El primer ministro libanés Saad al-Hariri ha presentado hoy su dimisión, alegando como motivo la existencia de un presunto complot para asesinarle y acusando a Irán y a su alado libanés, Hezbollah, de sembrar la discordia en el mundo árabe.
Esta dimisión empuja al Líbano a la primera línea del conflicto regional entre Irán y Arabia Saudí y podría contribuir a exacerbar las tensiones sectarias entre las comunidades sunníes y chiíes del Líbano.
Además, supone la ruptura de la coalición de gobierno formada el año pasado tras años de impasse político, y que ha sido percibida como un triunfo para Hezbollah e Irán.
Hariri, que era un colaborador cercano de Arabia Saudí, ha explicado en una entrevista televisada que Hezbollah estaba "dirigiendo sus armas" contra los yemeníes, sirios y libaneses y que el mundo árabe debería "deshacerse de las manos que se están cerniendo sobre él", en referencia al chiismo militante.
La coalición de gobierno de Hariri, que tomó posesión del cargo el año pasado, agrupaba a casi todas las principales facciones políticas libanesas, incluyendo al Movimiento Futuro y a Hezbollah.
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"Estamos viviendo en una atmósfera similar a la que precedió al asesinato del mártir Rafik al-Hariri (su padre y ex primer ministro libanés). Tengo la sensación de que se está conspirando para atentar contra mi vida", asegura Hariri.
Rafik al-Hariri fue asesinado en 2005 en un atentado con coche bomba en Beirut, en el que murieron otras 21 personas, que conmocionó al país y que empujó a su hijo Saad a meterse en política.
En un comunicado leído desde un lugar desconocido, Hariri aseguró que Hezbollah e Irán habían metido al Líbano en el "ojo de la tormenta" de las sanciones internacionales.
El presidente del país, Michel Aoun, ha explicado que Hariri se había puesto en contacto con él "desde el extranjero" para informarle de su dimisión.
Hariri voló a Arabia Saudí el pasado viernes tras una reunión en Beirut con Ali Akbar Velayati, el consejero principal del Líder Supremo de Irán, el ayatolá Alí Jameneí. Posteriormente, Velayati describió la coalición gubernamental de Hariri como un "éxito" y una "gran victoria".
Un Tribunal Especial de la ONU acusó a cinco miembros de Hezbollah por la muerte de Rafik al-Hariri. Su juicio en ausencia en La Haya comenzó en enero de 2014, mientras tanto Hezbollah como el gobierno sirio niegan culquier implicación en el asesinato.
En su comunicado, Hariri dijo que Irán estaba "perdiendo con su interferencia en los asuntos del mundo árabe", y prometiendo que "Líbano volverá a alzarse como ya lo hizo en el pasado".
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Hariri se convirtió en primer ministro el año pasado después de un acuerdo político por el que también Aoun, aliado de Hezbollah, se convirtió en presidente.
Los estrechos lazos de Hezbollah con Irán y su apoyo al presidente sirio Bashar Al-Assad en su guerra contra los rebeldes que tratan de derribarle han sido una gran fuente de conflictos en el vecino y pequeño Líbano durante los últimos años.
Hariri dijo:
En décadas anteriores, Hezbolá ha podido imponer una realidad en el Líbano con el poder de sus armas, que si bien supuestamente son las armas de la resistencia (antiisraelí), en realidad apuntan a nuestros hermanos sirios y yemeníes, y por supuesto al pueblo libanés
El ya ex presidente afirmó que el pueblo libanés está sufriendo las intervenciones de Hezbollah, tanto internamente como a nivel de sus relaciones con otros países árabes.
Hariri visitó también Arabia Saudí, un enemigo político de Irán y Hezbollah, dos veces la semana pasada, donde se reunió con el príncipe heredero Mohammed bin Salman y otros altos funcionarios saudíes.