La publicación del nuevo documento de principios políticos llevada a cabo por el Movimiento de Resistencia Islámica (conocido pro su acrónimo árabe Hamás) ha provocado especulaciones sobre los verdaderos motivos políticos y estratégicos detrás de este cambio de estrategia.
Junto con la elección del gazatí Ismail Haniyeh como nuevo líder de la oficina política de Hamás, al menos el documento de nuevas políticas sugiere nuevas iniciativas políticas por parte del liderazgo de Hamás. Por su parte, Hamás está convencido de que el ascenso de Haniyeh no refleja un "problema de liderazgo".
En términos ideológicos, la última declaración de principios no es una desviación significativa de la visión de Hamás. La piedra angular de la nueva Carta, es decir, el reconocimiento de las fronteras de 1967, es una opción pragmática que surge de prolongadas deliberaciones internas. Vale la pena señalar que, a diferencia de la carta constitutiva de Hamás de 1988, el nuevo documento es el fruto de años de debate interno.
Leer: Los nuevos estatutos de Hamás y el consenso palestino
Fundamentalmente, en l relativo a dos cuestiones, a saber, el reconocimiento a Israel y el derecho de retorno de todos los refugiados palestinos, Hamás no ha cambiado su posición. Esto implica que el Movimiento de Resistencia Islámica sigue distinguiéndose de las principales facciones palestinas, en particular de Fatah.
¿Resistencia a desaparecer?
La actitud oficial israelí hacia la nueva carta se caracteriza, como es habitual, por la burla y la mofa. En un video de 97 segundos, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, lanzaba una copia del documento a la papelera.
En Estados Unidos, algunos medios de comunicación han sido menos desdeñosos con la nueva carta, calificándola como un intento de moderación de gran calidad. Pero claramente, en lo que respecta al gobierno estadounidense, cualquier cosa que no alcance el pleno reconocimiento de Israel y la renuncia a la lucha armada no será suficiente para eliminar a Hamás de la lista de organizaciones terroristas del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Más concretamente, algunas de las críticas más duras hacia el documento se han centrado en el reconocimiento de Hamás de las fronteras de 1967, en un momento en que todos los principales interesados parecen haber perdido la fe en la solución de los dos Estados.
Leer: Hamás esboza su visión para la Palestina del siglo XXI
En términos políticos, estratégicos e ideológicos, tres cuestiones fundamentales forman el contexto y el motor de la iniciativa de Hamás. En primer lugar, es un impulso para desbrozar el estancamiento actual en las relaciones palestino-israelíes y, por extensión, el deseo de los líderes de Hamás de salir del confinamiento de la Franja de Gaza; la segunda es una reacción estratégica tardía a la degradación de las relaciones con Irán y con el "eje de la resistencia". En tercer lugar, se pone de manifiesto el deseo de fijar las relaciones con los principales Estados árabes sobre una base más estable.
Ahora se acepta ampliamente que el proceso de paz de los Acuerdos de Oslo es tan bueno como olvidado. Aunque superficialmente esto parece apoyar la posición de línea dura de Hamás, específicamente su política de lucha armada, en realidad plantea un conjunto de desafíos fundamentales para el movimiento islamista palestino. A corto y medio plazo, el abandono de la solución de los dos Estados reforzará aún más las dos principales facciones palestinas, Hamás y Fatah, en la Franja de Gaza y Cisjordania, respectivamente.
Esto plantea desafíos potencialmente existenciales a Hamás, ya que si es necesario asegurar mínimamente sus objetivos básicos, el movimiento islamista tiene que operar en el contexto de la unidad palestina. La separación física de la Franja de Gaza de Cisjordania es la encarnación de una profunda ruptura política e ideológica que Hamás debe abordar.
Cuestión de ideología
En cuanto a su relación con Irán, la nueva carta podría consolidar el reciente distanciamiento -que ya viene de largo- a cuenta de sus posturas radicalmente opuestas sobre el conflicto sirio. Una ruptura más profunda con Irán es inmensamente significativa en la medida en que la República Islámica es, con diferencia, no sólo el adversario más fuerte de Israel, sino uno con una tendencia a monopolizar la lucha anti-israelí bajo la rúbrica de el "eje de la resistencia".
Hasta ahora, la reacción de Irán ha sido ambivalente, con un experimentado diplomático iraní reprendiendo a Hamás por su aparente apaciguamiento de los estados árabes, mientras otro insiste en que Irán continuará manteniendo su enfoque "paternal" hacia Hamás.
El distanciamiento de Hamás respecto al "eje de la resistencia" apoyado por Irán no sólo es importante desde un punto de vista estratégico, sino que también tendrá consecuencias en términos ideológicos en la medida en que el Movimiento de Resistencia Islámica necesitará términos de referencia más claros para justificar su oposición al Sionismo y al Estado de Israel.
Otra característica importante del documento es la negación de afiliación a la Hermandad Musulmana. En términos prácticos, esto no significa nada, ya que Hamás no tiene vínculos orgánicos significativos con grupos islámicos regionales. Sin embargo, en términos ideológicos, es importante en la medida en que aleja a Hamás del destino de la Hermandad Musulmana de Egipto.
Al aparecer como un actor totalmente independiente, distante de los dos polos centrales del "despertar islámico", a saber, la Hermandad Musulmana de Egipto y la República Islámica del Irán, Hamás está en mejor posición para gestionar sus relaciones internacionales.
El establecimiento de vínculos estables con los principales actores árabes y posibles Estados europeos clave es fundamental para que Hamás siga siendo una fuerza líder en la vida nacional palestina. Pero si esto implicará un avance en la lucha contra la ocupación israelí, eso todavía está por verse.