Desde 2015, la coalición liderada por Arabia Saudí ha estado combatiendo a los rebeldes hutíes, un grupo armado que representa a los zaidíes del norte de Yemen y que es apoyado por Irán, para intentar expulsarlos de Saná, la capital yemení. En medio de la compleja y volátil guerra civil de Yemen, la toma de la ciudad portuaria de Hudaydah –situada en la costa del Mar Rojo–, y controlada por los hutíes, se antoja inminente e ineludible, al tratarse de un punto vital de entrada de ayuda humanitaria. La guerra civil se ha cobrado ya las vidas de miles de civiles inocentes, y todas las partes implicadas han sido acusadas de violaciones de los derechos humanos. Cualquier ataque sobre Hudaydah supondrá un cambio para el rumbo del conflicto, hará escalar la contienda política y hará más profunda la crisis humanitaria que vive el país.
Importancia estratégica
Hudaydah es un salvavidas para los yemeníes que viven actualmente en un crisis de hambruna que no deja de empeorar cada día. La llegada de suministros al puerto se ha reducido más de un 50%, dejando a 3,3 millones de yemeníes –incluyendo a 2,1 millones de niños–, desnutridos, según las Naciones Unidas (ONU).
Estratégicamente posicionado y con acceso fácil a rutas hacia el norte y el sur del país, Hudaydah está también situado al sur de Ras Isa, una terminal flotante que exporta hasta 125.000 barriles de petróleo al día desde la provincia de Marib –un enclave que ha atraído recientemente la atención de las operaciones antiterroristas de EE.UU.– convirtiéndolo en un punto estratégico.
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El 22 de mayo, la ONU expresaba su preocupación acerca de cualquier ataque inminente en el puerto de Hudaydah y sobre la necesidad de mantener a la población a salvo. El enviado de la ONU en Yemen, Ismail Ould Cheikh Ahmed, viajó a la capital esta semana para pedir a los hutíes que asistieran a las negociaciones en Kuwait o en Ginebra.
Sin embargo, el enviado fue atacado por los hutíes, que lo acusaron de ser “parcial” en su enfoque sobre el conflicto y que no les ofrecía nada nuevo, “sólo lo que le manda la coalición liderada por Arabia Saudí”. Con ello, Ould Cheikh se vio obligado a abandonar el país sin haber podido alcanzar un acuerdo entre las partes enfrentadas. Ni EE.UU. ni la coalición han intentado seriamente resolver el conflicto yemení por la vía política ni abordar una crisis humanitaria que empeora por momentos. En su lugar, la primera visita diplomática de Donald Trump a Arabia Saudí terminó con la firma de un contrato de venta de armas a los saudíes por valor de 110 mil millones de dólares, lo que refuerza la estrategia llevada a cabo hasta ahora por Riad en Yemen.
Armas iraníes
Arabia Saudí asegura que el puerto está siendo utilizado por los hutíes para recibir cargamentos de armas desde Irán, si bien no hay ninguna evidencia empírica que sustente dichas acusaciones. El Secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, aseguró que la coalición liderada por Arabia Saudí y que opera en las aguas del Mar Rojo había “descubierto las complejas redes iraníes creadas para armar y equipar a los hutíes”. Tanto la coalición como el Secretario de Defensa estadounidense, Jim Mattis, han prevenido a Irán acerca de alimentar la guerra sectaria en la península arábiga.
A pesar de que la coalición está decidida a atacar Hudaydah, no se puede negar que ni Arabia Saudí ni Emiratos Árabes Unidos (EAU) ni las fuerzas aún leales al presidente yemení Abd Rabbuh Mansur Hadi son capaces, ahora mismo, de mantener la seguridad sobre dicho puerto. Por esta razón, los EAU han solicitado la intervención de EE.UU. y la ampliación de su ya muy longeva campaña antiterrorista contra Al-Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) para que incluya ahora también a los hutíes, pese a ser un grupo antagónico, al menos en términos sectarios.
Un conflicto marcado por las directrices de EE.UU. y Arabia saudí
En un informe al Consejero de Seguridad Nacional estadounidense, Gen. McMaster, el Secretario de Defensa Jim Mattis mostró interés en apoyar con medio militares a la coalición liderada por Arabia Saudí. No obstante, los legisladores estadounidenses siguen dudando acerca de la legitimidad de atacar a los hutíes. Toda nueva intervención armada de EE.UU. necesita del apoyo del Congreso, el cual no ve en este momento ninguna necesidad en que las fuerzas estadounidenses se embarquen en una guerra contra los hutíes.
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Hasta ahora, los enfrentamientos entre EE.UU. y los hutíes ha sido marginales, con algún disparo de artillería de los hutíes lanzado contra embarcaciones de EE.UU. o sus aliados en el Mar Rojo, y que han sido respondidas de inmediato. Asimismo, no sería exagerado pensar que una alianza con la coalición liderada con Arabia Saudí pudiera llevar a una guerra indirecta con Irán. La estrategia de la coalición para capturar Hudaydah y forzar a los hutíes a negociar pasa irremediablemente por entablar intensos combates. Los hutíes, por su parte, están bien surtidos de armas, por lo que no sería de extrañar que esta estrategia derivara en un aumento de los ataques e incursiones contra territorio saudí.
No nos confundamos, no existe solución militar al conflicto yemení. Los grupos armados como Al-Qaeda y el Dáesh son los que primero se están beneficiando de la persistencia del conflicto, aprovechándose de dinámicas que legitiman su causa en el campo de batalla. En última instancia, son los civiles los que se están viendo presa del fuego cruzado y de la hambruna, el cólera y la desnutrición. Las negociaciones políticas deben empezar inmediatamente, pues sino los civiles seguirán muriendo a causa de la violencia sectaria y las luchas por el poder político.