Los estrechos colaboradores del primer ministro Benjamin Netanyahu han sido acusados en relación con dos de los numerosos escándalos que actualmente envuelven a figuras políticas pertenecientes a las élites de Israel. La esposa de Netanyahu, Sara, será acusada de fraude por 110.000 dólares a finales de esta semana, mientras que las detenciones del domingo pasado formaban parte de la investigación sobre el "escándalo submarino", entra las que se incluía al general brigadier Shai Brosh, ex jefe de la unidad israelí Shayetet 13.
Según Haaretz, Sara Netanyahu es acusada por usar fondos públicos para gastos privados. El caso ha estado bajo investigación durante dos años desde que surgieron informes por sus excesivos gastos. Actualmente está acusada, además, de utilizar dinero del gobierno para demandas personales.
Brosh ha sido detenido en relación con otro caso de corrupción en curso que implica la compra supuestamente fraudulenta de submarinos alemanes ThyssenKrupp. El ex almirante, que fue acusado tras el testimonio de un ex representante israelí a los constructores navales, ahora convertido en testigo del estado, Michael Ganor, es sospechoso de la policía por exigir sobornos para explotar sus conexiones navales para asegurar el contratos. La investigación, conocida como "Caso 3,000", también implica al abogado personal y primo de Netanyahu, David Shimron, y además ha reclamado la detención del ex ministro del gabinete, Elizier Sandburg.
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Los últimos meses se han sucedido numerosas figuras políticas y amigos del primer ministro interrogadas con respecto a los casos de corrupción en curso.
El propio Netanyahu está actualmente inmerso en cuatro escándalos políticos: Caso 1.000, en el que se acusa al primer ministro y a su esposa aceptaron regalos ilegales de hombres de negocios. Caso 2.000, en el que se acusa a Netanyahu de intentar comprar cobertura favorable de periódicos. Caso 3.000, también conocido como el "escándalo submarino", y el caso 4.000, en el que se sospecha que un estrecho colaborador de Netanyahu proporcionó información confidencial a la mayor compañía de telecomunicaciones de Israel.
En respuesta, Netanyahu ha evadido en gran medida cualquier discusión de las investigaciones en curso. Sin embargo, en una manifestación celebrada en Tel Aviv el mes pasado, acusó a los medios de comunicación de ampliar lo que considera voces izquierdistas que desean derrocar a su gobierno al informar sobre "noticias falsas".
El mes pasado, miembros del Likud pidieron a Netanyahu dimitir por "dañar" la reputación del partido político. Aunque numerosos ministros apoyan al primer ministro, muchos temen ser acusados, ya que cada vez más miembros de su círculo íntimo se enfrentan a cargos.
Benjamin Netanyahu no es el primer líder israelí que se enfrenta a una investigación criminal. Ya el ex primer ministro Ehud Olmert fue declarado culpable de incumplimiento del deber y soborno en 2014 y Ariel Sharon fue interrogado mientras estaba en el cargo por acusaciones de soborno y financiamiento ilegal de campañas.
Israel se refiere frecuentemente a Israel como la "única democracia de Oriente Medio", pero esto sigue siendo altamente discutible ante estos escándalos de corrupción que amenazan con confundir a la autoridad política del país.
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