Estados Unidos intentó el lunes evitar tomar posiciones abiertamente en la disputa kurdo-iraquí, ya que la captura por parte de Irak de la ciudad kurda de Kirkuk elevó el riesgo de un conflicto abierto entre dos aliados estadounidenses en la lucha contra el Estado Islámico.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, expresó su decepción por el hecho de que las dos partes estuvieran peleando.
"No nos gusta el hecho de que estén enfrentándose. No estamos tomando partido ", dijo Trump a los periodistas en la Casa Blanca.
"Hemos tenido durante muchos años una muy buena relación con los kurdos, como ustedes saben, y también hemos estado del lado de Irak, aunque nunca deberíamos haber estado allí. Nunca deberíamos haber estado allí. Pero no estamos tomando partido en esa batalla".
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Las fuerzas del gobierno iraquí capturaron la principal ciudad petrolera kurda de Kirkuk el lunes, en respuesta al referéndum kurdo sobre la independencia con un atrevido ataque relámpago que transforma el equilibrio de poder en el país.
Un convoy de vehículos blindados de la fuerza de élite iraquí entrenada por las Fuerzas antiterroristas de EEUU tomó el lunes por la tarde la sede del gobierno provincial de Kirkuk, menos de un día después de que comenzara la operación, según dijo un periodista de Reuters en Kirkuk.
El senador John McCain, influyente presidente del Comité de Servicios Armados del Senado, advirtió al gobierno de Irak de "graves consecuencias" sobre cualquier otro uso indebido del armamento provisto por Estados Unidos contra las fuerzas kurdas.
El portavoz del Pentágono, el coronel Robert Manning, se negó a especular sobre si Estados Unidos podría cortar la ayuda militar y el entrenamiento a las fuerzas iraquíes en caso de un conflicto importante, diciendo: "No voy a especular sobre eso, pero les diré que estamos mirando todas las opciones para consideraciones de planificación (...) alentamos al diálogo ".
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