Uno de los temas más recurrentes en la propaganda israelí moderna, especialmente en Occidente, es la idea de que el “conflicto” es “complicado”.
Quienes promueven esta idea son los grupos de “Amigos de Israel”, especialmente losasa-winstanl y otros grupos sionistas liberales.
La idea de este mito es confundir a la gente para que den la espalda a la situación, y así Israel pueda salirse con la suya con su ocupación, su apartheid y sus crímenes de guerra, sin preocuparse por las consecuencias políticas y populares.
Las encuestas han demostrado en otras ocasiones que esto hace efecto – aunque de manera limitada. Una importante encuesta publicada hace poco por el Instituto de Política Judío demuestra que un quinto de los encuestados estuvo de acuerdo en que “Israel es un Estado de apartheid”.
Si bien esta estadística ilustra claramente los límites de la propaganda israelí, no lo abarca todo. Una gran mayoría – el 62% - no estaba segura o no respondió a la pregunta. En parte, esto podría deberse al miedo de los encuestados a ser etiquetados como “anti semitas”.
Pero, en general, demuestra la gran confusión del gran público sobre los hechos más básicos del conflicto entre Israel y Palestina. Una de las razones es la mencionada israelí propaganda que afirma que la situación con los palestinos es “complicada”.
Aunque es cierto que en la historia de pueblo o nación hay complicaciones que comprender y detalles intrincados, la situación en Palestina es la menos complicada del mundo.
Algunos hechos básicos que recordar
Hecho básico nº1: Hace casi 70 años, en 1948, Palestina fue dividida a la fuerza en contra de la voluntad de su mayoría palestina árabe. Las milicias sionistas que conformaron la fundación del ejército israelí expulsaron a la mayoría del pueblo palestino a punta de pistola, usando bombas, violencia, terror, masacre, y, en algunos casos, incluso violaciones. Más de 750.000 palestinos fueron expulsados de su patria o huyeron por miedo. Hoy en día, ellos y sus descendientes suman millones e Israel continúa impidiendo que regresen a su país.
Hecho básico nº 2: Hace 50 años, en 1967, Israel inició una guerra contra sus vecinos y, en el proceso, ocupó ilegalmente el resto de los territorios palestinos: Cisjordania y la Franja de Gaza (así como los Altos del Golán de Siria). La dictadura militar que impuso Israel se mantiene a día de hoy. Los palestinos no cuentan con derechos humanos básicos en estas zonas, ya que Israel ha establecido un sistema de discriminación racista. Los “tribunales” de Israel para los palestinos en Cisjordania tienen una tasa de condenas del 99,7%.
Hecho básico nº 3: Esta semana se cumplen 100 años desde que el gobierno británico publicó la infame “Declaración Balfour”, que prometió entregar el territorio de Palestina a un movimiento colonial – el sionismo. La declaración fue redactada durante la I Guerra Mundial, mientras Reino Unido aún estaba en guerra con el Imperio Otomano, y cuando Palestina aún no había sido ocupada por los británicos. Palestina, como muchos otros territorios ocupados por poderes imperiales rapaces, nunca perteneció al Imperio Británico, que no tenía la potestad de entregarla.
La Declaración imperialista de Balfour es el origen del conflicto entre Palestina e Israel, que aún sigue en pie. Existe una importante continuidad entre Balfour, la limpieza étnica de 1948 y la ocupación de 1967.
La Declaración de Balfour no es algo que celebrar. En cambio, deberíamos hacer campaña para que sea revocada. En su lugar, necesitamos una democracia real en la que todos aquellos que viven entre el río Jordán y el mar Mediterráneo vivan en igualdad y sin un gobierno militar, un sistema racista y una discriminación constante.
La idea regresiva de un “Estado judío” en Palestina, una tierra en la que la mayoría de habitantes no eran judíos, debe ser anulada. La Palestina histórica – entre el río y el mar – tampoco es ahora un territorio de mayoría judía. Incluso tras la violenta manipulación de 1947-49, el movimiento sionista no ha sido capaz de mantener su Estado sectario “puro”. Es una idea colonialista nacida de la política imperial británica de dividir y gobernar.
No es de extrañar que hoy, cada vez más, los mayores aliados internacionales de Israel sean de la extrema derecha supremacista blanca. Personas como Richard Spencer, Steve Bannon y los movimientos de extrema derecha que crecen cada vez más en Europa. Por algo Spencer dice de sí mismo que es un “sionista blanco”.
En lugar de racismo y división, necesitamos unidad y democracia – en Palestina y en todo el mundo.