El 25 de agosto, Estados Unidos, junto a las fuerzas somalíes, llevó a cabo una redada antiterrorista en un pueblo cerca de Baiire, al sur de Somalia - la región baja de Shabelle, buscando a soldados de Al-Shabaab asociados con Al-Qaeda. La redada resultó en el asesinato y la mutilación de 10 civiles, incluidos tres niños y mujeres. Los militantes de Al-Shabaab no se encontraban en el pueblo, ya que habían sido expulsados por tropas somalíes anteriormente. Sólo quedaban unas pocas armas en el pueblo para defenderse de amenazas de un clan vecino, debido a tensiones relacionadas con política tribal. En total, el pueblo contaba con ocho armas que estaban almacenadas en el momento de la redada y una más en operación para un vigilante.
No era un campo militar ni un pueblo bajo el control de Al-Shabaab.
"Tras las oraciones de la mañana, empecé a escuchar disparos. Salté sobre un muro hecho de láminas de hierro y el chico pasó por una pequeña puerta", cuenta Moalim Abdi, un superviviente de 47 años, cuyo sobrino de 13 años fue asesinado. "Me dijeron que le dispararon mientras intentaba protegerse bajo unos árboles", dijo Abdi, uno de los diez familiares de las víctimas que hablaron con Reuters.
Los testigos afirman que alrededor de una docena de "hombres blancos" acompañaban a las Fuerzas Especiales somalíes, ya que necesitaron ayuda con las traducciones mientras interrogaban a los ciudadanos. Finalmente, las autoridades somalíes reconocieron a los ciudadanos y dijeron a las fuerzas estadounidenses que bajaran las armas, ya que ninguno estaba relacionado con Al-Shabaab. Los ciudadanos corrieron a esconderse bajo unos bananeros para salvar sus vidas, pero fueron disparados durante la redada. Inicialmente, el gobierno somalí declaró que no había habido víctimas civiles, pero después emergieron varios informes que indicaban lo contrario.
¿Dirigen las dinámicas de clan las operaciones antiterroristas?
¿De acuerdo a qué información actuaron las fuerzas estadounidenses y somalíes? Si fue información local de un clan o tribu rival, se explicaría el error a la hora de llevar a cabo la redada en el pueblo inocente cercano a Baiire. En comparación con los conflictos de Siria o Irak, podemos asumir que se gastan menos fondos en Somalia, lo que lleva a preguntarnos si las políticas de clan dirigen las operaciones antiterroristas.
Tras la redada EE.UU.-Somalia, es probable que las críticas se dirijan hacia sus fuerzas por asesinar a familias inocentes. Debido a este error, es posible que varios miembros de las familias quieran ahora unirse a grupos armados para dirigir su ira contra estos gobiernos. La semana pasada, la ONU anunció que reducirá el número de tropas en Somalia, de acuerdo a la Resolución 2372.
El Consejo de Seguridad ordenó que el número de personal se redujera a 20.626 para octubre de 2018. El Consejo de Seguridad podría acelerar la tasa de degradación, dependiendo del desempeño de las fuerzas de seguridad somalíes. Puede que no sea una buena idea, teniendo en cuenta que la prioridad estratégica de African Union Mission in Somalia (AMISOM) es transferir la responsabilidad de la seguridad a las fuerzas somalíes locales, lo que podría suponer un atolladero para la ONU - considerando el resultado de la última redada.
Podemos asumir que el Comando de los Estados Unidos pudo haber sido sometido a su propia evaluación de la información sobre Baiire y triangular en sus propias fuentes. A medida que avanzan las investigaciones, sería interesante averiguar si Estados Unidos se basó puramente en información local para llevar a cabo las operaciones antiterroristas en Somalias, y esta práctica se extiende a ataques con drones.
El Comando Africano de Estados Unidos, AFRICOM, ya ha reconocido que se llevó a cabo una incursión terrestre de tropas para apoyar a las fuerzas somalíes. Anthony Favlo, de AFRICOM, clarificó a MEMO que el incidente "sigue bajo investigación". AFRICOM, el Pentágono y el Departamento de Defensa no respondieron más preguntas sobre las misiones - en particular, sobre la compensación a las víctimas o sobre qué autoridad legal se rigió Estados Unidos.
Mientras tanto, el gobierno somalí ha admitido el asesinato de civiles en la redada, y ha afirmado que se estima una compensación de 70.000 dólares por persona. La compensación por parte de los gobiernos sólo se ocupará de ganancias materiales temporales, pero seguimos sin saber si podrán curar los corazones y la mentes.
Se extiende la política estadounidense de 'campos de batalla temporales'
Desde mayo hasta agosto de 2015, se produjeron ocho ataques aéreos estadounidenses, frente a los 13 de todo 2016. Las operaciones antiterroristas de EE.UU. han aumentado desde la llegada de Donald Trump, permitiendo el establecimiento de campos de batalla temporales sin la aprobación del Congreso. La manifestación de estos modelos de expansión relacionados con el antiterrorismo se ve en los ataques con drones, redadas y operaciones especiales. En el último par de meses, Somalia ha vivido un aumento de las acciones militares estadounidenses junto a las Fuerzas Especiales somalíes - y no sólo en Somalia, también en Yemen.
El gobierno de EE.UU. utiliza esta neo-clasificación de "campos de batalla temporales" como herramienta para declarar zonas pacíficas como "áreas de actividades hostiles". Es un nuevo punto de partida para la interpretación de Estados Unidos del derecho internacional y los protocolos de batalla. Estados Unidos ya se ha involucrado en una "guerra global" contra Al-Qaeda y sus afiliados, que ha sido testigo de conflictos militares en todo el mundo bajo el pretexto de la guerra contra el terrorismo.
La Guía Presidencial de Barack Obama de 2013 trazó el procedimiento para la autorización de ataques con drones. Se publicó una versión redactada tras el litigio de la Unión Americana de Libertades Civiles en 2015. Estos ataques más allá de zonas de guerra aumentaron drásticamente durante la presidencia de Obama, causando más víctimas civiles. La guía establece restricciones acerca de ataques fuera de "áreas de hostilidades activas", y permitía ataques sólo cuando exista la "casi total certidumbre" de que no haya víctimas no combatientes.
Trump ha otorgado a la CIA la autoridad de establecer sus propios objetivos de ataque, instalando con éxito un rol paramilitar en el asesinato en secreto de personas, una noción que la administración de Obama acabó por restringir. Esto supone una mayor ausencia de responsabilidad y transparencia en las investigaciones posteriores a los ataques, y facilita los asesinatos extrajudiciales.
Las redadas antiterroristas, los ataques con drones y otras operaciones especiales afectan a la sociedad somalí. La paz y la reconciliación tras una incursión errónea no son fáciles de conseguir, ya que familias inocentes han sido asesinadas. A medida que las investigaciones continúan determinando cómo fueron asesinados diez civiles en lugar de militantes de Al-Ashaab, ambos gobiernos deberían reconsiderar si estas redadas son lo indicado para crear una sociedad más segura en Somalia en medio de las vacilantes dinámicas de clan.