Desde el comienzo de la Intifada en Jerusalén en octubre de 2015, las autoridades de ocupación israelíes han destruido 36 casas de combatientes de la resistencia palestina, según el Centro de Estudios y Documentación Abdullah al-Hourani.
El centro señaló en uno de los informes emitidos hoy que las autoridades de ocupación cerraron cuatro casas, "vertieron hormigón en el interior de las casas y en una de ellas soldaron las puertas y ventanas ya que era difícil demolerla".
Dos casas pertenecientes a las familias de los mártires Baraa Saleh y Osama Atta fueron demolidas, mientras que la casa de la familia del mártir Adel Ankush, en la aldea de Deir Abu Mashaal fue cerrada, al oeste de Ramallah, además de la casa del detenido Malik Hamid fue destruida.
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El Dr. Sulaiman al-Waari, director del centro, declaró que las autoridades israelíes están llevando a cabo una política de castigo colectivo contra los palestinos a través de la demolición de sus casas.
En una entrevista hoy con Quds Press, al-Waari declaró que las demoliciones son "una clara violación del derecho internacional y la Convención de Ginebra. Con este tipo de acciones, Israel pretende disuadir cualquier atisbo de levantamiento por parte de la resistencia palestina".
Explicó que el ritmo de las demoliciones ha aumentado desde 2015, en un intento de poner fin a la resistencia popular palestina y apaciguar a los colonos judíos.
En 2005, el ministro de Defensa israelí, Shaul Mofaz, ordenó poner fin a la demoliciones de viviendas, a raíz de un informe del comité del ejército en el que se recogía que tal práctica aumentaba la tensión, y citaba además sólo 20 casos en los que la amenaza de demolición había disuadido a posibles atacantes o había empujado a sus familias a entregarlos.