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Factores del acercamiento entre Arabia Saudí e Israel bajo los auspicios de Bin Salman

El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed Bin Salman [en.kremlin.ru]

La agencia de noticias francesa AFP publicó el viernes que el oficial saudí que visitó Israel en septiembre era el príncipe heredero Mohammed Bin Salman; una revelación de gran importancia y significativa a largo plazo.

Según la agencia, un oficial israelí confirmó la identidad del invitado saudí, a la luz de los muchos indicios de que existe un gran desarrollo en la relación entre Riad y Tel Aviv.

La confirmación de la visita llega después de que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu hiciera alusión al hecho de que existe un desarrollo “sin precedentes” en la relación entre su entidad y “Estados árabes sin relación con Israel”; es decir, los Estados del Golfo y, en particular, Arabia Saudí.

Los medios occidentales e israelíes han señalado muchos aspectos que reflejan el desarrollo de relaciones secretas entre Arabia Saudí e Israel, incluyendo: cooperación política y de seguridad y visitas de ejecutivos por parte de ambas naciones.

Según ciertos medios israelíes y occidentales, el antiguo jefe de inteligencia de Mossad, Meir Dagan, y su predecesor, Tamir Pardo, visitaron Riad y se reunieron con oficiales saudíes. Los medios también revelaron que el príncipe Bandar Bin Sultan, jefe de la inteligencia saudí en 2006, visitó Tel Aviv, donde se reunió con el ex primer ministro Ehud Olmert.

Además, varios oficiales y príncipes de la familia real saudí no dudaron en participar en actividades de normalización con Israel.

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El ex jefe de inteligencia saudí, Turki Al-Faisal, se reunió varias veces con el ex ministro de Exteriores, Tzipi Livni, y participó en programas y debates mediáticos con el antiguo asesor de Seguridad Nacional de Netanyahu, el general Yaakov Amidror, y el antiguo jefe de la división de inteligencia israelí, Amos Yadlin.

En el marco de una conferencia de seguridad celebrada en Alemania en 2015, Al-Faisal también estrechó la mano del ministro de Guerra israelí, Moshe Ya’alon. Desarrolló una estrecha relación con el ministro de Exteriores israelí, Dore Gold, aunque se le consideraba la figura israelí más prominente a la hora de incitar en contra de Arabia Saudí, ya que es el autor de El Reino del Mal, una obra llena de incitación contra el Reino, llamándolo un “semillero de terrorismo”.

Las actividades de normalización de Arabia Saudí llegaron a su apogeo con la visita el año pasado a Israel de una delegación integrada por élites saudíes, lideradas por el general de división retirado Anwar Eshki, que se reunió con varios políticos y oficiales del ejército en Tel Aviv.

El reacercamiento entre Arabia Saudí e Israel se debe a varios factores, algunos ligados a la convergencia de intereses entre ambos países, y otros relacionados con las consideraciones personales del príncipe Mohammed Bin Salman. Entre estos factores se incluyen:

Primero: La convergencia del interés en abordar el programa nuclear de Irán, que simuló la coordinación política entre Tel Aviv y Riad, en respuesta a la decepción de ambas naciones respecto a cómo lidió el ex presidente estadounidense Barack Obama con este asunto.

Segundo: Los puntos de vista de Arabia Saudí e Israel sobre los peligros de las revoluciones de la Primavera Árabe son idénticos. La percepción común de estos peligros combinó la importancia de Israel y de Arabia Saudí y el Golfo a la hora de respaldar el golpe de Estado de Abdel Fattah Al-Sisi en Egipto en julio de 2013. Mientras el gobierno de extrema derecha en Tel Aviv estaba interesado en asegurar la legitimidad internacional del nuevo gobierno de El Cairo, Riad y otras capitales del Golfo estuvieron dispuestas a brindar apoyo financiero y político a Al-Sisi.

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Caricatura de Al-Sisi y Netanyahu [Sarwar Ahmed/MiddleEastMonitor]

Tercero: Ambos países adoptaron el mismo concepto de terrorismo y estuvieron de acuerdo en los peligros de los movimientos del islam sunní, tanto político como yihadista. Esta tendencia se expresó claramente en el comunicado del ministro de Exteriores saudí, Abdel Al-Jubeir, que consideró al movimiento palestino Hamas como una organización terrorista, aunque el movimiento no es hostil a Arabia Saudí.

Cuarto: Las posturas saudí e israelí sobre lo que sucede en Siria son similares; ambas se niegan a permitir una mayor influencia iraní. Y, aunque está claro el entusiasmo de Israel respecto al establecimiento de un Estado kurdo en el noreste de Siria para incordiar a Turquía, la visita del ministro saudí Thamer Al-Sabhan a la ciudad siria de Raqqa después de su captura por parte de las Fuerzas de Democráticas de Siria (FDS) demuestra que Riad está cerca de adoptar este mismo enfoque israelí.

Quinto: Parece que Mohammed Bin Salman, que pretende gobernar Arabia Saudí, está dispuesto a mejorar la relación con Tel Aviv para asegurarse el respaldo estadounidense para sus aspiraciones autoritarias, ganándose de los amigos de Israel; el gobierno de EEUU, el Congreso y las poderosas organizaciones judías americanas.

Sexto: Arabia Saudí y el Golfo temen que la administración estadounidense reduzca la intervención de EEUU en la región, tras haber completado la eliminación del Daesh. Esto es otra razón por la que Riad y otras capitales del Golfo quieren fortalecer la relación con Tel Aviv; para enfrentarse a Irán.

Séptimo: La dependencia de Arabia Saudí en algunas técnicas producidas por industrias militares israelíes. Hace poco, la revista Israeli Defence reveló que Elbit Systems, la empresa israelí que produce tecnología militar, exporta muchos de sus productos a Arabia Saudí.

Los foros de evaluación estratégica de Tel Aviv esperan que se reduzca la intervención israelí en Riad, debido a cambios que se esperan en el estatus de Arabia Saudí bajo el mandato de Bin Salman.

Según un estudio del 26 de septiembre, el Centro de Investigación de Seguridad Nacional de Israel predijo que las políticas internas y externas adoptadas por Mohammed Bin Salman llevarán a un declive de la posición regional de Arabia Saudí, lo que disminuiría el interés de Israel.

Este artículo se publicó originalmente en the New Khaleej el 22 de Octubre de 2017.

 

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