El presidente de Francia, Emmanuel Macron, inició la semana pasada la primera etapa de su visita de dos días a Marruecos en la que se debatiría la lucha contra el terrorismo, el conflicto libio y la disputa de Qatar con sus vecinos del Golfo.
La esposa del rey Mohammed VI, la princesa Lala Salma, y el príncipe heredero de 14 años, Moulay Hassan, saludaron a Macron y a su esposa a su llegada al aeropuerto antes de que fueran conducidos al palacio real para las conversaciones.
Acerca de las conversaciones que mantuvieron sobre Qatar, declararon que tanto París como Rabat tienen afán por mediar para así encontrar una solución a la crisis.
"El presidente Macron ha hablado con todos los jefes de Estado de la región y ha pedido el apaciguamiento. Estos esfuerzos podrían unierse al intento de mediación que Marruecos quiere llevar a cabo", declaró el Palacio del Eliseo.
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Una fuente diplomática francesa aseveró que "la prioridad es ayudar a resolver la crisis".
En la agenda de Macron estaba el conflicto en Libia, donde el gobierno respaldado por la ONU todavía está luchando para imponer su legitimidad mientras intenta mantener su autoridad frente a la autoridad oriental rival.
Se espera que París también discuta sus planes de "intensificar" la cooperación en la lucha contra la radicalización y el terrorismo antes de que la reunión concluya hoy.
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Durante una conferencia de prensa, Macron confirmó la preocupación del rey por las protestas que se están llevando a cabo en el Rif, región a la que afirma querer mucho.
Respondiendo a las preguntas sobre la situación en Alhucemas, Macron subrayó que "no tiene derecho a emitir un juicio sobre una cuestión de política interna", pero confirmó que las protestas en curso en el norte de Marruecos son una cuestión importante para el Rey.
"El rey expresó su deseo de ver la situación calmada cuanto antes, y resolver las demandas de los ciudadanos de manera concreta en términos de políticas públicas".
La región ha sido testigo de protestas durante las últimas semanas, en las que los rifeños se han levantado por una mayor inversión estatal y desarrollo económico y social para una región que consideran que recibe muy poco o nada de recursos por parte del gobierno central marroquí.