Tras 66 días de huelga de hambre continúa, el militante irlandés Bobby Sands falleció, junto a otros diez de sus camaradas. Habían retado a la Primera Ministra británica, a la “Dama de Hierro”, a Margaret Thatcher, la cual se negó a hacer ningún tipo de concesiones a los presos en huelga.
Cuando comenzó esta huelga, Bobby Sands tenía solo 27 años, y estaba saludable, en el apogeo de su juventud. Su cuerpo era una chispa de energía en las prisiones británicas, mientras que los presos palestinos, muchos de los cuales han pasado más tiempo en prisión que todo lo que Sands llegó a vivir, dejaron su juventud atrás hace ya mucho tiempo. Muchos superan los 40 años, sus huesos se han vuelto frágiles, su resistencia física ha disminuido, sus venas se han endurecido y sus miembros se han entumecido. Algunos han alcanzado ya los 60 años, como mis amigos Kareem Yunis, Rushdi Abu Mukh, Marwan Barghouti y Ahmad Sa'adat.
Bobby Sands fue un parlamentario británico elegido por el pueblo irlandés. Su gente lo amaba tanto como los palestinos aman a Marwan Barghouti, miembro del Comité Central; tanto como los habitantes del “Triángulo” amaban a Karim Yunis y a Ibrahim Mukh; tanto como Cisjordania amaba a Ahmad Sa'adat y a Abbas Al-Sayed y tanto como Gaza amaba a Hassan Salameh.
Bobby Sands estuvo en huelga de hambre indefinida durante 66 días sin rendirse. Prefirió una muerte digna a la humillación en vida, pues una muerte puede traer dignidad a la vida y la vida es humillante sin una muerte digna.
Marwan Barghouti también se niega a aceptar la humillación, Waleed Daqqa se niega a someterse y Abdulá Barghouti no venderá jamás su orgullo. Están inspirados por la experiencia del Ejército Republicano de Irlanda (el famosamente conocido como IRA, por sus siglas en inglés) y no cederán ante los criminales que los tienen encerrados. Han sacrificado muchos años de sus vidas y están llamando a las puertas de la muerte tras 39 días en huelga. Están vendiendo los días que les quedan de vida a cambio de la dignidad de su nación. Son los que eligen la prisión frente a las tarjetas VIP, los que eligen sus celdas antes que viajar a la India o China, los que prefieren los barrotes a sentarse con Donald Trump y besar sus manos manchadas con la sangre de otros árabes.
Bobby Sands murió en 1981, pero la humanidad recuerda su heroico sacrificio. Documentos históricos confirman que 100.000 personas participaron en la comitiva fúnebre de Sands. Numerosas protestas estallaron en todo el mundo contra Reino Unido, y la historia recordará siempre su nombre envuelto en gloria.
Por su parte, el nombre de Margaret Thatcher sigue despertando indignación a día de hoy, y a excepción de aquellos que estaban obligados a ir, nadie acudió a su funeral, mientras la gente bailaba de júbilo por haberse librado de la malvada mujer.
El parlamentario Marwan Barghouti no morirá en las prisiones israelíes, incluso si insiste en emular la experiencia de Bobby Sands. Marwan y sus camaradas expulsarán a la muerte de nuestra tierra. Marwan Barghouti, Maher Yunis, Abbas Al-Sayyed, Ahmed Sa'adat, Raed Al-Saadi, Faris Baroud Gharabiyya, Jarabeen Khalaf, Abu Susour, Jardat, Salhab, Tamimi, Abu Al-Rub, Sawafta,... todos ellos permanecerán vivos en la memoria colectiva del pueblo palestino. Los espías y los traidores morirán, aquellos que acudieron a la inteligencia israelí para librarse de Marwan Barghouti y del resto de rebeldes como él.
Los presos palestinos están esperando el apoyo del pueblo. Necesitan ardientes confrontaciones con los colonos en las carreteras de Cisjordania. Las sentadas no presionan a los israelíes ni afectan a las decisiones de su gobierno, y los palestinos que prohibieron las marchas hacia las barreras y puntos de control israelíes lo saben. Parece que estuvieran forzando a Barghouti a seguir el camino de Bobby Sands. ¿Habrán olvidado que su destino será el mismo que el de Margaret Thatcher?
Publicado originalmente en árabe en Felesteen Online, 24 de Mayo de 2017
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