Los informes que afirman que las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF, por sus siglas en inglés) han advertido a las milicias chiíes iraquíes que no entren en su territorio son, a primera vista, un potencial añadido a la complejidad del conflicto en Siria. Las SDF están dominadas en su mayoría por las Unidades de Protección Popular (YPG), una milicia sirio-kurda alineada política e ideológicamente con el Partido de Trabajadores del Kurdistán (PKK). Las YPG son el aliado clave de Estados Unidos en Siria, y la principal fuerza del inminente ataque al bastión del Daesh en Raqqa.
Aunque aún está por ver hasta qué punto esta declaración beligerante de las SDF se refleja en la política oficial de las YPG, no hay duda de que quién ha inspirado estas declaraciones ha sido Estados Unidos y de que el destinatario del mensaje es Irán. Es la última señal de la postura agresiva estadounidense en Siria frente a Teherán y las fuerzas aliadas con los iraníes. En este caso, el principal objetivo de EE.UU. es evitar que Irán construya un corredor terrestre desde Irak hasta la costa mediterránea de Siria.
Sin embargo, esta última escalada reforzará la determinación de Teherán de seguir adelante con su proyecto y de cosechar los frutos de su considerable inversión de sangre y dinero en el conflicto sirio. Irán tiene la ventaja en este rifirrafe, ya que Teherán no sólo está dispuesto a arriesgarse a la confrontación militar, sino que también cuenta con más activos en el terreno, así como una mayor resolución estratégica a largo plazo.
La dimensión iraquí
El espectro de las milicias iraquíes chiíes organizadas formalmente como las Unidades de Movilización Popular (PMU, por sus siglas en inglés) en la frontera entre Irak y Siria es una clara señal del cambio en la balanza de poder en Irak frente al colapso militar del Daesh. Aunque los principales beneficiarios de este colapso en el noroeste de Irak son los kurdos iraquíes, en el contexto de una rivalidad iraní-estadounidense en el país, los iraníes han logrado superar de nuevo a sus enemigos americanos. Ambas potencias han invertido una cantidad considerable de recursos en la lucha para desarticular al Daesh en Mosul con el fin de extender su propia influencia en Irak.
A medida que el ejército iraquí y las unidades especializadas de la policía federal iraquí soportaban el peso de la lucha dentro de Mosul, en contraste, las PMU hicieron un empuje estratégico en las zonas del oeste de la ciudad. En vista de la conectividad a varios niveles con la infraestructura de la influencia iraní en Irak, es casi seguro que está decisión se tomó en Teherán.
El control de puntos delicados de la frontera entre Irak y Siria es un objetivo clave de las PMU por razones de disuasión y proyección de poder. Desde un punto de vista disuasivo, el control de fronteras genera un mayor sentido de seguridad y disuade al Daesh y a sus aliados de reagruparse en las zonas cercanas. En términos de proyección de poder, las PMU necesitan crear la impresión de que tienen la capacidad (si no la voluntad) de cruzar descaradamente la frontera de forma organizada con el fin de apoyar al gobierno sirio y a sus fuerzas aliadas.
El aspecto de la volición es importante, ya que, hasta ahora, las PMU no han cruzado formalmente la frontera, incluso aunque muchos militantes iraquíes chiíes la han cruzado para unirse a sus aliados sirios en varias zonas de batalla.
En realidad, a pesar de la última declaración beligerante de la SDF, no existe un gran riesgo de un conflicto inminente entre las PMU y las YPG. A pesar de sus profundas diferencias políticas e ideológicas, ambas partes comparten intereses pragmáticos comunes, sobre todo su antipatía hacia los rebeldes sirios y los yihadistas.
Además, en el interior de Irak, las PMU están aliadas con las Unidades de Resistencia de Sinjar (SRU), un compatriota ideológico de las YPG en la medida en que ambos grupos son extensiones del PKK. Existen informes que dicen que las operaciones de las PMU en puntos clave de la frontera entre Irak y Siria cuentan con el apoyo de las SRU.
La dimensión siria
En grandes términos estratégicos, la presencia de las PMU en puntos clave de la frontera entre Irak y Siria significa básicamente que Irán ha establecido un control parcial sobre su frontera más frágil. Aunque esto supone una expansión de la influencia iraní en Irak, su verdadera importancia reside en el mensaje que envía a través de la frontera siria.
En términos inmediatos, es una respuesta a la escalada del conflicto con EE.UU., en especial el ataque el mes pasado contra un convoy pro-sirio cerca de Al-Tanf. Es una señal de resolución por parte de la República Islámica y un mensaje que se no quedará de brazos cruzados, mientras que Estados Unidos se dispone a dominar el noroeste de Siria por delegación, principalmente a través de las SDF.
A un nivel estratégico más profundo, significa la decisión de Teherán de construir el corredor terrestre que unirá Irán y Siria. Este proyecto es vital para la seguridad nacional iraní, así como para consideraciones económicas y comerciales más amplias. Además, los iraníes consideran este corredor como una recompensa por su inquebrantable apoyo al gobierno sirio desde el comienzo del conflicto.
Teniendo en cuenta el hecho de que uno de los objetivos principales de la concentración estadounidense de fuerzas, asesores y procuradores en áreas cercanas a la frontera iraní parece ser acabar con el proyecto del corredor terrestre, es inevitable que se produzca un enfrentamiento en algún momento. El descuido de este frente por alguna de las partes enviaría una señal inconfundible de debilidad, con grandes repercusiones para el control de Siria después del conflicto.
Sin embargo, dentro de Siria, Estados Unidos está poniéndose al día tras años de relativa desconexión. Ausente durante el despliegue de una importante fuerza militar en el este de Siria, Estados Unidos está destinado a perder este rifirrafe con Irán. Para empezar, los aliados locales de EE.UU. no son ni dignos de confianza ni necesariamente duraderos. Como organización paraguas, las SDF se verán obligadas a fragmentarse en algún momento, probablemente después de la derrota militar del Daesh en Siria.
Si bien el núcleo de las SDF, las YPG aliadas con el PKK, seguirá siendo una fuerza cohesionada, la durabilidad de “Rojava” como una entidad política en Siria puede no desarrollarse en una proposición válida, ya que todos los principales interesados en el conflicto, en particular el gobierno sirio, la oposición siria, los rebeldes sirios en el terreno y, no menos, Turquía; se oponen rotundamente a un Estado del PKK dentro de Siria revestido de autonomía kurda.
La batalla por el este de Siria dará comienzo en serio tras la expulsión del Daesh de Raqqa y Deir ez-Zor. A falta de un cambio fundamental en la confluencia de perspectivas, intereses y sucesos, las fuerzas estadounidenses e iraníes están preparadas para un enfrentamiento importante en la región.