Miles de marroquíes se manifestaron ayer en la ciudad norteña de Alhucemas para protestar contra "la injusticia y la corrupción", siete meses después de que un pescador muriera aplastado por un camión de trituración de basura mientras trataba de recuperar la pesca que le había sido confiscada por la policía.
En medio de banderas amazigh -bereberes- cánticos y pancartas proclamando "¿Eres un gobierno o una banda?" la marcha se dirigió pacíficamente por el centro de Alhucemas, hasta llegara la plaza principal, escoltados en todo momento por la atenta vigilancia de la policía y la gendarmería real marroquí.
Pese a que Marruecos es un país estable sin gran conflictividad social, las tensiones en Alhucemas han estado en aumento desde el pasado mes de Octubre, tras la muerte del pescador Muhsin Fikri.
Entonces, el incidente provocó una gran indignación, al ser percibido como un episodio más de la "hogra", un término coloquial en el árabe magrebí que significa "privación de dignidad o humillación debido a los abusos oficiales o corrupción", y provocó algunas de las protestas más grandes desde las manifestaciones inspiradas en la Primavera Árabe de 2011.
Los manifestantes abarrotaron ayer la plaza principal de Alhucemas, mientras tiendas, cafés, restaurantes y en general todos los negocios locales cerraron ayer, en una muestra de apoyo a las protestas sin precedentes. Las multitudes abuchearon cuando pasaron frente a una comisaría de policía.
"Nuestras exigencias son claras, queremos el fin de la presencia de las fuerzas de represión, queremos hospitales .... Queremos empleos, queremos universidades", dijo Mohammed Boumasoud, de 23 años, miembro del movimiento "Hirak", que denuncia la corrupción.
Dos puestos de control de la policía y tres de la gendarmería real se encargaron de reorganizar el tráfico de acceso a la ciudad, incluyendo un aumento de los niveles habituales de medidas de seguridad.
Las autoridades marroquíes por lo general observan con atención las protestas sociales, nerviosas por los disturbios producidos en las manifestaciones de 2011. Durante esas protestas, el rey de Marruecos reaccionó renunciando a parte de su autoridad en beneficio del Parlamento, a través de una reforma constitucional que profundizó en el proceso democrático del país norteafricano.
Los gobiernos de diversos estados del norte de África están muy expuestos a este tipo de protestas -basadas en las frustraciones entre la creciente masa de jóvenes desempleados y la falta de desarrollo en las zonas marginadas-. En Túnez, este mes también se han producido duras protestas que amenazaron con bloquear la producción de gas en el sur del país.
Mientras las multitudes se reunían en una plaza, Nasser Zefzafi, líder de "Hirak" reunió a los manifestantes al coger el megáfono. Zefzafi ha sido blanco de duros ataques en medios pro-monárquicos, que le han acusado de ser un separatista de la región del Rif.
La ira por la muerte de Fikri, que sorprendió incluso a los partidarios más firmes del palacio, fue un recordatorio del descontento más amplio que pesa sobre la región a causa del desempleo y de la brecha entre ricos y pobres, que en parte causó también las protestas pro-democracia de 2011.
A principios de esta semana, el gobierno marroquí emitió un comunicado en el que reconocía la importancia de las protestas del Rif e instaba a los funcionarios a avanzar rápidamente para implementar una estrategia de desarrollo dirigida a proporcionar empleos en la región.
El Rif declaró su independencia entre 1921 y 1926 durante la resistencia de varias tribus contra el dominio colonial español. Incluso después de la independencia de todo Marruecos, en 1956, la región ha venido teniendo una relación tensa con las autoridades centrales de Rabat, alegando a menudo que sufre discriminación por parte del Estado.
"La muerte de Muhsin Fikri fue la gota que colmó el vaso", dice el activista Rabih Boushaaoul, miembro de Hirak. "La muerte de Fikri despertó al Rif de un sueño profundo."