El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zaid Bin Al Hussein, ha expresado una profunda consternación por el aumento del número de migrantes recluidos en espantosas condiciones en diversos centros de detención en Libia.
Ibn al-Hussein afirmó en un comunicado el martes: "la política de la Unión Europea de ayudar a la Guardia Costera libia a interceptar y repatriar a los inmigrantes en el Mediterráneo es inhumana". "El sufrimiento de los inmigrantes detenidos en Libia debiera agitar la conciencia de la humanidad", señalando que "lo que ya era una situación terrible se ha convertido ahora en una situación catastrófica", continuó.
También añadió que "el sistema de detención de inmigrantes en Libia hace aguas, y no puede ser reparado", y que "no se puede salvar las vidas de los migrantes y garantizar su integridad física salvo buscando alternativas a la detención que garanticen el respeto a su dignidad y que los protejan de sufrir más atrocidades".
El comisionado de la ONU también incidió en el llamamiento a la creación de medidas legales nacionales y a la abolición de la penalización de la migración irregular, con el fin de garantizar la protección de los derechos humanos de los migrantes, puesto que "la comunidad internacional no puede continuar haciendo la vista gorda ante atrocidades indescriptibles como las que sufren los migrantes en Libia y pretendiendo que no hay otra forma de manejar esta situación que a través de mejores condiciones de detención".
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El comunicado indicaba también que según informaciones ofrecidas por el mecanismo de lucha contra el sistema de inmigración ilegal de Libia, se ha confirmado la detención de 19.900 personas en las zonas bajo su control en los primeros días noviembre, en comparación con las más de 7.000 personas detenidas a inicios hasta mediados del mes de septiembre. En esas fechas, a mediados de septiembre, las autoridades detuvieron a miles de inmigrantes después de los enfrentamientos armados ocurridos en Sabrata, que es considerado un centro de contrabando y tráfico y que está ubicado a unos 80 km al oeste de la capital, Trípoli.
También señalaba que la Unión Europea e Italia han estado ayudando a la Guardia Costera libia a interceptar barcos de los inmigrantes en el Mediterráneo, incluso a pesar de realizarse estas actuaciones en aguas internacionales, y que los detenidos no han tenido ninguna posibilidad de impugnar la legalidad de su detención ni han tenido acceso a asistencia letrada.
El comisionado de la ONU también ha explicado que "el aumento de las intervenciones de la UE y de sus Estados miembros no han sido mecanismos eficaces para frenar los abusos que sufren los migrantes".
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Y añadió que "de hecho, el monitoreo de las Naciones Unidas muestra un rápido deterioro de su situación en Libia".
La declaración se basa en los resultados obtenidos en las visitas de diversos observadores de derechos humanos de las Naciones Unidas, del 1 al 6 de noviembre, a cuatro centros pertenecientes al organismo de lucha contra la inmigración ilegal en Trípoli. Allí se reunieron con detenidos que han huido del conflicto, la persecución y la pobreza extrema de sus países de África y Asia.
Ibn Al-Hussein explicó que los "los observadores se quedaron en estado de shock por lo que allí han visto. Miles de hombres, mujeres y niños, en condiciones de extrema pobreza y llevados por la desesperación, apilados unos encima de otros, encerrados en almacenes y sin acceso a las necesidades más básicas". "Muchos de los detenidos han sido víctimas de trata, secuestro, tortura, violación y otras formas de violencia sexual, de trabajo forzado, explotación, palizas, violencia, hambre y otras atrocidades durante sus viajes a través de Libia, sufridas a menudo de manos de los traficantes o contrabandistas de personas", denunció el responsible humanitario.