El apoyo de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) al recientemente formado Consejo Político del Sur (CPS) ha añadido tensiones y un nuevo giro político al conflicto, esta vez dentro de la propia coalición liderada por Arabia Saudí. Esta nueva dinámica ha socavado el objetivo original de la coalición internacional para Yemen –apoyar al gobierno del presidente Abd Rabbuh Mansur Hadi– y deja un complejo escenario protagonizado por tres gobiernos: los Hutíes –apoyados por Irán y con el control de Saná–, el gobierno de transición liderado por Hadi y el recién formado CPS, al sur.
Los intentos secesionistas del sur de Yemen no son nuevos, de hecho en 2007 –bajo el paraguas del movimiento Hirak– ya se organizó una oposición política contra el gobierno central. Aunque este nuevo grupo apoya a Hadi en su lucha contra los hutíes, su objetivo principal es la secesión –alimentada por la marginación política y económica de la región–. Su surgimiento supone una amenaza directa para el gobierno de Hadi, al atacar directamente a la unidad del país, una de las razones que motivaron la intervención de de la coalición capitaneada por Arabia Saudí.
El anuncio de la formación del SPC el 11 de mayo, con el exgobernador de Adén –Ali Aidarous Al-Zubaidi–a la cabeza causó además tensiones entre los saudíes y los EAU, que apoyaron al nuevo organismo político en el que se han integrado hasta 26 líderes sureños. Hadi acusó a los EAU de ser una fuerza “ocupante” en vez de “de liberación”.
La destitución de Al-Zubaidi y de Hani Ben Brik, ambos exministros de Adén y con buenas relaciones con los Emiratos, causaron tensiones con los EAU. Y aunque Hadi bendijo la participación de este país en la guerra contra los hutíes, ha quedado claro que su visión para el futuro de Yemen es claramente distinta. El jefe de seguridad de Dubai criticó al gobierno de Hadi, asegurando que acabar con su reinado era el primer paso necesario para poner fin al conflicto. Por su parte, el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) se niega a reconocer al SPC, alegando que “está condenado al fracaso”, y el ministro de asuntos exteriores kuwaití, Khaled Al-Jarallah añadió que su aparición suponía un “desarrollo negativo” del conflicto yemení, aunque al mismo tiempo aseguró que Kuwait apoyaría a dicho organismo si ayudaba a llevar la paz a Yemen.
Al-Zubaidi viajó a Arabia Saudí la semana pasada con la intención de entablar conversaciones diplomáticas con los saudíes, pero el viaje fue en vano, pues las autoridades de Riad ignoraron su llegada. La visita diplomática era una “treta” en un momento en el que los saudíes habían limitado las actividades del nuevo presidente y los yemeníes del sur necesitaban liderazgo. Asimismo, los medios saudíes anunciaron que la aparición del SPC suponía “un golpe” que situaba a Al-Zubaidi en una posición de vulnerabilidad. Las autoridades del reino ignoraron a Al-Zubaidi, enviando un frío y claro mensaje de que Riad no reconocería la legitimidad de su presidencia.
Como resultado del trato profesado por Arabia Saudí, los informes apuntan a que Al-Zubaidi disolverá el SPC si Hadi lo restituye como gobernador de Adén o si le ofrece un puesto ministerial equivalente. Por todo ello, cabe preguntarse, ¿será el apoyo de EAU al SPC el fin de la coalición árabe en Yemen?