EE.UU. ha concluido su investigación interna respecto al bombardeo de la mezquita de Omar Bin Al-Khattab en Siria y ha declarado que el ataque aéreo fue “legal”. Según la versión oficial de los acontecimientos, “dos docenas” de combatientes de Al-Qaeda fueron asesinados en el incidente, además de una posible víctima civil, descrita como “una persona de corta estatura”, La informaciones recabadas sobre el terreno, incluidos informes llevados a cabo por organizaciones de defensa de los derechos humanos, testimonios locales y periodistas asentados en Siria, difieren bastante de la versión de las autoridades estadounidenses.
El ataque tuvo lugar el 16 de marzo, aproximadamente a las 6:55 pm. Las fuerzas especiales de los EE.UU. atacaron la mezquita cercana a Al-Jinah, un pueblo en la provincia de Alepo, en el norte de Siria. Un caza F-15 de EE.UU. y un drone MQ-9 bombardearon la mezquita en la cual se habían reunido alrededor de 300 personas con motivo de la oración de la tarde y una conferencia religiosa. El ataque destruyó una sección entera de la mezquita, segando la vida de 49 civiles, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Los Cascos Blancos sacaron 38 cuerpos de entre los escombros. Los EE.UU. negaron en un principio haber atacado la mezquita, pero tras una minuciosa investigación de Bellingcat, Forensic Architecture y Human Rights Watch concluyeron que sí lo habían hecho y que de hecho al menos 38 personas había muerto.
Varios reporteros fueron contactados por el general Paul Bontrager, director de operaciones en el Comando Central de Operaciones de EE.UU (CENTCOM, por sus siglas en inglés) para ser citados en la investigación, aunque la versión oficial de los hechos no ha sido emitida públicamente. Sin embargo, Airways, una organización dedicada al registro de bombardeos de la coalición en Siria e Irak, publicó la transcripción de estas conversaciones.
El ataque se lanzó en base a previos informes de inteligencia
“No hemos encontrado ni una sola evidencia que desacredite la información recabada por nuestros servicios de inteligencia, a lo que se suman informes realizados después del bombardeo.”
General Paul Bontrager, CENTCOM.
Según dijo el general Bontrager el 14 de marzo , “militantes sirios y Al-Qaeda habría acordado llevar a cabo una reunión con los líderes del grupo” en Jinah. El 15 de marzo, las fuerzas de EE:UU. Recibieron informaciones que reforzaban la probabilidad de que Al-Qaeda hubiera participado en dicho encuentro. El 16 de marzo, drones de reconocimiento e informantes sobre el terreno confirmaron que se estaba llevando a cabo un encuentro, y fue entonces cuando se inició el proceso que llevó al bombardeo.
Las fuerzas de EE.UU., encargadas de bombardear el lugar, estaban en comunicación con la TEA, el cuerpo encargado de velar por la eficacia y la “legalidad y regulaciones” de los bombardeos. Los hechos y la información para iniciar el bombardeo fueron suministrados.
El F-15 lanzó “diez proyectiles” y el drone disparó “dos misiles”, según se indica en la transcripción. La investigación estimó que “dos docenas de hombres que participaban en una reunión de Al-Qaeda murieron en el ataque, junto a varios heridos”. Los EE.UU. mantienen la versión de que sólo un civil murió en el ataque, posiblemente un niño.
Los EE.UU. no entendieron las costumbres del lugar
Bilal Abdul Kareem, un periodista estadounidense que trabaja para On the Ground News, contó a MEMO: “Si los EE.UU. sólo recabaron información durante tres días se podría explicar su error, pues se trataba de una reunión semanal con Jamaat Tabligh, un grupo religioso de tipo misionero. Se reúnen todos los jueves por la tarde, algo que se sabe en todas las partes del mundo donde el grupo está presente. Y se han reunido en esta mezquita todos los jueves de los últimos cuatro años”.
Bontrager dijo que las informaciones no fueron recabadas sobre el terreno, lo que ha podido llevar a la masacre de los civiles reunidos en la mezquita con el único propósito que rezar.
“Si esto hubiera ocurrido en Chicago o en Los Ángeles, nadie habría lanzado un ataque como este” insiste Abdul Kareem. “Ellos mismos [los EE.UU.] han cerrado la investigación, no tienen a nadie sobre el terreno y no hablaron con nadie.
Las consideraciones de la investigación de EE.UU.
