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La candidatura para un tercer mandato del presidente de Sudán: ¿populismo o suicidio político?

El presidente sudanés, Omar Al-Bashir, en mayo de 2017 [China Xinhua News/Facebook]

La noticia de que el presidente sudanés Omar Al-Bashir se presentará para un tercer mandato en las próximas elecciones de 2020 es música para los oídos de sus partidarios, pero esto podría suponer un cambio decisivo y podría recibir una oposición nacional e internacional, tan sólo días antes de que Estados Unidos levante las sanciones económicas impuestas sobre la nación africana.

Algo fundamental para el levantamiento de estas sanciones económicas ha sido la condena del historial de Sudán de violaciones de los derechos humanos, su trato a las minorías religiosas, su supuesto patrocinio del terrorismo y la acusación de crímenes de guerra contra el presidente Al-Bashir y otros oficiales del gobierno por parte de la Corte Penal Internacional (CPI).

Todas estas cuestiones han sido razones para justificar el no levantamiento de las sanciones sobre Sudán. Los observadores esperan que el presidente se retire en 2020, pero, según ha informado MEMO, el partido gobernante del presidente, el Congreso Nacional, parece estar preparado para celebrar el debate constitucional e insertar una cláusula que permita a Omar Al-Bashir alargar sus 31 años en el poder en 2020 durante, al menos, otro mandato de cinco años.

La fecha límite de la próxima semana, al igual que la de hace tres meses, ha estado acompañada de señales entremezcladas por parte de Washington. El 24 de septiembre, Sudán fue retirado de la lista de países cuyos ciudadanos no podían acceder a Estados Unidos. Aunque no tuvo explicación, esta acción pareció indicar un buen resultado en el levantamiento de las sanciones.

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Un importante diplomático, en condición de anonimato, declaró a MEMO que la balanza se inclina hacia Sudán tras su retirada de la lista. “Antes de que se retirara esta prohibición, hubiese dicho que había una probabilidad del 45% de que se levantaran las sanciones económicas; pero ahora diría que está más cerca del 85-90%”.

Pero una letra del presidente Donald Trump para el congresista Jim McGovern sugiere que Washington no va a “ablandarse” en cuando a Sudán y que va a demostrar que no ignorará los problemas que Trump ha pedido a Sudán que mejore, “su historial de represión de los derechos humanos y religiosos y condenar a los muchos perpetradores de genocidios, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en Darfur frente a la CPI.”

Estos no son comunicados que Sudán quiera escuchar, pero, irónicamente, la fuente diplomática de MEMO declaró que la acusación de la CPI ha beneficiado a Sudán y a la región. “La orden de arresto contra el presidente es, quizá, el único asunto en el que están de acuerdo unánimemente todos los países de la Liga Árabe y de la Unión Africana, y han hecho lo posible para apoyar a Sudán”.

Además, la inclusión de Sudán hace unos días en la lista de países que no están evitando el tráfico humano también ha sido un golpe para el intento de Jartum de normalizar su relación con Estados Unidos y el resto del mundo.

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Sin embargo, la noticia de que el partido gobernante del Congreso Nacional intentará cambiar la constitución y permitir que el presidente esté otro mandato podría suponer, incluso a estas alturas, una oposición doméstica y contrariar a los congresistas estadounidenses, de los cuales 150 firmaron una carta para Trump para proponer que las sanciones se retiraran en julio.

El doctor Khalid Tigani, editor del periódico económico semanal Elaff, declaró a MEMO que los enfoques de ciertos congresistas pretenden la completa retirada de las sanciones la semana que viene. “Creo que Trump podría llegar a un nuevo compromiso para cumplir con parte de lo que quiere Sudán, y a su vez imponer condiciones adicionales que satisfagan a los lobbies anti-Sudán y a los congresistas escépticos.”

Una de las cuestiones clave que rondan la mente de algunos senadores es por qué deberían reanudarse las relaciones normales con un presidente africano acusado de crímenes de guerra y de respaldar al terrorismo.

“Para muchos del Capitolio, recompensar a Sudán con el levantamiento de las sanciones, se opone a la postura adoptada contra Al-Bashir cuando el jefe de Estado de Sudán fue invitado a la cumbre saudí-estadounidense”, explica Tigani.

Después, el Departamento de Estado declaró a Al-Bashir como “persona non grata” y obligó al líder sudanés a cancelar en el último minuto sus planes de atender a la cumbre con otros países árabes donde iba a verse con el presidente estadounidense Donald Trump.

Ayer surgieron varios informes sin confirmar que sugieren que la completa retirada de las sanciones se anunciará antes de la fecha límite del 12 de octubre. Aparte del plan acordado con el gobierno de Obama, el ministro de Exteriores sudanés, el profesor Ibrahim Ghandour, contó al the Financial Times de London que su país también se había comprometido a otros acuerdos sobre Corea del Norte.

“Les preocupaban los norcoreanos, pero ahora el gobierno está convencido de que no tenemos ninguna relación con Pyongyang.”

Sin embargo, Tigani dijo a MEMO que, según él, sea cual sea la decisión, EEUU continuará marginando al jefe de Estado de Sudán. “Sabemos que toda la inteligencia estadounidense y las ramas de su gobierno, incluidos sus cuerpos diplomáticos, recomiendan la retirada de las sanciones; todas las negociaciones se han hecho con los oficiales del gobierno correspondientes. Aún está por ver si la noticia de su intento de gobernar un tercer mandato reforzará a la oposición del Congreso y los muchos lobbies que se oponen a Sudán”.

Lo que está claro es que la fecha del jueves tendrá mucha expectación, no sólo de los sudaneses, sino de los varios intereses comerciales del Golfo y Europa que pretenden capitalizar la riqueza minera sin explotar de Sudán.

También estarán deseosos de ver señales de que se puede lograr la estabilidad económica y política. Pero, con la especulación de que el presidente podría gobernar de nuevo, hay quien teme que el panorama político doméstico se vuelva turbulento y, aún peor, que la presión internacional – en forma de nuevas sanciones – se reanude para asegurarse de que Al-Bashir no recupere el poder en las elecciones de 2020.

 

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El periodista y productor de noticias de televisión.

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