Alrededor del 59% de los israelíes encuestados creen que las críticas a Israel son el resultado de la oposición al Estado en sí mismo, según reveló una encuesta encargada en septiembre por el Jerusalem Post.
El Instituto Israelí de Política Exterior Regional (Mitvim), en cooperación con la fundación política Friedrich-Ebert Stiftung, concluyó que sólo un tercio de los israelíes creía que las críticas a Israel se debían a las políticas del Estado ocupante, y estaban más inclinado a creer que la comunidad internacional era hostil contra ellos por cuestiones racistas.
La encuesta también reveló que el 70% de los israelíes deseaba aumentar la cooperación regional con los estados árabes; pero casi la mitad no consideraba que lograr la paz con los palestinos fuera necesario para lograr ese objetivo.
Según el parecer de uno de cada cuatro israelíes el Gobierno debería priorizar la lucha contra el movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS, por sus siglas en inglés) como parte de la política exterior del país.
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Aunque Israel regularmente es objeto de críticas por parte de instituciones internacionales como la ONU, históricamente ha tenido el respaldo de las superpotencias occidentales, incluidos Estados Unidos, el Reino Unido y otros estados miembros de la UE. A su vez ha forjado fuertes lazos con Rusia, China y, más recientemente, India, ya que el país busca impulsar la seguridad y el comercio con sus socios extranjeros.
Los intentos de responsabilizar a Israel, o incluso reconocer la legitimidad del patrimonio palestino, como lo demuestran los recientes fallos aprobados por la UNESCO al designar a ciertos lugares palestinos como Patrimonio de la Humanidad amenazado por Israel, han sido juzgados de forma negativa por algunos ciudadanos israelíes y por el gobierno de igual modo. Israel anunció el mes pasado que seguiría el camino de EE.UU. y dejaría la UNESCO si ésta no cambia su "sesgo anti-israelí".
De acuerdo con las preferencias del público, según la encuesta, las relaciones entre los países árabes y el estado hebreo también son más fuertes de lo que se admite públicamente, tanto que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, informó en septiembre a los miembros de su Ministerio de Relaciones Exteriores de que la cooperación entre Israel y el mundo árabe ha alcanzado un nivel "sin precedentes".
La semana pasada funcionarios israelíes confirmaron también que el príncipe heredero de Arabia Saudí, Muhammad Bin Salman, había visitado Tel Aviv, un informe que el Reino saudí negó.
Mientras tanto, el proceso de paz entre la Autoridad Palestina (AP) e Israel se ha estancado una vez más, en medio de la confusión sobre el "acuerdo del siglo" del presidente estadounidense Donald Trump y con las alegaciones que EE.UU. realizó en agosto refiriéndose a que un compromiso con la solución de los dos Estados supondría un “sesgo”.
Compartiendo las preocupaciones del público, Israel también ha estado incrementando su campaña para luchar contra el movimiento BDS en la escena internacional. La semana pasada se supo que Israel ha estado usando secretamente un elitista despacho de abogados estadounidense para luchar contra los grupos del BDS en Europa, Norteamérica y en otros lugares.
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