El 28 de septiembre del 2000, el entonces líder de la oposición israelí, Ariel Sharon, irrumpió en la mezquita de Al-Aqsa con policías y soldados israelíes armados, provocando un levantamiento palestino que duró 5 años y acabó con la vida de más de 3.000 palestinos y 1.000 israelíes. 17 años después, la ocupación continúa, el pueblo palestino sigue siendo vulnerable, y Hamas y Fatah siguen en desacuerdo.
¿Qué?: La Segunda Intifada
¿Dónde?: Israel y Palestina
¿Cuándo?: 28 de septiembre del 2000 – 8 de febrero del 2005
¿Qué sucedió?
La Segunda Intifada fue un alzamiento popular palestino contra las negociaciones fallidas de Camp David; ya que un mes antes, el primer ministro israelí Ehud Barak y Yasser Arafat, presidente de la Autoridad Palestina (AP), no lograron llegar a un acuerdo de paz. No estaban de acuerdo respecto a la ocupación israelí del territorio palestino, al estatus de Jerusalén y al derecho de regresar de los refugiados palestinos. Por lo tanto, la prometida declaración de un Estado palestino fue pospuesta una vez más.
El último jueves de septiembre, Sharon decidió visitar la mezquita de Al-Aqsa junto a soldados y policías israelíes armados. Según Sharon, lo hizo para afirmar el derecho de todos los palestinos a visitar la mezquita y, según un portavoz del partido Likud, para “demostrar que, bajo un gobierno de Likud, la mezquita de Al-Aqsa seguirá bajo la soberanía israelí”.
Los palestinos reaccionaron con rabia; hacía poco que habían conmemorado el aniversario de la masacre de Sabra y Shatila, en el que Sharon fue declarado responsable de no detener el derramamiento de sangre. Su reacción también expresó su profunda frustración ante la ocupación israelí que, una vez más, las negociaciones de paz no habían conseguido resolver. La violación desafiante y pública del recinto sagrado musulmán fue ir demasiado lejos.Al día siguiente, tras las oraciones del viernes, estallaron manifestaciones en la Ciudad Vieja de Jerusalén; siete palestinos fueron asesinados y unos 300 resultaron heridos. Los días siguientes, se organizaron manifestaciones masivas en Cisjordania y Gaza, provocando una respuesta violenta por parte de las fuerzas de ocupación israelíes. Amos Malka, el entonces director de la inteligencia militar, estimó que, en los primeros días de las manifestaciones, el ejército israelí disparó alrededor de 1,3 millones de balas. Un informe de Amnistía Internacional afirmó que la mayoría de las víctimas palestinas de estos acontecimientos eran civiles, y que el 80% de los asesinados en el primer mes no ponían en peligro la vida de los oficiales israelíes.
El sábado 30 de septiembre, el asesinato de Muhammad Al-Durrah, de 12 años, por parte de las fuerzas israelíes mientras se refugiaba con su padre fue filmado en cámara y produjo un shock en todo el mundo. El vídeo mostraba a padre e hijo agazapados tras un pilar de hormigón mientras intentaban escapar de las fuerzas israelíes que habían abierto fuego. Puede verse al padre Al-Durrah haciendo señas para que los soldados dejen de disparar, pero un disparo de un arma israelí pone un prematuro fin a la vida de Muhammad. Las imágenes se convirtieron en un icono, representando la opresión sufrida por los palestinos y la indiferencia de Israel.
Los meses posteriores fueron testigo de más actos violentos de represión, acabando con cientos de vidas e hiriendo a miles. El informe de Amnistía Internacional sobre el primer año también afirmo que “en la mayoría de los casos, los asesinatos y lesiones ilegales en Israel y los Territorios Ocupados han sido cometidos por las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), haciendo un uso excesivo de la fuerza. En particular, las IDF han utilizado helicópteros estadounidenses para perpetrar ataques con misiles donde no había un peligro inminente para la vida”.
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Tras la elección de Sharon como primer ministro a principios de 2001, se negó a reunirse con Arafat, y todas las ofertas de diplomacia llegaron a un punto muerto. En 2002, los líderes palestinos intentaron de nuevo acabar con la violencia y llegar a un acuerdo de paz, respaldando la iniciativa de Paz Árabe, ideada por Arabia Saudí. Israel ignoró la propuesta. En 2003, tras el nombramiento de Mahmoud Abbas como el primer ministro de la AP, se intentó de nuevo negociar de acuerdo a un plan de paz prescrito por la ONU, la Unión Europea, Estados Unidos y Rusia, pero fracasaron de nuevo.
El año siguiente trajo más violencia, incluido el asesinato de altos cargos de Hamas por parte de Israel y una incursión de nueve días en un campamento de refugiados en Rafah, que acabó con 40 muertos palestinos. A medida que los oficiales israelíes se veían obligados a retirar a los colonos judíos de la Franja de Gaza, también empezaron con la construcción de una barrera alrededor de Cisjordania, algo que el Tribunal Internacional de Justicia consideró ilegal.
La muerte de Arafat a finales de 2004 marcó el principio del fin del conflicto. Mientras Abbas, nuevo jefe de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) pedía la paz, Israel respondía asediando a la Franja de Gaza, provocando resistencia de los grupos armados del enclave costero. Sin embargo, en febrero, los ataques se detuvieron. Las fuerzas israelíes retiraron a sus unidades de combate armadas de algunas ciudades de Cisjordania y liberaron a docenas de prisioneros palestinos.
¿Qué pasó después?
Se disputa cuál fue el fin de la Intifada, pero se marca como el día en el que Sharon y Abbas declararon un alto el fuego en una cumbre de Sharm El-Sheikh el 8 de febrero de 2005. Sin embargo, dos días después, Hamás impugnó el alto el fuego y disparó misiles en un asentamiento ilegal cercano a la Franja de Gaza. Esto llevó a Abbas a despedir a altos cargos de seguridad del grupo, causando tensión dentro de las facciones palestinas.
La brecha creció al año siguiente, cuando Hamás superó a Fatah en las elecciones. Las constantes disputas entre los grupos a menudo produjeron enfrentamientos violentos, y, en 2007, Hamás acabó por tomar el control en la Franja de Gaza, dejando a Fatah recluida en Cisjordania. Esta división ha durado más de 10 años, a pesar de los intentos de reconciliación, lo que alimenta la frustración de los palestinos en su impasse político.
Aunque los palestinos consiguieron ciertos logros materiales como resultado de la Intifada, tras el alto el fuego, las agresiones israelíes se intensificaron y las violaciones de los derechos humanos aumentaron. El proceso de paz se estancó durante años, ya que Israel se oponía rotundamente a una solución de dos Estados, percibiendo la Intifada como una reacción al generoso acuerdo que, supuestamente, habían ofrecido a los palestinos en Camp David. Esto es un punto de vista que comparten políticos y público israelí, que llevan eligiendo constantemente al partido derechista Likud desde 2002. La comunidad colona también ha aumentado, debido a las construcciones y el apoyo del gobierno a la actividad de asentamientos ilegales.
Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.
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