La prensa israelí no ha ocultado recientemente la posibilidad de que haya establecidos canales diplomáticos entre Tel Aviv y Jartum. El pasado septiembre, el periódico israelí Haaretz anunció que el gobierno israelí ha contactado con Estados Unidos para animar a mejorar la relación con Sudán. Los medios israelíes también recogieron rápidamente las declaraciones de Ibrahim Suleiman, miembro del comité de asuntos exteriores sudanés, que afirmó que la mayoría del comité involucrado en el proceso del Diálogo Nacional de Sudan había pedido el establecimiento de una relación “normal y condicionada” con Israel.
Estos informes de los medios siguieron de cerca los lazos diplomáticos entre Irán y Sudán, y señalan un gran cambio en la política exterior del gobierno sudanés. Desde la creación del Estado sionista en 1948, Sudán ha sido un firme partidario de los derechos del pueblo palestino y se ha distanciado del Estado de Israel. Sudán le declaró la guerra a Israel en 1967 y más recientemente en octubre del 2012, cuando Israel lanzó misiles a una fábrica de Jartum. El presidente Omar Al-Bashir se refirió a Israel como el “enemigo sionista que seguirá siendo el enemigo”. Sudán no reconoce y nunca ha reconocido al Estado sionista y, hasta 2005, los pasaportes sudaneses significaban claramente que tenían permitido viajar a cualquier país excepto a Israel.
Sin embargo, la dirección de Israel ha llegado el Este y el Cuerno de África, extendiéndose a la mayoría de los países en la región, con la excepción de Sudán. Se han establecido relaciones diplomáticas con Egipto, Eritrea, Etiopía, Uganda y ahora Sudán del Sur. También se ha entregado armamento a los rebeldes sudaneses, entre ellos Abdul Wahid, del Movimiento de Liberación Sudaés (SLM), que se estableció en Israel. El difunto líder del Movimiento para la Justicia y la Igualdad (JEM), Khalil Ibrahim, también apoyó el principio de las relaciones diplomáticas con el gobierno de Tel Aviv.Sin embargo, parece que existen dos factores motivadores detrás de la medida para normalizar las relaciones con Israel. El primero se produjo cuando un miembro del Diálogo Nacional de Sudán, Rajah Mustapha, estableció la Alianza Solidaria Sudanesa-Judía delante de las narices del gobierno sudanés en Jartum. La alianza fue formada tras las conversaciones para el Diálogo Nacional y sigue la declaración de Ibrahim Suleiman de que la mayoría de los miembros apoyaban la creación de lazos con Israel.
Pero varias fuentes han declarado a MEMO, en el anonimato, que hubo muy pocos miembros del comité que respaldaron la idea. “Aunque la noción fue incluida en el primer borrador del documento del Diálogo Nacional, no tuvo mucho apoyo y la idea fue rechazada en el borrador final”, contó.
El segundo factor tras esta medida parece ser una condición que Estados Unidos está colocando sobre Sudán para reconocer al Estado sionista como una precondición para retirar las sanciones económicas impuestas en 1997 en 2005 y también la etiqueta de país promotor del terrorismo. Las discusiones para levantar las sanciones culminaron en la retirada temporal del embargo contra Jartum sin la retirada de su nombre de la lista de países promotores del terrorismo. Los medios israelíes se apresuraron a aprovechar la respuesta del ministro de exteriores Ibrahim Ghandour cuando se le preguntó sobre la posibilidad de establecer una relación con Israel, citándole diciendo “no nos importaría estudiar esa posibilidad”.
Su respuesta fue considerada un ablandamiento significativo de la postura sudanesa contra Israel, y varios medios de comunicación israelíes han analizado los comentarios para demostrar que Sudán está cambiando de opinión.
Sin embargo, Ali Al-Sadig, portavoz del ministerio de exteriores sudanés, afirmó para Agence de Presse Africaine que los comentarios del ministro se han sacado de contexto.
“El apoyo del gobierno y del pueblo de Sudán a la causa palestina es ben conocido. No ha cambiado y no lo hará.”
La prensa israelí también ha tomado los recientes comentarios del presidente sudanés, Omar Al-Bashir, que declaró al diario saudí Al-Okaz el 14 de marzo de 2016 que “incluso si Israel hubiese conquistado Siria, no habría infligido la destrucción que se está produciendo ahora mismo allí, no habría matado a la cantidad de personas que han sido asesinadas, y no habría expulsado a la gente como les están expulsando.”
Sus comentarios fueron recibidos con optimismo en Tel Aviv, aunque sus palabras parecen apuntar al régimen sirio. Aun así, Al-Bashir parece sugerir que las atrocidades de Bashar Al-Assad contra su propio pueblo son peores que la violencia de Israel contra los palestinos.
Sea cual sea la verdad sobre el contacto entre ambos Estados, la posibilidad de retomar la relación con Israel ha hecho estallar un debate en Sudán entre los eruditos religiosos. En febrero, el antiguo miembro de la Junta de Estudiantes de Sudán y el presidente del Partido Wasat Islámico, Yusuf Al-Koda, dijo que no hay pruebas islámicas que eviten la normalización de la relación con Israel.
En una conferencia titulada “Sobre el Despertar [Religioso] y el Diálogo” celebrada el 6 de febrero de 2017, Al-Koda pidió a Sudán que declarara una tregua con Israel y estableciese relaciones diplomáticas, afirmando que no hay ninguna prohibición religiosa que lo impida. Como prueba, mencionó el acuerdo de Hudaibiya, en el que el profeta Muhammad (la paz sea con él) firmó con sus rivales.
Pero el encargado de prensa de la Embajada Sudanesa de Londres, Khalid Mubarak, contó a MEMO:
“Sudán es signatario de la iniciativa saudí de marzo de 2002 que aceptaron también Estados Unidos y otros países. La propuesta sugiere que las relaciones diplomáticas y el reconocimiento del Estado israelí sólo pueden producirse si Israel se retira de los territorios ocupados, entre ellos Jerusalén Oriental; vuelve a las fronteras de 1967 y permite que se establezca un sistema de dos Estados; hasta ahora, Israel no ha dado una respuesta positiva.”
A lo largo de los años, Mubarak ha investigado la forma en la que el lobby sionista ha intentado socavar Sudán. En su publicación “El lobby israelí y Sudán”, cataloga acusaciones de que los grupos sionistas han dirigido contra Sudán. Contó a MEMO que es poco probable que la política de Sudán cambie.
Si la noticia del contacto secreto sudanés con Israel es cierta, no será bien recibida entre el componente islámico del gobierno sudanés, que ha sido un partidario leal de los derechos de los palestinos. Sudán apoya a los movimientos de resistencia en Palestina, liderados por grumos como Hamás y la Yihad Islámica.