El gobierno iraquí desconoce la situación, el estado o el destino de más de 4.000 personas que desde el año 2014 han sido víctimas de una “desaparición forzosa” o recluidas en prisiones secretas. Estos hecho ocurren mientras Irak está sufriendo un claro aumento del crimen organizado en Bagdad y otras provincias del país.
Algunos de estos “desaparecidos forzados” han acabado en prisiones secretas (del estado) o en prisiones pertenecientes a grupos terroristas o de otro cariz, no relacionados con el Estado iraquí, y no se encuentran en las prisiones oficiales.
Un miembro del comité jurídico en el Consejo de Representantes iraquí, el responsable del dossier sobre desapariciones forzosas Zanna Said ha afirmado al diario Al Quds Al Arabi ("Jerusalén árabe"): "Según diputados de provincias occidentales y centrales, el número de víctimas de desapariciones forzosas a partir del año 2014 es de más de cuatro mil civiles, en su mayoría de las zonas del cinturón de Bagdad". También añadió: “hay distintos puntos de vista a la hora de elaborar los listados con las identidades de desaparecidos, y no cesamos de recibir quejas de la ciudadanía para investigar estos casos". “En algunos casos tenemos información sobre el paradero de algunas de estas personas, pero el gobierno no puede tomar medidas prácticas para rescatarlas."
Said explicó que entre las razones para explicar el creciente fenómeno de las desapariciones forzosas están “el caos de seguridad y la exposición de Irak a la feroz campaña de los grupos terroristas, la debilidad del estado iraquí, y el surgimiento de diversos grupos armados y milicias en el territorio del mismo". Y añadió: "Todos estos problemas han dado lugar a que muchas armas no estén en manos del Estado y a la aparición de grupos que ejercen el poder en las calles de Irak, especialmente en Bagdad pero también en el resto de las provincias”.
También explicó: "Incluso yo, como diputado del Estado iraquí que lleva desarrollando su trabajo político desde aproximadamente ocho años en Bagdad, no puedo ir a la calle Mutanabbi o a zonas del barrio de Saadoun (en el lado de Rusafa de Bagdad) y Mansour (en el distrito bagdadí de Karkh), porque estas zonas no son controladas por fuerzas del gobierno, sino por grupos de bandidos que atacan a los ciudadanos (...), cometiendo secuestros y asesinatos a su voluntad".
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También señaló que "el Ministerio del Interior está haciendo grandes esfuerzos en estas zonas, pero mientras haya armas fuera del poder del Estado, y en tanto existan estos grupos armados organizados camuflados bajo apelativos oficiales, el crimen organizado se mantendrá".
Said expresó que su mayor temor es que algunos de estos grupos armados regresen a las ciudades después del final de la guerra contra ISIS, pues están acostumbrados a practicar la violencia y a imponer su fuerza.
También expresó su temor que este fenómeno se extienda entre la población civil y estalle una (nueva) guerra sectaria que aumente el número de secuestros de los ciudadanos.
Según Said, "No existe ninguna agencia oficial de seguridad que se ocupe de estos grupos armados, pero a la vez estos grupos operan en ocasiones bajo el amparo de unas autoridades que les proporcionan armamento, equipación militar, medios de transporte y sedes (...) , todo para ser explotado en último término en estas actividades propias del crimen organizado."
Afirmó también que "la mayoría de los secuestros y arrestos son llevados a cabo por personas que utilizan uniformes, coches y nombres oficiales, pero las víctimas de estos actos no son entregadas a continuación a las autoridades oficiales, y su rastro se pierde después".
Said señaló que "hacerse pasar por las fuerzas de seguridad y el abuso de sus posiciones de poder por parte de algunos oficiales y funcionarios, son hechos normales que ocurren en Irak (...) Existe un uso de medios, armas y direcciones obtenidas por los organismos de seguridad oficiales para llevar a cabo estas acciones”. Y se preguntó: “¿Cómo podría desplazarse un grupo armado a lo largo y ancho de Irak si no tuviera apoyos, fuerzas, direcciones seguras y un tipo de camuflaje que lo acompañen en sus desplazamientos?”.
Los grupos armados llevan también a cabo secuestros, asaltos con violencia y armas de fuego, actos de represión y desapariciones políticas y sectarias, con el fin de presionar a la ciudadanía para que abandone sus hogares y robarles su dinero y pertenencias. Said destaca también que "el crimen organizado se ha convertido en la más importante fuente de financiación para las bandas armadas y mafias".