Si hay algún indicador que aleje la atención del análisis tradicional del referéndum turco, éste es la confirmación de que Erdogan es un luchador obstinado que no duda en pelear. Esto fue evidente el día del golpe de Estado, y lo demostró con su decisión de celebrar un referéndum que nadie vaciló en describir como un riesgo.
Al final, Erdogan logró superar la batalla, aunque por un pequeño margen, marcando un récord de 10 victorias electorales y 3 victorias en referéndum en los últimos 15 años.
Las cifras demuestran una clara división de la sociedad turca, pero nadie dijo que las decisiones de este tipo se aprueban fácilmente. ¿Por qué el mundo respetó el Brexit aunque sólo hubiese un 0,5 % de diferencia entre los resultados?
Hablar de una división en la sociedad turca no es algo nuevo, y si solamente esta victoria determinara la opinión de la gente, el Partido por la Justicia y el Desarrollo hubiese contado con un porcentaje mucho mayor que en las últimas elecciones, donde sólo logró un 40% de los sufragios.
Las sensibilidades étnicas y sectarias, además de las partidistas e ideológicas, no pueden cambiarse. Por ejemplo, muchos se han fijado en la opinión del presidente del Partido del Movimiento Nacionalista (MHP, pôr sus siglas en turco), que se declaró a favor de las enmiendas constitucionales. Sus antiguos miembros no la apoyaban tanto. Por supuesto, esto se debe a que consideraban este resultado como una victoria para el partido rival, sin tener en cuenta su opinión sobre las enmiendas.
Independientemente de esto, el referéndum fue aprobado y Erdogan ha conseguido más poder y una nueva victoria. Sin embargo, el país aún no ha superado sus múltiples crisis. Esto no sólo se debe a la caída de la economía, inversa al progreso del partido en los últimos años, debido a las repercusiones de la crisis siria y del golpe de Estado; sino también a las crisis regionales que afligen a todos los países de la zona.
Turquía no es la única nación que sufre de divisiones internas, pero Turquía se está enfrentando a más conspiraciones, y los ataques de Occidente a Erdogan lo demuestran. El apoyo que reciben los kurdos es otra prueba. Además, hay problemas con los sueños de los conservadores de Irán, y los problemas en Siria e Irak son también resultado de este conflicto profundo con Irán.
Turquía tampoco es la única nación que sufre una crisis, ya que la crisis de Irán es mucho mayor, dado su agotamiento en Siria, Yemen e Irak, además de las divisiones internas que podrían intensificarse tras las elecciones del mes que viene. Rusia está sumida en una crisis mayor que la cuestión siria, así como Trump y la situación económica. Europa está en crisis tras el Brexit y sus varios conflictos internos. Estados Unidos sufre una crisis con su presidente temerario e impredecible, mientras Rusia y China se enfrentan a una crisis por el mismo presidente estadounidense. El resultado es que estamos en medio de un caos internacional y regional. No hay duda de que la fuerza de Erdogan en un sistema presidencial le dará la oportunidad de negociar con todo el mundo, especialmente desde que ha cobrado más fuerza tras el golpe de Estado, debido a un mejor control del ejército y de las fuerzas de seguridad. Sin embargo, necesitará mucha sabiduría y poca retórica para superar la actual crisis.
Los que siguieron de cerca la reacción de Europa respecto al resultado del referéndum, así como la frustrada reacción de Irán, saben que estos resultados otorgan más fuerza al presidente y a Turquía. No hay ninguna predicación de la democracia y la dictadura, a menos que creamos que a los gobernadores les importa o creamos que los líderes europeos, que alaban a líderes de países que no conocen las urnas, están interesados en “democratizar” el mundo musulmán.
Traducido de Arabi21, 19 de Abril de 2017