A pesar de que especialistas militares y civiles tomaron parte en la investigación de EE.UU., el general Bontrager dejó claro que ninguno de ellos estuvo involucrado en las decisiones que llevaron al bombardeo. Algo que habría sin duda limitado enormemente la habilidad de los investigadores para evaluar los detalles del ataque sobre la mezquita, incluso pudiendo revisar todos los documentos disponibles, incluidos los vídeos y los informes de inteligencia y de operaciones.
Una revisión de fuentes de “segunda mano”, sin tiempo suficiente para entender cómo se llevaron a cabo las consideraciones legales y operacionales, no sirve para dar cuenta de cómo y por qué se desarrollaron así los acontecimientos. Los vídeos e informes no dan ninguna información detallada del contexto en el que ocurrieron los hechos. Es necesario un análisis más minucioso de las comunicaciones entre el equipo que llevó a cabo el bombardeo y los responsables de la TEA para poder ver qué se dijo y cuándo. Las conversaciones entre el piloto, el comandante y el asesor legal deben ser analizadas y publicadas en pro de la transparencia y para comprender cuál fue su percepción de lo que pasó en los días previos y durante el ataque, junto con los vídeos. Esto permitirá al público entender por qué militares estadounidenses atacaron una mezquita y confundieron un encuentro religioso con una reunión de militantes de Al-Qaeda tras sólo tres días recabando información.
Cuatro errores operacionales
El general Bontrager confirmó cuatro errores cometidos durante a la mezquita. Para empezar, hubo un flujo de información incompleto con la TEA, luego varios oficiales se relevaron sin transmitirse la información de manera adecuada para seguir con la operación. También fue un fracaso no incluir centros religiosos dentro de la lista de lugares de categoría 1,”no bombardear”. Finalmente, aquellos responsables que sospechaban que se trataba de un simple encuentro religiosos no lo transmitieron a la TEA.
A pesar de que los cuatro puntos fueron asumidos durante la rueda de prensa que tuvo lugar respecto a la investigación, Bontrager siguió afirmando que no hubo negligencias por parte de ninguna persona u organización implicada en el proceso.
El derecho relativo a los crímenes de guerra
Según la posición de EE.UU., solo había una persona “de baja estatura” como víctima civil del ataque, lo que lo convertía en un ataque proporcionado y legal. Incluso la TEA sabía de la presencia de dicha persona en el lugar que se pretendía bombardear, y dio luz verde para que el ataque tuviera lugar.
El hecho de que los edificios religiosos no estuvieran localizados en el mapa es un tema que debería preocupar a las autoridades responsables, y es señal de negligencia por parte de los responsables del comando de operaciones especiales.
Un ataque en un edificio religiosos es una clara violación del derecho internacional relativo a la guerra y podría ser considerado un crimen de guerra. Los EE.UU. atacaron a civiles en Al-Jinah y usaron una fuerza indiscriminada y desproporcionada.
Según el derecho internacional, las partes participantes de un conflicto sólo pueden atacar a un civil si este está participando directamente en las hostilidades. Bajo la definición de EE.UU. de “combatientes”, “todos los varones en edad de combatir” asesinados en una zona en conflicto, ya sea en un bombardeo o con un drone , se considera un potencial y justo objetivo. Esta política ha sido llevada a la práctica en países como Pakistán, Somalia y Yemen, que han sido testigos de numerosas víctimas civiles relacionadas con ataques de EE.UU. contra “milicianos”.
Lo que sabemos de la investigación interna respecto al bombardeo de la mezquita de Omar Ibn Al-Khattab nos dice mucho acerca de la política estadounidense de “asesinatos selectivos”. El año pasado, los EE.UU. publicaron un informe con el número de víctimas civiles que habían ocasionado en Pakistán, Somalia y Yemen. Las cifras no eran más que una fracción de las compiladas por organizaciones independientes.
El Departamento de Defensa de EE.UU. necesita tomarse en serio el efecto dominó de ataques aéreos como el de Al-Jinah, pues tiene un enorme potencial para hacer escalar los conflictos. Una evaluación adecuada del bombardeo sobre la mezquita de Omar Ibn Al-Khattab debería concluir que lo que se atacó fue un encuentro de Jamaat Tabligh, un grupo misionero. Ataques indiscriminados contra este tipo de eventos tienen un gran potencial para aumentar el odio contra los EE.UU. y sus políticas que, por su naturaleza extrema, sólo llevarán a más radicalismo entre aquellos que se oponen a las intervenciones militares de EE.UU. a nivel internacional. Al fin y al cabo, la violencia engendra violencia, constituyendo un vicioso, y mortífero, círculo.