Rashid Ghannouchi, líder del Movimiento tunecino An Nahda, ha afirmado que su país tiene una gran suerte al carecer de petróleo. Ello en contraposición al caso de Libia, que cuenta con gran cantidad de petróleo y con aún más avariciosos interesados en el mismo, por lo que ha llegado a la situación en la que se encuentra ahora.
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Estas declaraciones fueron ofrecidas en el transcurso de una sesión del Foro Mundial de Política e Información de TRT, que se inauguró el miércoles en Estambul y finalizó el jueves, sobre la evolución política en Medio Oriente.
Hablando sobre la primavera árabe y su influencia en la región, Al Ghannouchi dijo: "Algunos pueblos se sublevaron contra los dictadores, y tuvieron éxito en sacarles del poder. Mientras, nosotros esperamos que sean removidos algunos otros, debido a que la declaración de la existencia de una revolución en un lugar no implica su victoria."
Explicó que "hay una gran distancia entre proclamar que existe una revolución y vencer en la misma, distancia que puede oscilar entre uno y decenas de años. Por ejemplo, la Revolución Francesa necesitó de 80 años para pasar de una monarquía a un sistema democrático, lo que supone un plazo muy largo. Pero es que la historia no se escribe ni en uno ni en dos días."
Al Ghannouchi explicó que él "está convencido de que el mundo árabe ha entrado en una etapa de transición democrática, y esta transición variará en su duración. Son las élites políticas las que podrían acortar los plazos si lograran alcanzar consensos entre ellas".
Y añadió: "Desafortunadamente, las élites (revolucionarias) sirias aún no han demostrado su capacidad para unir sus filas, y las diferencias entre los grupos armados han corrompido la revolución y distorsionado su imagen". “Sin duda se irá (el presidente del régimen sirio Bashar) Al Asad como se fueron todos los tiranos, y esto ocurrirá cuando lo decidan los equilibrios de poder. El mundo árabe en su totalidad necesita libertad, como todo el mundo. Si la situación en Túnez precisó de un espacio corto de tiempo para llegar a donde estamos, fue gracias a la actuación de las élites tunecinas, que se prestaron a sentarse en la mesa de diálogo para resolver los problemas”.
Al Ghanoussi también incidió en que “la situación estratégica de Túnez no es tan importante como la de Egipto, Siria y Libia. Afortunadamente, Túnez no tiene petróleo, pero Libia (uno de los países más ricos en petróleo de África) tiene mucho petróleo, lo que aumenta la avaricia de los codiciosos en torno a ella. Y ello propició un entrometimiento general, pues todos quieren aprovecharse”.
También observó que "la situación del cambio en Libia es más complicada y necesita de más tiempo, pero hay luz al final del camino y se hallará una solución para ese país. Espero que esa solución esté en el horizonte: es sólo una cuestión de tiempo".
Desde que la revolución popular derrocara al asesinado dictador libio Muammar Gaddafi en 2011, Libia sufre de un intenso caos político y de seguridad.
Diversas entidades armadas luchan entre sí mientras se enfrentan también entre sí dos gobiernos por la legitimidad. La solución puede pasar por la iniciativa de las Naciones Unidas, que patrocina actualmente negociaciones entre las partes en conflicto en Libia en una iniciativa para poner punto final al caos a través de su enviado Ghassan Salameh.
Al Ghannouchi también se refirió a los cambios en la política internacional en curso en su discurso, y en cómo eso ha influido en el surgimiento de las primaveras árabes, explicando:
En esta escena, oscura y miserable, surge la imagen del joven tunecino (Mohammed) Bouazizi, como si no hubiera prendido el fuego sólo en su cuerpo, sino que también lo hubiera prendido en todos los regímenes árabes en su totalidad anunciando el comienzo del fin de una era, y el comienzo del nacimiento de una nueva era en que el mundo árabe se unirá al mundo .
"Después de tres años la situación parece otra vez lamentable, aún más de lo que lo era en 2010. Incluso Egipto parece haber vuelto a la era de (el ex presidente Hosni) Mubarak, en lo que parece un sueño imposible. Se elevaron las voces de respuesta que helaron las espaldas de los revolucionarios, y hasta se lamentan los pueblos que llevaron a cabo las revoluciones porque así lo hicieron, y llaman al regreso de sus verdugos para volver a la seguridad".
Lo que justificó diciendo: "Después de las revoluciones, la contrarrevolución se volvió terrorismo. Esa contrarrevolución abusó de ese terrorismo, y los tiranos triunfaron creando grupos extremistas para golpear estas revoluciones, como triunfaron en su respuesta de endurecer a los revolucionarios y convertirlos en terroristas”. También criticó "el fracaso de las élites de la revolución a la hora de fabricar consensos entre ellos y de evitar la tentación de recurrir a la violencia".
El presidente del Movimiento An Nahda señaló también que "Túnez ha logrado mantener encendida la antorcha de la libertad, ello por diversas razones, entre ellas porque la presión externa sobre Túnez no es tan fuerte como la que se ejerce en Egipto y Siria, por ejemplo, y por la disposición de las élites tunecinas que aceptaron dialogar sin recurrir a la violencia, y alejaron esta posibilidad”.
También ofreció su visión de que "el movimiento An Nahda de Túnez fue un partido pendiente a las concesiones, que dejó el poder sin un golpe de estado ni sin perder las elecciones, en reconocimiento de que la libertad es más valiosa y preciosa que permanecer en el poder".
Dijo que "los jóvenes viven en muchos países una situación de frustración, pues después de 6 años de revolución no han visto cambios importantes en su vida diaria. Respecto a lo que ocurra tras nuestra era no será otra cosa que un trabajo en construir un mundo islámico progresista, cooperante, inclusivo y libre, en que el mundo vea una imagen de los propósitos del Islam en lo que se refiere a la justicia, misericordia, progreso y humanidad".
Y concluyó diciendo: "Lo que hacen nuestros compañeros turcos con los cerca de 3 millones de los sirios, y su honorable posición con nuestros hermanos Rohingya, y nuestros hermanos somalíes, y su firme posición al lado de la primavera árabe, para supervisar un modelo noble del Islam, y una posición que encienda una vela en el camino."
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