Una repentina escalada de tensiones entre Emiratos Árabes Unidos (EAU), Arabia Saudí y Egipto contra Qatar se ha desatado durante la última semana. Parece planeada de antemano, precisamente en un momento en el que el último estaba invirtiendo enormes esfuerzos es superar las tensiones acumuladas con sus vecinos del Golfo.
Los acontecimientos se desarrollaron a partir del pasado martes, a raíz de unas declaraciones inventadas y atribuidas al Emir de Qatar, y que circularon rápidamente por el canal de televisión Al-Arabiya, de propiedad saudí, y Sky News Arabia, un canal emiratí, así como en canales egipcios privados y medios virtuales de los tres estados. Las declaraciones contenían alegaciones acerca de tensiones entre Qatar y la administración Trump; unas llamadas de Doha a Egipto, EAU y Baréin para que revisaran su posición anti-qatarí; y la afirmación de que Irán representa un poder tanto regional como islámico al que no puede ignorarse, y que no es sabio aumentar las tensiones contra Teherán.
A pesar de que la Agencia de Noticias de Qatar (QNA, por sus siglas en inglés) negaron rápidamente la autenticidad de estas declaraciones –y se dijo que la web de QNA había sido hackeada– los saudíes, los emiratíes y los egipcios ignoraron las quejas y continuaron su análisis de las mismas como si el documento fuera auténtico. El hecho de que el análisis fuera apoyado desde el principio con complejas infografías en vídeo, –que necesitan su tiempo para producirse– indicaron a las autoridades qataríes que todo podría haber sido planeado de antemano.
Las declaraciones ocuparon la mayor parte del tiempo de los noticiarios y portadas de los medios anteriormente mencionados durante un día entero. No obstante, los ataques contra Qatar y su jefe de Estado han continuado, indicando que esta escalada de tensiones ha sido totalmente planificada por EAU y Arabia Saudí. Los dedos acusadores apuntan a los príncipes de ambas coronas, Mohammad Bin Zayed y Mohammad Bin Salman, respectivamente, especialmente porque los medios implicados en el escarnio al emir están, de una u otra forma, conectados a sus figuras.
Esta escalada colectiva contra Qatar parece intencionada, pero ¿por qué ahora? Llega justo después de los líderres de las cuatro naciones se reunieran en el Congreso Islámico-Estadounidense en Riad, en presencia de Donald Trump y de docenas de líderes de otros Estados árabes e islámicos. ¿Existe alguna relación entre este congreso y el ataque contra Qatar?
La respuesta podría encontrarse en un reportaje publicado por el periódico británico “The Guardian” el jueves. En él se comentaba las presiones que está actualmente sufriendo Trump en casa –supuestamente por parte del lobby pro-israel– para que reconsiderara sus relaciones con Qatar, a raíz del apoyo sistemático de este último al movimiento de resistencia Hamás, en contra de la ocupación israelí, y por su apoyo a los Hermanos Musulmanes.
En este contexto, The Guardian llamó la atención acerca de unas declaraciones recientes del ex secretario de defensa de EEUU, Robert Gates, que criticó el apoyo de Qatar a Hamas y a la Hermandad. En la misma línea, el director de Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, Ed Royce, dijo que daría salida a un decreto que castigara a aquelos países que apoyan a ambos movimientos, señalando a Qatar.
La presión que sufre el presidente en EEUU podría haberse reflejado en su discurso ante los líderes del mundo islámico en Riad, y en el que mencionó Hamás –un movimiento en contra de la ocupación israelí de Palestina– junto a grupos como Al-Qaeda o el Dáesh. Esto ha dado a EAU y a Arabia Saudí la oportunidad de lanzar su propio ataque contra Qatar, presionándole para que también reconsidere su posición. Incluso puede que la administración Trump haya dado luz verde a esta operación, pudiendo así presionar a Qatar sin poner en peligro la alianza estratégica entre Washington y Doha, que aloja la mayor base de la Fuerza Aérea estadounidense de toda la región.
La escalada contra Qatar podría tener otra faceta. Riad y Abu Dhabi comienzan a estar preocupados acerca de numerosas webs que han señalado tramas en Yemen y en el Cuerno de África, así como la generosidad de Arabia Saudí con la administración Trump. Quizás con la esperanza de que Trump de su bendición a una eventual sucesión del trono del reino en favor del príncipe Mohammed Bin Salman.
Como ha ocurrido recientemente, los emiratíes y los saudíes tienden a eliminar a las voces disidentes relacionándolas inmediatamente con los Hermanos Musulmanes y con Qatar. Por eso hace unos días ciertos sitios web de EAU y de Egipto –cuyo gobierno también estuvo implicado–lanzaron una campaña contra dichos disidentes. Y por esa misma razón las autoridades de Abu Dhabi y Riad decidieron bloquear docenas de páginas web, incluyendo Al-Jazeera.net
De nuevo, el visto bueno para esto viene de los escalafones más altos del gobierno emiratí, incluyendo al ministro de Asuntos Exteriores Anwar Gargash y el director general de la Policía y la Seguridad Pública de Dubai, Dhahi Khalfan. Si esto refleja algo, es la credibilidad e influencia de las webs en cuestión, así como el enorme temor a los nuevos medios en EAU.
Asimismo, los analistas han llamado la atención acerca de la enorme preocupación de EAU, a lo largo de las últimas semanas, por la respuesta de Qatar al “Golpe de Aden”, que fue respondido con por parte de los medios controlados por Bin Zayed con un despiadado ataque contra la red de Al-Jazeera, con sede en Doha. A pesar de que la posición de Qatar coincide con la de Riad –ambos se oponen al golpe– hay una cuestión referente a las cuentas privadas del príncipe saudí, y que le hacen favorable a reforzar sus relaciones personales con Abu Dhabi. Diversos factores pueden haber coincidido para desarrollar posibles explicaciones y escenarios para la escalada múltiple contra Qatar, y en los próximos días deberemos estar atentos, pues seguramente salgan a la luz nuevos datos y se clarifique el asunto.
Traducido de New Khalij, 25 de Mayo de 2017.