Las similitudes entre la crisis de Cachemira pakistaní-india y la cuestión de Abyei entre Sudán y Sudán del Sur son claras, dado que todas son disputas sobre el control de un territorio que antes era parte de un solo país. Como en Palestina y Cachemira, los acuerdos y negociaciones no han arreglado nada y como en las disputas de Oriente Medio y Asia del Sur, las dos partes se han arraigado – ambas insisten en que la otra parte no es razonable.
Seis años después de que Sudán se convirtiera en dos países, el problema insoluble de Abyei no sólo sigue siendo una espina clavada en los Estados vecinos, sino que también constituye una carga para la paz internacional que el Consejo de Seguridad de la ONU ya no quiere acarrear.
Las raíces del problema se remontan al Acuerdo General de Paz de 2005, que dio a Sudán del Sur el derecho a la autodeterminación mediante un referéndum y dividió la riqueza petrolera del país en un 50/50 durante el periodo de seis años antes de que se celebrara un referéndum. El acuerdo también otorgó a la zona de Abyei un estatus “especial” y bajo un protocolo aparte, se programó con su propio referéndum el día que Sudán del Sur celebró su plebiscito. La decisión de Abyei era o permanecer en el norte o ser considerada parte del Sur en caso de separación.
Geográficamente, Abyei es parte del norte de Sudán, como confirmó la comisión fronteriza de la ONU en 2012, pero, políticamente, la zona, principalmente poblada por Ngok Dinkas, es considerada por los sureños como parte de Sudán del Sur. La fuerza de este sentimiento reside en que Sudán del Sur incluye oficialmente la zona en su constitución transicional redactada en 2011, pero, bajo la presión de Sudán y otras agencias internacionales, Sudán del Sur fue obligado a eliminar del documento las referencias a Abyei.
“Lo diré y lo repetiré un millón de veces; Abyei es parte del norte y seguirá siendo parte del norte” declaró el presidente de Sudán, Omar Al-Bashir, que amenazó con no reconocer al nuevo Estado si el Sur seguía insistiendo en la anexión de Abyei.
Añadiendo más complejidad a la naturaleza del asundo, se cree que Abyei es rica en petróleo y que es frecuentada por tribus nómadas del norte, incluyendo al pastor de Messeriyah y de Razzigat que, durante periodos de hasta seis meses, utilizan varias partes de la zona para el pasto del ganado. Un desafiante Al-Bashir afirmo que ningún referéndum será válido hasta que estas tribus sean incluidas en el plebiscito y tengan el derecho a votar.
“(La zona)… debe someterse a la voluntad de las urnas o las balas decidirán el asunto”, advirtió Al-Bashir en 2012.
En 2011, antes de una votación destinada a excluir a las tribus nómadas sudanesas, las Fuerzas Armadas de Sudán descendieron en gran número. Durante un tiempo, la crisis amenazó con llegar a una reanudación a gran escala de la guerra civil que disputaron ambas partes durante casi tres décadas. La oportuna intervención del AUHIP, liderado por el antiguo presidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki, comprometió a ambas partes a formar un organismo de control con tropas de las dos zonas y la creación de un área de desmilitarización que allanaría el camino para una transición pacífica del poder y reduciría las tensiones.
El estallido de la guerra civil en Sudán del Sur en 2013 puso al tema en segundo plano, y la consecuente crisis, agitación política y falta de seguridad en ambos países supuso que las negociaciones planeadas se aplazaran o cancelaran.
El AUHIP ha convocado a ambas partes la semana que viene en Addis Abeba para intentar progresar de manera tangible antes de que se retiren las 4.000 tropas de la Fuerza Provisional de Seguridad de las Naciones Unidas. Hay quien considera que resolver el problema de Abyei es clave para solucionar las disputas entre Sudán y Sudán del Sur en su conjunto.
Mawan Muortat, analista político sudanés, declaró a MEMO:
“Si la Unión Africana puede hacer un avance en este tema, podría significar que se establezcan otros acuerdos en otros territorios fronterizos disputados, como Kordofán Sur y el Nilo Azul. Pero existe una frustración creciente, especialmente entre las nueve tribus Ngok Dinka, ya que estos problemas llevan demasiado tiempo sin resolver.”
Esta frustración llevó a que los Ngok Dinka organizaran un referéndum unilateral en octubre de 2013 que apoyó abrumadoramente la adhesión a Sudán del Sur; pero Jartum, Juba, la Unión Africana y la comunidad internacional se negaron a reconocer la votación.
Sin embargo, la probabilidad de un gran avance depende de llegar a un acuerdo mediante el Comité Conjunto de Supervisión de Abyei, co-presidido por Hassan Ali Nemir de Sudán y Deng Mading Mijak de Sudán del Sur. Las diferencias entre ambas partes sobre el derecho a celebrar un referéndum persisten, aunque es probable que el AUHIP presione para que no se celebren consultas entre líderes tribales y para que la zona de Abyei siga siendo una zona libre de armas. Los negociadores de la Unión Africana parecen no llegar a una conclusión fija, pero esperan que los acuerdos locales involucren a los dos vecinos en la administración conjunta y pacífica de la zona sin llegar necesariamente a una decisión definitiva sobre su propiedad.
Afortunadamente, a diferencia de los conflictos de Palestina o Cachemira, la militarización de la zona, los asentamientos forzados de un grupo sobre otro o los niveles inaceptables de violencia, entre otras cosas, se han mantenido en un mínimo; pero, hasta que se llegue a un acuerdo político en un referéndum o en alguna forma de compartir el poder, es probable que la situación siga estancada durante más tiempo.