“El gobierno de Su Majestad acepta el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío, y hará todo lo que esté en su mano para facilitar este objeto, quedando claro que no se hará nada que perjudique a los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, ni a los derechos y al estatus político del que gozan los judíos en cualquier otro país.
Atentamente,
Arthur James Balfour”
Estas 71 palabras, escritas hace 100 años, dieron pie al proceso de robar Palestina en favor del proyecto sionista en la región. Se trata de la Declaración de Balfour, atribuida al secretario británico de Exteriores en aquel momento, Arthur James Balfour.
Este documento, publicado el 2 de noviembre de 1917, decidió el destino de una nación y desplazó a toda una población por el bien de un pueblo marginado que afirmaba que tenía derecho a establecerse en Palestina. Fue una promesa de los que no poseían el territorio a los que no lo merecían, simbolizada como “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”.
Gran Bretaña ha hecho lo posible para permitirlo por medio de acuerdos secretos con todas las facciones de la región. Intercambió cartas y garantías con Hussein Bin Ali, jerife de La Meca (Correspondencia de McMahon-Hussein) que confirmaban que Palestina estaría bajo el control árabe tras la II Guerra Mundial. También acordó con Francia y Rusia dividir la región mediante el Acuerdo de Sykes-Picot, del que formaba parte Rusia, lo que salió a la luz tras la revolución bolchevique que dio lugar a la Unión Soviética. Después publicaron la Declaración de Balfour, que fundó la entidad sionista por la fuerza de las armas británicas.
El nacimiento de esta “declaración” fue complicado; Reino Unido hizo muchas promesas a las distintas partes. El Ministerio de Asuntos Exteriores británico intentó suavizarla para que no resultara una sorpresa, sobre todo dado que Estados Unidos no la aprobó la primera vez que fue presentada.
Cuando el presidente estadounidense Wilson aceptó, el Ministerio de Exteriores británico emitió cinco borradores de la Declaración de Balfour. Estos borradores fueron examinados por diplomáticos especializados en la región y por expertos legales que revisaron el lenguaje y su significado para evitar cualquier consecuencia legal y cualquier compromiso político previo y paralelo.
Ya que el acuerdo no era vinculante para Reino Unido, no fue del agrado del presidente de la Unión Sionista británica, Chaim Weizmann, pero creía que todo documento que recibieran sería beneficioso, aunque no tuviera mucha importancia. El objeto principal era la realidad y los hechos en el territorio, y los medios para imponerlos.
Los contenidos de la declaración se incluyeron posteriormente en la Ley de Mandato de 1922, que fue ratificada por las cinco potencias coloniales de la Liga de las Naciones. Sin embargo, el Alto Comisionado británico Herbert Samuel comenzó a implementarla cuando asumió sus funciones en Palestina en 1920, implementándola durante 5 años.
Cabe mencionar que la entidad sionista es el resultado de muchos proyectos coloniales que no llegaron a efectuarse ni tuvieron la oportunidad apropiada como la que supuso la Declaración de Balfour. Estos proyectos tampoco tenían una voluntad o unos soldados detrás, a diferencia de la Declaración de Balfour.
¿Qué hacer?
Los palestinos han luchado contra la Declaración de Balfour durante 100 años, pero las lecciones que se han aprendido de la capacidad de los sionistas de ocupar Palestina mediante relaciones, fraudes y el uso de la fuerza nos confirman que no hay nada de malo en tomar aspectos suyos en algunos ámbitos políticos, tales como:
- Desarrollar tantas relaciones políticas y diplomáticas como sea posible en los lobbies populares (especialmente entre los jóvenes, que han progresado mucho gracias a las redes sociales).
- Luchar contra la ocupación y contra Reino Unido, y negarse a quedarse en silencio, incluso después de que hayan pasado 100 años desde el crimen de Balfour, del que se jactan los británicos y los israelíes consideran el progenitor del proyecto sionista.
- Recordar constantemente a la comunidad internacional este crimen, y evitar que su conciencia esté tranquila al respecto.
- Afirmar la ilegalidad de esta declaración y su juicio internacional.
- Respaldar a los movimientos populares y apoyarse en la solidaridad internacional con la causa palestina, sobre todo en la solidaridad popular británica.
- Unirse a las campañas internacionales contra esta Declaración, en especial la campaña dirigida por la Conferencia de Palestinos en el Extranjero.
- Participar activamente en las redes sociales y contribuir a un hastag que sea tendencia mundial. Queremos que nuestras voces lleguen a todo el mundo, no que se queden en la zona. El actual hastag es #Balfour100.
Por último, el punto más importante merece ir aparte de los aspectos ya mencionados:
Resistencia; todo lo que se ha tomado por la fuerza se tiene que recuperar por la fuerza. Un derecho respaldado por la resistencia no puede perderse. A los que no puedan resistir con armas les digo que hay muchas formas de resistencia, como manifestaciones, sentadas y redes sociales con las que las voces de toda Palestina, desde el mar al río, pueden ser escuchadas por todo el mundo. Nuestra voz se hará oír para que todo el mundo sepa que perdimos nuestros derechos bajo el peso de un poder injusto. Que nuestros derechos tengan poder, y que podamos ser sus soldados.
Este artículo se publicó por primera vez en árabe en el Centro de Información Palestino el 15 de octubre de 2017