Ciegos de odio, algunos israelíes tienden a realizar acciones espectaculares y apostaría que la barbacoa organizada a las puertas de una prisión en la quelos prisioneros políticos palestinos mantienen una huelga de hambre es una de ellas. Varios miembros del partido de extrema derecha Unión Nacional declararon que el propósito de su patética acción del jueves era burlarse de los prisioneros en huelga de hambre. Parece curioso que hombres adultos utilicen tanto tiempo y energía para hacer algo así, pero aquellos que participaron en el picnic dijeron que querían “celebrar la huelga de hambre” y “romper los espíritus” de los huelguistas, esperando que el olor a carne se colara en la prisión. ¿De verdad creían que unos prisioneros que han tomado la extrema decisión de ponerse en huelga de hambre abandonarían su protesta sólo por oler unas chuletas de cordero asándose al otro lado de las paredes de su celda?
Supongo que el intento de los colonos simplemente ha aumentado la determinación de los huelguistas en su heroico boicot entre rejas, que, claramente, ha tenido el efecto deseado en sus carceleros. Como sabe cualquiera que alguna vez haya organizado una campaña, en lo que concierne a un activista, la peor reacción contra su activismo es la completa indiferencia, así que es obvio para cualquiera que conozca la huelga de hambre dirigida por el líder palestino Marwan Barghouthi que está teniendo un impacto psicológico importante en la sociedad israelí.
La huelga de hambre ha recibido una extensa cobertura en Palestina y en todo el mundo; celebrándose manifestaciones y mítines de apoyo. Los abogados de los prisioneros palestinos han decidido suspender sus apariciones profesionales frente a los tribunales israelíes en solidaridad con sus clientes.
El apoyo internacional a Palestina ya está aumentando gracias al pacífico movimiento de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS), que empezó en 2005 por petición de unos académicos palestinos. Israel ha invertido millones de dólares y una gran cantidad de capital político para intentar acabar con el BDS, pero muchas de las democracias occidentales aliadas de la campaña creen que esta táctica está diseñada para limitar la libertad de expresión. Es otro épico fracaso de Israel.
Sin embargo, los activistas israelíes de derechas siguieron adelante y montaron sus parillas a las afueras de la prisión de Ofer, al oeste de Ramallah, en la Cisjordania ocupada, y publicaron un comunicado de prensa. Declararon que su barbacoa acabaría con la voluntad de los prisioneros si respiraban “el humo y sufrían el olor de la carne, y les demostraremos que no cederemos a sus caprichos.”
Quizás deberían haber invertido más tiempo de su desperdiciada juventud en leer Antonio y Cleopatra, de Shakespeare, que en freír chuletas, salchichas y hamburguesas. Estos hombres (eran todos hombres) se habrían dado cuenta de que el hedor de su odio revela mucho sobre ellos y su mentalidad. “Con el tiempo odiamos lo que a menudo tememos”, dice Charmian en el Acto 1, Escena 3.
En otras palabras, la barbacoa de los colonos fue una clara demostración de que lo que temen realmente los israelíes es que los palestinos tengan razón sobre la injusticia y la naturaleza primitiva de cómo son tratados en el sistema carcelario del Estado sionista; que es parte del organismo inhumano de la ocupación militar de Israel. La huelga de hambre es una protesta contra la detención indefinida de palestinos sin cargos ni juicio, bajo la ley de la “detención administrativa”, que se remonta a la era del mandato británico. Este abuso del derecho internacional y de los derechos humanos ha vuelto a quedar expuesto.
Y eso no es todo. Miles de prisioneros no pueden recibir visitas por motivos de seguridad. Esta prohibición incluye a padres, esposas y otros seres queridos cercanos. También hay problemas serios con la asistencia sanitaria, o la falta de ella; a muchos prisioneros se les priva de un diagnóstico adecuado y de un tratamiento que pueda, potencialmente, salvarles la vida. Los prisioneros palestinos no tienen permitido acceder a teléfonos públicos en prisión; de hecho, no hay ninguno en las cárceles en las que son retenidos, así que ni siquiera pueden comunicarse con sus abogados y mucho menos con sus familiares. Los derechos humanos más básicos con los que cuentan la mayoría de los prisioneros del mundo civilizado son denegados a los palestinos detenidos por Israel. Los prisioneros políticos también han pedido que se reintegren los cursos educativos y han pedido que se detenga el maltrato y el abuso de todos los detenidos palestinos; hombres, mujeres y niños. Sí, Israel tiene detenidos al menos a 300 menores.
Gente de todo el mundo está conociendo el trato inhumano que reciben los prisioneros palestinos y, gracias a la carne asándose frente a la brutal prisión de Ofer, también somos testigos del odio ardiente que sienten algunos israelíes contra otros seres humanos como ellos simplemente porque son palestinos. Este tipo de acciones solían llamarse racismo y eran totalmente inaceptables. Aún lo son en la mayoría del mundo, menos en Israel.
Esta heroica resistencia ha estallado en las cárceles israelíes con 1.500 de los 7.000 prisioneros palestinos en huelga de hambre. Ahora saben que Amnistía Internacional apoya sus demandas, ya que ha pedido a Israel que acabe con sus políticas “injustas y crueles”. Si saber que la muerte les espera a largo plazo no disuade a estas almas valientes en huelga de hambre, ¿cómo pueden siquiera creer los colonos israelíes que un olor a barbacoa lo hará? Su odio les ciega, y ahora todo el mundo lo sabe.