El líder kurdo iraquí, Masoud Barzani, dijo que renunciaría a su cargo como presidente el 1 de noviembre, después de que el referéndum de independencia que defendió y llevó a cabo haya sido contraproducente, desencadenando una crisis regional.
Se vivieron momentos dramáticos en el parlamento kurdo, que fue asaltado por manifestantes armados cuando se reunió para aprobar la renuncia del veterano líder como presidente kurdo. Algunos parlamentarios crearon barricadas en sus oficinas el domingo por la noche.
En un discurso televisado, el primero desde que las fuerzas iraquíes lanzaron el 16 de octubre una ofensiva sorpresa para recuperar el territorio ocupado por los kurdos, Barzani confirmó que no extendería su mandato presidencial más allá del 1 de noviembre "bajo ninguna circunstancia".
"Soy el mismo Masoud Barzani, soy un Peshmerga (combatiente kurdo) y continuaré ayudando a mi gente en su lucha por la independencia", dijo Barzani, quien ha hecho campaña por la autodeterminación kurda durante casi cuatro décadas.
A continuación envió una carta al parlamento en la que le pedía a los miembros que tomaran medidas para llenar el vacío de poder resultante.
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El parlamento de la región se reunió el domingo en la capital kurda, Erbil, para discutir la carta. La mayoría de los 70 parlamentarios kurdos votaron para aceptar la solicitud de Barzani y 23 se opusieron, según dijeron los canales de televisión kurdos Rudaw y Kurdistán 24.
Los manifestantes, algunos portando palos y armas, irrumpieron en el edificio del parlamento mientras la sesión estaba en curso.
Se escucharon disparos. Algunos manifestantes dijeron frente al edificio que querían "castigar" a los parlamentarios que, según dijeron, habían "insultado" a Barzani. Otros atacaron a periodistas que cubrían los hechos.
Un funcionario kurdo había dicho el sábado a Reuters que Barzani había decidido entregar la presidencia sin esperar a las elecciones que se habían fijado para el 1 de noviembre, pero que ahora se han retrasado otros ocho meses.
La región, que gozó de una autonomía sin precedentes durante años, ha estado en crisis desde que el referéndum de independencia de hace un mes provocó represalias militares y económicas del gobierno central de Irak.
En su discurso, Barzani defendió enérgicamente su decisión de celebrar el referéndum del 25 de septiembre, cuyos resultados "nunca podrán borrarse", dijo. La votación fue abrumadoramente favorable a la independencia y desencadenó la acción militar del gobierno de Bagdad y las amenazas de los vecinos Turquía e Irán.
Agregó que el ataque iraquí contra Kirkuk y otros territorios kurdos le daba la razón en su posición de que Bagdad ya no creía en el federalismo y en cambio quería restringir los derechos kurdos.
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Barzani condenó a Estados Unidos por no haber respaldado a los kurdos. "Tratamos de detener el derramamiento de sangre, pero las fuerzas iraquíes y el Frente de Movilización Popular (milicias chiíes) siguieron avanzando, usando armas estadounidenses", dijo.
"Nuestra gente debería ahora cuestionar si EEUU conocía el ataque de Irak y por qué no lo impidió”.
Cuando se le preguntó por la reacción a la renuncia de Barzani, un portavoz del Departamento de Estado de EEUU dijo: "Le enviaría a usted a ver a funcionarios del Kurdistán para obtener información sobre el presidente Barzani. Además, no vamos a entrar en ninguna cuestión diplomática privada".
Barzani ha sido criticado por sus oponentes kurdos por la pérdida de la ciudad de Kirkuk, rica en petróleo y considerada por muchos kurdos como su hogar espiritual.
Su renuncia podría ayudar a facilitar una reconciliación entre el Gobierno Regional del Kurdistán (KRG) y el gobierno central de Irak, cuyas medidas de represalia desde el referéndum han transformado el equilibrio de poder en el norte.
Barzani ha dirigido el KRG desde su creación en 2005. Su segundo mandato expiró en 2013, pero se prorrogó sin que se celebraran elecciones, ya que los militantes de Daesh barrieron vastas extensiones de territorio en Irak y Siria.
Las fuerzas del gobierno iraquí respaldadas por Estados Unidos, los paramilitares apoyados por Irán y los combatientes kurdos lucharon juntos para derrotar a Daesh, pero la alianza ha fallado desde que los militantes fueron ampliamente derrotados en el país.
Después de la votación kurda, el primer ministro del país, Haider al-Abadi, ordenó a las tropas iraquíes que tomaran el control de las zonas reclamadas tanto por Bagdad como por el KRG.
Abadi también quiere tomar el control de los pasos fronterizos entre la región kurda y Turquía, Irán y Siria, incluido uno por el cual un oleoducto de exportación de petróleo cruza hacia Turquía, transportando crudo iraquí y kurdo.
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La caída de Kirkuk -una ciudad multiétnica que se encuentra fuera de las fronteras oficiales del KRG- a manos de las fuerzas iraquíes el 16 de octubre fue un gran golpe simbólico y financiero para la iniciativa de independencia de los kurdos porque redujo a la mitad los ingresos de exportación de petróleo de la región.
Las fuerzas iraquíes y los peshmerga comenzaron una segunda ronda de conversaciones el domingo para resolver el conflicto por el control de los cruces fronterizos de la región del Kurdistán, según dijo la televisión estatal iraquí.
Una primera ronda se realizó el viernes y el sábado, y Abadi ordenó el viernes una suspensión de 24 horas de las operaciones militares contra las fuerzas kurdas.
Él exigió el jueves que los kurdos declaren nulo su referéndum, rechazando la oferta del KRG de suspender su intento de independencia para resolver la crisis a través de conversaciones, diciendo en un comunicado: "No aceptaremos nada más que su cancelación y el acatamiento de la constitución".