Después de una campaña tensa llena de polémicas diplomáticas con otros países, de acalorados debates internos y de intercambio de dardos políticos entre los partidarios del "Sí" y del "No", la campaña por el "Sí" ha salido victoriosa por poco, preparando el camino para la primera campaña electoral del país en la que se votará a un presidente con poderes ejecutivos, prevista para 2019.
El gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) ha dirigido una campaña para reformar la constitución turca, que lleva en vigor desde que un golpe militar en 1980 llevó al general Kenan Evren al poder. Esa constitución fue redactada por un régimen militar, y los activistas del "Sí" argumentaron que había hecho que el sistema parlamentario del país, que pronto será reemplazado, sea inherentemente inestable al crear una sucesión de gobiernos de coalición débiles.
Mientras tanto, los partidarios del "No" hicieron campaña en contra de los cambios constitucionales, denunciando que no era sino una estratagema del presidente en funciones Recep Tayyip Erdogan para acaparar cada vez más el poder ejecutivo en sus manos, que se suma a la influencia de la que ya goza en los poderes legislativo y judicial.
Sin embargo, en una campaña dura y a menudo estresante que condujo a una elevada participación de votantes de, (el 85,8 por ciento del censo), la campaña dirigida por el AKP ha salido victoriosa por un escaso margen y con numerosas magulladuras, logrando un resultado poco convincente del 51,3 por ciento del voto popular. Aunque habrá preguntas sobre el alcance de la legitimidad de la victoria considerando el alcance de los cambios propuestos en el referéndum, esto significa ahora que se harán los preparativos para abolir el cargo de primer ministro y para prepararse para las elecciones presidenciales y parlamentarias de 2019.
Una de las principales preocupaciones del campo del "No" fue el hecho de que las elecciones presidenciales y parlamentarias se vayan a celebrar el mismo día. Esto significa que cualquier partido que gane la presidencia probablemente también ganará la mayoría en el parlamento. Además del hecho de que ahora el presidente tendrá derecho a ser el líder de un partido, en contraposición a la figura neutral y no partidista que le reservaba el anterior texto constitucional, lo que significaría que el presidente tendría una influencia significativa sobre la legislación en tanto poseerá amplios poderes ejecutivos.
Incluso partidarios del AKP expresaron su preocupación por este movimiento. En declaraciones a MEMO, Mehmet, que pidió que su verdadero nombre no fuera publicado, dijo que no "sentía que el presidente Erdogan podría avanzar convincentemente con un resultado tan débil". Mehmet también expresó su preocupación por las futuras dictaduras:
Apoyo al Presidente Erdogan, y confío en él para usar el poder de manera responsable para el beneficio de nuestra nación. Pero, ¿qué sucederá después de que él se haya ido? Si el presidente también controla la mayoría del parlamento, éste nunca podrá votar en contra de sus deseos, diga lo que diga la nueva constitución".
Mehmet estaba refiriéndose a las nuevas reglas que harían al presidente criminalmente responsable de sus acciones, ya que un voto mayoritario de los diputados podrían destituirle del cargo.
Sin embargo, los activistas del "Sí" sostienen que tales poderes son necesarios para mantener a raya las crisis políticas, económicas y de seguridad, y que las preocupaciones sobre ir hacia una dictadura o un regímen autoritario son injustificadas.
Muttalip Meric, un estudiante de posgrado que votó "Sí", dijo a MEMO que tales temores eran infundados.
"Una mayoría parlamentaria puede desautorizar a un presidente ", dijo Meric. "Si alguien, Erdogan o cualquier futuro presidente, es claramente incapaz de gobernar, incluso su propio partido lo verá y podría votar en su contra en el parlamento".
"Este no es un sistema personalista, sino que será un sistema de buen gobierno y confío en que tanto el parlamento como el pueblo turco tendrán la sabiduría de votar en beneficio de su nación, que ha sufrido años de mala gobernanza y negligencia de su propio estado ".
Muchos votantes del "Sí", con los que MEMO ha hablado, indicaron que su voto no era sólo para potenciar a su presidente sino también "un voto contra el terrorismo", dirigiendo su ira contra los terroristas de Daesh y los guerrilleros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) responsable de muchos atebntados en Turquía y de numerosas víctimas civiles. También dejaron claro que estaban cansados de los defensores ideológicos del fundador de la Turquía moderna, Mustafa Kemal Ataturk, quienes establecieron lo que muchos perciben como un Estado anti-tradicional que reprimió cualquier expresión religiosa de la mayoría de los turcos musulmanes.
Si Erdogan gana las elecciones de 2019 como se espera, comenzará el primero de los dos posibles mandatos quinquenales y su gobierno como presidente ejecutivo podría durar hasta 2029.
A partir de 2019, todos los presidentes turcos ejercerán amplios poderes, y los próximos dos años siguientes hasta las primeras elecciones presidenciales de la nueva era política turca funcionarán como una transición del antiguo sistema hacia el nuevo, por el que se han decantado poco mas de la mitad de los turcos. Sin embargo, la oposición, que ha perdido por poco el referéndum, tendrá un mayor sentido de legitimidad para su causa durante estos próximos dos años, ya que la victoria del AKP está lejos de ser contundente.