La naturaleza de la retórica del primer discurso de Donald Trump en la Asamblea General de la ONU era de esperar. Incluso su amenaza de “destruir por completo Corea del Norte” coincide con su estilo general y sus advertencias previas.
Pero, ¿qué diferencias hay entre su discurso y el primer y último discurso del presidente Barack Obama en la ONU?
John Ruskin, un escritor del siglo XIX, escribió: “Las grandes naciones escriben sus autobiografías en tres manuscritos – el libro de sus hechos, el libro de sus palabras y el libro de su arte.”
Poco después de que el ex presidente Barack Obama llegara a la Oficina Oval, John A. Quelch, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, recurrió a la cita de Ruskin para reafirmar la necesidad de equilibrar la política interna y externa de Estados Unidos. Como otros muchos, enfatizó en que Obama debía utilizar su buena imagen para restaurar la “marca estadounidense”, que quedó manchada tras los dos últimos mandatos de George W. Bush.
El periodista y escritor John Pilger fue muy astuto cuando – ya en 2009 – planteó el tema de la "marca Obama", su eslógan de campaña.
Leer: La ofensiva estadounidense-emiratí de Shawba solivianta a las tribus de Yemen
Utilizando un lema plagiado del activista sudamericano César Chávez; “¡Sí, se puede!” – “Yes, we can!” – la campaña de Obama consiguió hacer revivir a un sistema político estadounidense muy desacreditado.
Su marca tuvo tanto éxito que, incluso antes de que Obama las elecciones, la “marca Obama” también se ganó los votos de cientos de renombrados ejecutivos de publicidad que otorgaron a la campaña el premio de la conferencia anual de la Asociación de Publicistas Nacionales. Así, la “marca Obama” se convirtió en la “campaña del año de Advertising Age de 2008”.
La apreciación de palabras y habilidades a expensas de una acción real continúa resurgiendo cada vez que Trump envía un tweet embarazoso o pronuncia un discurso beligerante. Su primer discurso en la ONU el día 19 de septiembre es un buen ejemplo.
Pero el hecho es que, a pesar de un estilo muy diferente – el enfoque de confrontación de Trump, comparado con la actitud compuesta de Obama – sus palabras prometen “más de lo mismo”. Para demostrarlo, aquí listan los principales temas que plantearon en sus discursos en la ONU, citando sus propias palabras:
Terrorismo y extremismo
Ni Obama ni Trump asumieron ninguna responsabilidad por el papel directo o indirecto que juega su país a la hora de fomentar el terrorismo – por ejemplo, las invasiones militares estadounidenses de Afganistán (2001) e Irak (2003). En cambio, difunden el miedo, mientras que se posicionan como la red de seguridad global contra los terroristas y aquellos que les financian o apoyan.
Obama (2009): “Los extremistas siembran el terror en el mundo; largos conflictos; genocidios; atrocidades masivas; más naciones con armas nucleares; capas de hielo derritiéndose y poblaciones devastadas; pobreza persistente y pandemias. No digo esto para sembrar el miedo, sino para aclarar un hecho: La magnitud de nuestros desafíos aún ha sido alcanzada por nuestras acciones”.
Obama (2016): “Hemos eliminado refugios terroristas”.
Trump (2017): “Los terroristas y extremistas se han hecho fuertes y se han extendido a todas las regiones del planeta. Los regímenes rebeldes que se representan en este organismo no sólo apoyan al terrorismo; también amenazan a otras naciones y a sus pueblos con las armas más destructivas conocidas por la humanidad”.
Corea del Norte y armas nucleares
Para Trump y para Obama, la guerra es un mal necesario, y sólo Estados Unidos puede decidir cuándo se debe producir. A ninguno parece molestarle el hecho de que Estados Unidos está por debajo de Rusia respecto a la cifra de cabezas nucleares, ya que tiene acumuladas 6.800 cabezas nucleares, comparadas con las estimadas 10-40 de Corea del Norte.
Obama (2016): “No podremos escapar de la guerra nuclear a menos que todos nos comprometamos a acabar con la extensión de las armas nucleares y a lograr un mundo sin ellas… Cuando Corea del Norte testa una bomba, nos pone a todos en peligro. Y cualquier país que rompa este principio básico debe atenerse a las consecuencias.”
