak se vio involucrado con la bomba colocada en la iglesia de Alejandría el 1 de enero de 2011 para aliviar parte de la tensión. Esto sucedió tan sólo mes y medio antes de que fuera derribada.
Aceptar que realmente fue el Daesh el responsable de los atentados simultáneos en tres iglesias de Egipto es un nuevo paso, que lleva a una serie de indicaciones y señales muy importantes. La primera es que la organización se está extendiendo por el país día tras día, y toda la información que nos llega sobre las operaciones del ejército en Sinai no tiene ningún valor. Esto se debe a que la calidad de los atentados va en aumento, así como la cantidad, y ahora la organización es capaz de llevar a cabo tres ataques simultáneos en áreas lejanas del centro (Sinai).
La segunda señal es que las operaciones terroristas se desarrollaron frente al actual gobierno de una manera sin precedentes. Esto significa dos cosas, ambas negativas: o el gobierno ha perdido la guerra contra el terrorismo y debe admitir que ya no puede hacerle frente, o el gobierno está involucrado en el refuerzo de este fenómeno para utilizarlo contra sus opositores políticos. Puede usarlo bajo el pretexto de necesitar informar a los egipcios acerca de un gran enemigo que les amenaza, afirmando que la única forma de salvarse es aceptar al gobierno y a sus medidas.
A pesar de las señales y el significado de los últimos bombardeos, y podamos o no criticar al gobierno egipcio por ello; está claro que el fenómeno de terrorismo ciego y asesinato indiscriminado es una realidad. Constituye un gran desafío para toda la región árabe, y este fenómeno no puede abordarse sin apoyar los movimientos islámicos tolerantes y permitirles operar y existir en la sociedad, ya que, por sí mismos, son capaces de extender la idea de que los cristianos son ciudadanos egipcios, al igual que los ciudadanos musulmanes, y que tienen los mismos derechos y responsabilidades y son parte de la sociedad del país. También pueden extender la idea de que los cristianos son una parte integral de la región en la que nació Cristo, que es un refugio para todas las religiones celestiales.
Traducido de Al-Quds Al-Arabi, 11 de Abril de 2017