No hay leyes humanitarias ni internacionales que protejan a los yemeníes del injusto asedio impuesto por Arabia Saudí, líder de la coalición militar árabe que impone la guerra en su país. La coalición ha ignorado estas leyes desde que empezó su intervención militar en Yemen hace casi tres años. Este asedio ha remontado a los yemeníes a los primeros días de la guerra, con su brutalidad y horror, como si tres años de asesinatos, asedio y abuso no fueran suficiente. Sin embargo, quienes están en el poder no prestan atención al impacto de este castigo contra las personas atacadas. En cambio, las medidas punitivas se justifican con el balance de los conflictos regionales y los intereses de otros.
Desde que los hutíes atacaron la capital saudí, Riad, a principios de mes, el pueblo de Yemen ha sido asediado de una forma no vista desde que empezó la guerra hace tres años. La coalición también ha atacado a civiles; más de 60 fueron asesinados sólo en la primera semana de asedio, por no mencionar a los heridos y la gran destrucción causada por los ataques aéreos de la coalición. Las autoridades saudíes han cerrado los puertos terrestres, marítimos y aéreos de Yemen, multiplicando el sufrimiento de los yemeníes y superando las consecuencias políticas de su intervención militar. Arabia Saudí es un país fuerte y bien respaldado, así que no se le responsabiliza por los crímenes cometidos contra los yemeníes. Con el asedio, ha roto todos sus compromisos con el pueblo yemení y ha violado públicamente la ley humanitaria internacional.
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La comunidad internacional y regional no sólo ha ignorado las medidas saudíes, sino que también han apaciguado la ira de Riad contra los yemeníes. El Secretario General de la Liga Árabe no ha mostrado preocupación por el coste de la guerra saudí en Yemen, ni tampoco simpatía con las personas asediadas. En cambio, la organización se ha apresurado a cumplir la demanda saudí de celebrar una reunión de emergencia para considerar el papel que juega Irán a la hora de armar a los hutíes.
Arabia Saudí sabe lo que está haciendo en Yemen, y que puede seguir haciéndolo con relativa impunidad. La comunidad internacional ignora el sufrimiento de los yemeníes, hasta el punto en el que el conflicto se ha descrito como la guerra olvidada. La autoridad legítima, representada por el presidente yemení, Abdrabbuh Mansur Hadi, ha sido apartada a la fuerza de lo que sucede en el país; ya no está involucrada con la situación del pueblo, aunque Arabia Saudí afirmó que el cierre de los puertos fue aprobado por el gobierno de Hadi en el exilio, mientras que su principal preocupación parece ser su alojamiento en Riad.
En contraste, los hutíes han empleado el bloqueo saudí en su discurso mediático, y llevaron a cabo otro asalto militar en territorio saudí. ¿Cómo es posible confiar en tal grupo, que no sólo ha asesinado a yemeníes, sino que tampoco tiene ninguna objeción por ser la causa del asedio?
Un país como Yemen, sin una soberanía reconocida, no puede imponer a Arabia Saudí respeto por las leyes que gobiernan la relación entre ambos países. Por lo tanto, las violaciones de las fronteras, espacio aéreo y pueblo de Yemen se permiten sin consecuencias en este momento. Un Yemen sin un gobierno viable no puede responsabilizar a Arabia Saudí de sus ataques contra los ciudadanos yemeníes. Resulta obvio, a la luz de este desequilibrio en la relación, que los yemeníes y el espacio aéreo, terrestre y marítimo de su país se convertirán principalmente en un problema de seguridad saudí, incluso si resulta en la destrucción de civiles yemeníes. Las organizaciones internacionales, la ONU o todo aquel interesado en los crímenes de guerra en Yemen ignoran este asedio; simplemente son medidas de precaución de Arabia Saudí.
El endurecimiento del asedio saudí ha llevado a un deterioro sin precedentes de la situación humanitaria en Yemen; está impidiendo la llegada de ayuda humanitaria de las ONGS internacionales. Muchos de quienes dependen de la ayuda humanitaria morirán, sobre todo en áreas rurales pobres. Hay una gran escasez de combustible y suministros médicos, así como de alimentos básicos, como arroz, cereales y leche para bebés. El asedio imita al bloqueo israelí impuesto en la Franja de Gaza; los enfermos no tienen permitido viajar con propósitos médicos, y los estudiantes no pueden estudiar en el extranjero.Leer: Los civiles en Yemen sufren cada día el horror de la guerra
Los constantes llamamientos de la ONU a Arabia Saudí para que levante el sofocante asedio en Yemen han caído en saco roto. Riad mintió cuando prometió a la ONU que examinaría el cierre del aeropuerto de Saná hace un año. Ha impuesto condiciones adicionales para que la administración conjunta dirija el puerto de Hudaydah con la ONU, lo cual la ONU ha rechazado. Arabia Saudí, que parece no responder ante nadie, bombardeó la Autoridad de Guía Marítima del aeropuerto de Saná el pasado 14 de noviembre, aislando a la ciudad del mundo exterior. Fue algo intencional, para bloquear los vuelos de la ONU y las misiones humanitarias en Yemen.
Puede que este asedio sea a instancias del gobierno saudí, pero existe una complicidad internacional. Hasta ahí está claro. El pueblo de Yemen ha sido abandonado y castigado de forma colectiva; debemos hacer algo al respecto, y debemos hacerlo rápido.
Este artículo se publicó originalmente en árabe en Al-Araby Al-Jadeed el 20 de noviembre de 2017. Autora: Bushra Al-Maqtari