Trump (2017): “Dentro de poco, nuestro ejército será más fuerte que nunca… La fabricación imprudente de Corea del Norte de armas nucleares y misiles balísticos amenaza a todo el mundo con pérdidas humanas incontables… Estados Unidos es fuerte y paciencia, pero, si se ve obligado a defenderse a sí mismo o a sus aliados, no tendrá otra alternativa que destruir por completo a Corea del Norte.”
Rusia y China
Una vez más, Trump y Obama se impusieron como los guardianes de un orden mundial centrado en Estados Unidos. Sus percepciones sobre China y Rusia, en particular, no han cambiado.
Obama (2016): “Si Rusia continúa interfiriendo en los asuntos de sus vecinos, puede que allí lo respalden, puede que alimente un tiempo el fervor nacionalista, pero, con el tiempo, también disminuirá su estatura y hará perder seguridad a sus fronteras. En el mar de China Meridional, una resolución pacífica de las disputas, ofrecida por la ley, supondrá una mayor estabilidad que la militarización de unas pocas rocas y arrecifes.”
Trump (2017): “Debemos proteger nuestra nación, sus intereses y su futuro. Debemos rechazar las amenazas a la soberanía, desde Ucrania a China Meridional”.
Palestina e Israel
Ambos presidentes apoyan a Israel. En su discurso, Trump no mencionó las palabras “Palestina” ni “los palestinos”. Sólo mencionó a Israel en el contexto de una supuesta amenaza iraní en su contra.
Por otra parte, el primer discurso de Obama en la ONU prometió la reactivación del difundo “proceso de paz”. En su último discurso, comenzó su retórica culpando a los palestinos, aunque habló también de una responsabilidad israelí. Obama fue el presidente que más dinero entregó a Israel de la historia.
Obama (2009): “Nombré a un Enviado Especial para la Paz en Oriente Medio, y Estados Unidos ha trabajado firmemente para lograr la causa de los dos Estados – Israel y Palestina – que arraigaría la paz y la seguridad, y donde se respetarían los derechos tanto de israelíes como de palestinos”.
Leer: Dos Estados para Israel y ninguno para Palestina
Obama (2016): “Sin duda, los israelíes y los palestinos estarían mejor si los palestinos rechazaran la incitación y reconocieran la legitimidad de Israel, pero Israel debe reconocer que no puede ocupar para siempre el territorio palestino”.
Trump (2017): “…”
Intervencionismo y excepcionalismo estadounidense
Ambos presidentes proporcionaron una representación romántica del papel de su país en los asuntos mundiales. De nuevo, mucha auto admiración y ninguna responsabilidad.
Obama (2009): “El mundo debe unirse para demostrar que sus leyes internacionales no son una promesa vacía, y que sus tratados se aplicarán”.
Obama (2016): “La mentalidad del sectarismo y extremismo, derramamiento de sangre y retribución que se ha instalado no se revertirá rápidamente… [Debemos permanecer] unidos e implacables en la destrucción de redes como el Daesh, que no respetan la vida humana”.
Trump (2017): “Desde las playas de Europa hasta las junglas de Asia, pasando por los desiertos de Oriente Medio, es un crédito eterno al carácter americano que, incluso después de que nuestros aliados resultaran victoriosos tras la guerra más sangrienta de la historia, no intentamos una expansión territorial ni imponer nuestro modo de vida sobre los demás”.
Sin verdadera visión
Ninguno de los presidentes tenía una verdadera visión. No se pude lograr una evaluación honesta del presente y una visión significativa del futuro sin una auto introspección y sin aceptar responsabilidades. En cambio, reciclan sus “visiones” con un lenguaje romantizado y sin correlación con la realidad.
Obama (2016): “Debemos respetar el significado que la gente extrae de sus tradiciones – su religión, su etnia, su sentido de nacionalidad…”
Trump (2017): “Queremos armonía y amistad, no conflictos y luchas. Nos guían los resultados, no las ideologías. Tenemos una política de realismo basado en principios, arraigada en objetivos, intereses y valores compartidos”.
Basándonos en la obvia lógica anterior, no es difícil predecir la retórica general del último discurso de Trump en la Asamblea General de la ONU; por desgracia, más amenazas, grandilocuencia, glorificación de la guerra y otro intento desesperado de mantener un orden mundial agonizante, aunque sea sólo un poco más.
Romana Rubeo, autora italiana, contribuyó a la elaboración de este artículo.