El primer ministro indio Narendra Modi realizó una histórica visita a Israel, en el marco del 25 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países en 1992. Modi fue recibido por el primer ministro Benjamín Netanyahu y su equipo de protocolo, incluyendo a rabinos y líderes religiosos, en el aeropuerto de Ben Gurión, un gesto normalmente reservado al Papa y a los presidentes de EE.UU.. Según el embajador de Israel en India, Daniel Carmon, la visita de Modi es de “una importancia sin precedentes” para las relaciones entre ambos países.
Durante su visita de tres días, Netanyahu acompañará a Modi en la mayoría de las etapas planeadas. Ambas partes esperan firmar varios acuerdos para fomentar la innovación, el desarrollo, y las nuevas tecnologías. La visita de Modi no incluyó el paso por Ramala, algo habitual para los líderes que quieren mantener vínculos tanto con Palestina como con Israel.
Por diversas razones, Israel da una importancia mucho mayor a la visita de Modi que a la de cualquier otro primer ministro que haya visitado el país recientemente. India es un suculento mercado para las exportaciones israelíes, gracias a su población de 1.300 millones de personas. Israel ha trabajado duro, durante mucho tiempo, para llegar al mercado indio. El volumen de exportaciones israelíes a la India alcanzó los 1.100 millones de dólares el año pasado, sin ni siquiera contar los diamantes y la tecnología de defensa. Las inversiones de India en Israel comprenden solo 17 millones de dólares, aunque ambos países quieren potenciar las relaciones económicas. Poco antes de la visita de Modi, el gobierno israelí aprobó un documento en el que se incluían nuevas propuestas para las relaciones bilaterales y un presupuesto para inversiones de 79,6 millones de dólares.
Más allá de los acuerdos comerciales, Israel cerró su mayor acuerdo de la industria de la seguridad con la India, vendiéndole un sistema de defensa con misiles valorado en 2.000 millones de dólares. La empresa estatal israelí IAI declaró tres meses antes de la llegada de Modi que había asegurado un contrato por valor de 2.000 millones de dólares a cambio de un sistema de misiles tierra-aire de medio alcance, además de un misil adicional de largo alcance diseñado para un portaviones indio.
Israel recibe su parte del programa de modernización de Modi, que incluye un presupuesto de 250.000 millones de dólares, para los equipos del ejército indio, siendo el segundo proveedor de armas a la India después de Rusia. Asimismo, se espera que Modi firme otro acuerdo para aumentar las compras de armas a Israel. Además de suministros de armas, Israel planea proveer a la India de tecnología agrícola, transfiriendo su tecnología de potabilización de aguas y sus equipos de riego por goteo a proyectos como la depuración de las aguas del Ganges, considerados una prioridad por Modi.
Esta visita histórica de Modi revela un cambio de política hacia Israel. Teniendo en cuenta la tradicional neutralidad con la que India se ha acercado a los asuntos de Oriente Próximo, la visita de Modi supone un cambio sin precedentes. Aunque no sea la primera visita de Modi a Israel. En 2006, llevó a cabo una visita cuando era el gobernador del estado de Gujarat. De ahí hasta su victoria en las elecciones de 2014 fue considerado un aliado de Israel. Algunos hasta consideran que su cambio de perspectiva se debe a que en su visita de 2006 prometió volver a Tel Aviv como primer ministro.
Dado su alineamiento tradicional con las tendencias antiimperialistas y anti coloniales, India ha sido desde siempre uno de los países no árabes que ha apoyado más fervientemente la causa palestina. El país votó en contra del plan de partición de la ONU de 1947 y fue el primer país no árabe en reconocer a la OLP. Sin embargo, su decidido apoyo fue sustituido después con una acercamiento más equilibrado hacia la cuestión palestino-israelí, asumiendo una actitud más positiva hacia Israel, comenzando por el establecimiento de relaciones diplomáticas en 1992.
Este cambio se hizo más evidente con la llegada de Modi al poder. Mientras Modi se preparaba para su nuevo puesto en 2014, India votó contra Israel en la ONU. Sin embargo, un año después, durante su legislatura, India fue uno de los cinco países que se abstuvo en la votación convocada por ACNUR para tomar acciones contra Israel por los crímenes de guerra cometidos en Gaza. Esto se repitió en 2016.
Por otro lado, el lado palestino sí sigue manteniéndose neutral frente a la visita de Modi a Israel. Según el embajador en la India, Adnan Abu Alhaija, la relación entre Palestina e India no se ha visto afectada por la misma, no ha cambiado y está más asentada que la que tiene Delhi con Israel. Al fin y al cabo, ambos pueblos sufrieron el colonialismo.
En concordancia con esto, las autoridades indias y palestinas han intercambiado visitas en numerosas ocasiones. Después de la última visita de Abbas a la India, ambos intercambiaron mensajes positivos e India subrayó su apoyo decidido al Estado palestino. No obstante, la comunidad musulmana de la India no está contenta con la visita de Modi. Según Reuters, un miembro del parlamento regional indio que defiende los derechos de la comunidad musulmana, Asaduddin Owaisi, dijo “la visita de Narendra Modi a Israel sólo reforzará su ocupación sobre Palestina”.
Aparentemente, las principales razones que permitieron el acercamiento entre ambos países es la visión fuertemente nacionalista de Modi, su perspectiva para el futuro de la India y política de seguridad. Modi es conocido por ser un nacionalista indio y un defensor del libre mercado. El primer ministro indio ha desarrollado una iniciativa de construcción nacional llamada “¡Fabriquen en la India!”, cuyo objetivo es el de transformar el país en un centro global de diseño y manufacturas. Aunque la iniciativa respondía a las peores cifras de crecimiento jamás vistas en la India, entre 2012 y 2013.
Esto hizo que Modi pudiera generar una estrategia para el desarrollo de la economía del libre mercado que permite atraer a empresarios y aliados comerciales de todo el mundo. Israel quiere ser una parte importante de esa iniciativa. Al mismo tiempo, India se enfrenta a algunos retos para la seguridad que llevaron al Partido del Congreso a criticar sus políticas, considerándolas un fracaso. Modi pretende superar estos retos creando un poderoso ejército que cuente con el pionero sistema de defensa israelí.
Incluso si India ha subrayado que seguirá manteniendo una política equilibrada respecto al conflicto palestino-israelí, la realidad sobre el terreno apunta a todo lo contrario. India está desarrollando sus vínculos con Israel a la vez que este último pone en marcha una postura hacia Palestina cada vez más dura. En cuanto a la voluntad del gobierno de Netanyahu de seguir expandiendo los asentamientos ilegales en Cisjordania, la esperanza de los dos Estados –que se supone concluiría con la creación de un Estado soberano palestino, al mando de su propia seguridad, a lo largo de las fronteras de 1967– se desvanece.
Comparando el actual apoyo de India a Palestina con el del pasado, la situación es aún peor si consideramos el acercamiento entre India e Israel. Si India mantendrá o no su postura respecto a la necesidad de una solución justa para poner fin a la ocupación iniciada en 1947, es algo por lo que preocuparse.