Casi seis semanas después de la creación de la nueva figura de "primer ministro", las diferencias políticas entre el gobierno y los grandes partidos de la oposición parecen estar retrasando el establecimiento del gabinete ministerial, que se espera que forme el Gobierno de Reconciliación Nacional.
El pasado 3 de Marzo, el presidente Omar Al-Bashir anunció la creación de la figura del primer ministro y nombró a Bakr Hassan Saleh para el cargo, algo que había sido una demanda general de los grupos de la oposición que participan en el proceso del Diálogo Nacional.
El anuncio fue recibido con cierto entusiasmo, pero, a pesar de varias reuniones en el Consejo de Ministros, aún no se ha tomado ninguna decisión oficial sobre los miembros.
Los retrasos en la toma de decisiones no son raros en Sudán, pero el aplazamiento excesivo de la decisión está empezando a alimentar las especulaciones y rumores de que algunos partidos podrían retirar su apoyo al proceso. Un titular de portada del periódico sudanés Al Mustaqila dicta: “¡El Partido del Congreso Popular (PCP) amenaza con retirarse del nuevo gobierno!”
La noticia ha sido desmentida en algunos círculos políticos, pero, más allá de los titulares, una investigación más profunda revela que el PCP ha amenazado con retirarse del proceso si no se añaden las enmiendas que garantizan las nuevas libertades a la nueva constitución. Tienen miedo de que, una vez que esté funcionando la nueva administración, el gobierno pueda decidir recortar algunas de estas libertades y hacer retroceder los progresos conseguidos.
Otro tema de discusión es la exigencia de que el gobierno reduzca la autoridad y el gasto de los Servicios Nacionales de Inteligencia y Seguridad (NISS). En particular, el líder del PCP, Ali Al-Hayy, quiere derogar la Ley de Seguridad Nacional de 2012, que otorga amplios poderes de detención de hasa cuatro meses y medio sin un proceso judicial. A principios de enero de 2016, el parlamento sudanés aprobó varias enmiendas a la constitución provisional de 2005, y el PCP insiste en que los cambios que restringen la función del servicio de la inteligencia a la recopilación y análisis de información deben permanecer.
Mientras el PCP dice que este tema es vital para su contribución al nuevo gobierno, otro líder de la oposición, el doctor Ghazi Salaheldin Atabani, líder del Movimiento Reform Now, también expresó su apoyo a los cambios que garantizan más libertades. Declaró “el NCP gobernante tiene la oportunidad de enviar un mensaje a la comunidad internacional en general y a los partidos sudaneses que se abstienen del diálogo. Consiste en aceptar los resultados del diálogo y hacer concesiones claras para permitir que se forme el próximo gobierno.”
Para añadir más tensión e inquietud están los informes de las dimisiones de miembros del Partido Unión Democrática (DUP), liderado por el ex presidente sudanés, Mohamed El Mighani. Surgieron diferencias en el partido sobre quién debería estar en las listas de candidatos para representar al DUP en las posiciones del gobierno. Esta división ha agravado el retraso en la elección de miembros, ya que no hay acuredo sobre qué candidatos del DUP deberían ser elegidos. Los informes sugieren que el DUP, uno de los mayores partidos de la oposición que han apoyado el proceso del Diálogo Nacional, tendrá varias posiciones en el gobierno.
Como si no fuera suficiente para el nuevo primer ministro, el general Bakri Hasan Saleh, varias fuentes que han hablado con una web de la oposición afirman que los partidos de la oposición tampoco están contentos con los 15 ministerios que permanecerán bajo el control directo del presidente. Los ministerios de Asuntos Exteriores, de Obras y Petróleo y de Defensa serán retenidos por Al-Bashir, mientras que los otros 16 ministerios serán dirigidos por el primer ministro.
Aún no está claro cuándo se resolverán las diferencias entre la oposición y el gobierno. Aun así, ninguna de las partes quiere ser considerado la causa de una división que impida realizar el proceso o que resulte en la retirada de partidos.
El éxito del nuevo gobierno se considera una parte clave de aliviar la presión sobre Sudán, que espera que este junio se retiren las sanciones internacionales impuestas por la ONU y Estados Unidos en 1997 y 2005, respectivamente.
Hace un mes se realizó un rápido progreso hacia el establecimiento de un nuevo gobierno. El grupo armado de la oposición liberó a 237 soldados y el gobierno a 125 para cumplir con las condiciones del Diálogo Nacional; algunos de ellos estaban en el corredor de la muerte. El ex primer ministro, Sadiq al-Mahdi, manifestó su deseo de unirse al proceso, y Mayada Soar al-Dahan, del Partido Liberal Democrático, también firmó el acuerdo el mes pasado.
En retrospectiva, la expectativa general espera la formación de un Gobierno Nacional que logre la paz, la estabilidad y la reducción de la pobreza; pero, entre este optimismo, existe la preocupación de que los intereses encontrados puedan hacer retroceder todo el progreso conseguido.