Tres jóvenes palestinos -Muhamad Laaafi, Muhammad Shar y Muhammad Hassan, de 17, 18 y 21 años- han sido asesinados en Jerusalén Este y en torno a trescientos más han resultado heridos como resultado de los enfrentamientos de este viernes con las fuerzas de ocupación israelíes que se han producido tras el rezo colectivo de esta mañana en la mezquita de Al-Aqsa, en la ciudad vieja de Jerusalén.

Los disturbios era previsibles, en tanto los palestinos habían convocado un "Día de la Ira" para este viernes, en protesta por las medidas impuestas por Israel en la Explanada de las Mezquitas, entre las que se encuentra la instalación de detectores de metales y el registro selectivo de quienes accedan al templo, que los palestinos rechazan. La policía israelí, además, había prohibido hoy el acceso a los varones palestinos menores de 50 años a toda la ciudad vieja de Jerusalén.

Un joven de 17 años ha muerto en el barrio de Ras El Amud, al parecer, alcanzado por los disparos de un colono israelí. Otro joven del barrio de Al-Tur también ha muerto en el hospital tras ser gravemente herido en los disturbios, mientras un tercero ha muerto abatido por disparos de la policía hebrea en el pueblo de Abu Dis, a las afueras de Jerusalén Este.

Además, otras 200 personas han resultado heridas en los enfrentamientos registrados en distintos puntos de la ciudad, así como en Cisjordania, según informa la Media Luna Roja. También hay centenares de detenidos, muchos de ellos de entre los asistentes a las oraciones de Al Aqsa, ya que los fieles intentaron sobrepasar los controles de seguridad instalados por las fuerzas de ocupación. Sólo los hombres de más de 50 años y las mujeres tenían permiso para acceder al área.

Varios líderes religiosos y políticos palestinos -entre ellos el Muftí de Jerusalén, que fue detenido la semana pasada- habían convocado a la población a acudir masivamente este viernes a la mezquita de Al-Aqsa, en protestas por las medidas israelíes, que fueron instaladas la semana pasada después del ataque de dos palestinos contra las fuerzas de seguridad hebreas, que se saldó con la muerte de los asaltantes y de dos policías israelíes.

El gobierno israelí había desplegado esta mañana un batallón de refuerzo y hasta 3.000 efectivos policiales extra para hacer frente a la avalancha de musulmanes que desde primera hora abarrotaban las calles cercanas a la Explanada.

Israel justifica las medidas de seguridad como necesarias tras lo visto en el ataque de la semana pasada, pero los palestinos sospechan que las autoridades sionistas quieren aprovechar la ocasión para afianzar su dominio sobre Jerusalén Este, -ocupada ilegamente según la legalidad internacional- y en concreto sobre la Explanada de las Mezquitas, que los judíos denominan "el monte del Templo", en referencia al templo bíblico de Salomón, y el cual sospechan que se esconde debajo de los cimientos de la cúpula de la roca.

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Pese a que la misma UNESCO ha desacreditado esta posibilidad, los sionistas más radicales siguen aspirando a una demolición total de la mezquita que permita la "revelación" del Templo.