El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y su homólogo iraní, Hassan Rouhani, han emitido una declaración conjunta tras la conclusión de su reunión en Teherán en la que los dos líderes declararon su firme oposición al referéndum kurdo y comunicaron sus visiones compartidas para abordar los principales retos de la región.
Tras la conferencia de prensa en la que Erdogan acusó a la inteligencia israelí de fomentar la inestabilidad en el norte de Irak, mientras Rouhani dijo que se formó una "trama sectaria extranjera" para dividir a Irak, los dos países se unieron para condenar el referéndum kurdo de la semana pasada. La región kurda de Irak quería separarse de Bagdad.
En la declaración conjunta describieron el referéndum como "ilegal e ilegítimo" e instaron a la provincia kurda a "renovar el respeto a la constitución, la soberanía y la integridad territorial de Irak" y a anular los resultados.
Tanto Ankara como Teherán reaccionaron con enfado al referéndum de la semana pasada y la reunión en Teherán entre los líderes está destinada a enviar un mensaje fuerte, habiendo expresado anteriormente su desaprobación del referéndum amenazando con cerrar sus fronteras y ordenando a su ejército realizar ejercicios militares cerca la provincia kurda.
La declaración conjunta insta a las autoridades kurdas a "evitar acciones que perjudiquen el sistema constitucional, así como la unidad e integridad territorial de Irak". También subrayaron su plan de "tomar medidas conjuntas para una fructífera lucha contra el terrorismo y la delincuencia organizada".
Ambos países reiteraron su condena de las atrocidades cometidas contra los musulmanes rohingyas e instaron al gobierno de Myanmar a "prestar atención a las recomendaciones de las organizaciones internacionales y las Naciones Unidas y la Organización de la Cooperación Islámica (OCI) de respetar los derechos de los musulmanes rohingyas y permitir inspeccionar la situación ".
Erdogan y Rouhani invitaron entonces a la comunidad internacional a aumentar su apoyo a la causa palestina, incluyendo el establecimiento de un gobierno independiente y la soberanía palestina con Jerusalén como su capital "antes de condenar las" medidas restrictivas "impuestas a los palestinos por los israelíes" en su acceso a los sitios sagrados y de presionar a los líderes mundiales para mostrar "plena solidaridad con los palestinos".
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