El jefe del ejército pakistaní, el general Qamar Javed Bajwa, llegó a Teherán en una gira de tres días en la que el influyente jefe militar se reunirá con el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, y discutirá cuestiones de defensa y seguridad.
Es la primera vez en más de dos décadas que un jefe del ejército de un estado mayoritariamente suní y aliado cercano de Arabia Saudí realiza una visita oficial a Irán.
Su llegada fue anunciada por el portavoz militar, general mayor Asif Ghafoor, a través de un tweet. Sin embargo, no se emitió ninguna declaración formal que revele la sensibilidad con que las dos partes están afrontando la visita, en medio de las tensiones de escalada de violencia en la región.
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Durante el fin de semana, Arabia Saudí interceptó misiles sobre la capital, Riad, lanzados por militantes hutíes de la guerra de Yemen. Los hutíes son acusados de tener lazos con Irán por el hecho de que tanto el país como el grupo son de confesión chií. El Ministerio del Interior de Arabia Saudí emitió una declaración con una lista de 40 personas buscadas, principalmente militantes hutíes, por cuya captura se ofrece una recompensa total de 430 millones de dólares. Arabia Saudí ha acusado a los militantes de ser terroristas hutíes que trabajan con Irán.
Si bien se discutirán una serie de importantes cuestiones de seguridad, las tensiones entre Irán y Arabia Saudí han complicado aún más las relaciones entre Teherán e Islamabad. Pakistán tiene reservas sobre la participación de la República Islámica en las controversias en el mundo árabe, así como de su proximidad a la India; un gran enemigo de los paquistaníes. Irán, por su parte, observa con desconfianza los estrechos vínculos de Pakistán con las monarquías árabes y, especialmente, con su principal rival en la región, Arabia Saudí.
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