El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Etiopía, Malis Alam, explicó el jueves que Addis Abeba no necesita de ningún permiso para beneficiarse de sus recursos naturales, en referencia a la "Presa del Renacimiento" (An-Nahda, por su nombre en árabe). Asimismo negó que Qatar estuviera contribuyendo financieramente para construir la presa.
En una conferencia de prensa ofrecida a los medios locales en Addis Abeba, Meles incidió en que los informes publicados por algunos periódicos egipcios no van a afectar al trabajo de construcción de esta presa, señalando que ya se ha construido más de un 60% de la misma.
También agregó que las informaciones publicadas por algunos medios egipcios, referidas a que Etiopía está obteniendo fondos de Qatar para la construcción de la presa de Al Nahda, no tienen fundamento y las calificó como inaceptables, subrayando que esta presa se construye con fondos del pueblo etíope.
También indicó que Etiopía, a la vez que continuará con la construcción de este proyecto, continuará cooperando cercanamente con Sudán y Egipto en los próximos tiempos.
El portavoz también afirmó que "la 17ª reunión sobre la presa al-Nahda terminó en El Cairo hace unos días sin consenso, debido al deseo de Egipto de incluir los acuerdos de la era colonial de 1929-1959 como parte de las negociaciones".
La semana pasada, Egipto anunció el bloqueo de las negociaciones técnicas con Sudán y Etiopía tras esta reunión tripartita en El Cairo, debido al rechazo del último a las enmiendas de los otros dos países a los estudios de la oficina de ingeniería francesa que asesora en los cálculos sobre la presa, su relleno y su puesta en funcionamiento.
En los últimos días, la cuestión de la construcción de esta presa ha recibido amplia atención de todos los periódicos y programas de televisión por satélite, tanto gubernamentales como privados.
El sábado pasado, Abdel Fattah al-Sisi dijo que nadie podría tocar la cuota de agua de Egipto, asegurando que era una cuestión de "vida o muerte". Estas declaraciones las efectuó en su primera comparecencia acerca de la decisión de bloquear las negociaciones sobre la presa.
Egipto teme los posibles efectos negativos de la presa etíope en su provisión de 55.500 millones de metros cúbicos de agua anuales, mientras que Addis Abeba dice que de ninguna forma tiene como objetivo dañar a El Cairo, y que la electricidad generada por la presa ayudará a erradicar la pobreza y a impulsar el desarrollo de Etiopía.
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Etiopía está criticando los viejos acuerdos que fueron firmados durante la época colonial, incluida el acuerdo de 1929, el de 1953 y el de 1959.
Merced al acuerdo de 1929, que firmaron por una parte Egipto, y por otra Gran Bretaña, en nombre de Sudán, Uganda y Tanzania, que en aquellos momentos se encontraban bajo la ocupación británica, El Cairo obtuvo un derecho de veto sobre cualquier proyecto en el Nilo a desarrollarse en los países situados aguas arriba, y un derecho natural e histórico de Egipto sobre las aguas del Nilo.
Posteriormente, en 1953, Egipto firmó otro acuerdo con Gran Bretaña, que esta vez firmó en nombre de Uganda, relativo a la construcción de la presa de Owen a la desembocadura del Lago Victoria. Este acuerdo aseguraba que el establecimiento y el funcionamiento de la presa no reducirían la cantidad de agua que llega a Egipto, ni modificarían la fecha de su llegada, ni reduciría el nivel del agua, en previsión de lo que ésto conllevaría de perjuicio a los intereses de Egipto.
Más adelante, El Cairo firmó con Jartum en 1959 otro acuerdo que incluía la aprobación mutua de la construcción de la gran presa de Aswaan de Egipto, al sur del país, y la construcción de la presa de Roseires, por parte de Sudán, en el Nilo Azul.
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Además fijaba con exactitud la administración del total de las aguas del Nilo que fluyen entre los dos países. Esto se detallaba en un apartado por el que Egipto se reservaba unos derechos sobre las aguas del Nilo de 48.000 millones de metros cúbicos al año, mientras establecía el derecho de Sudán sobre el caudal del Nilo en 4.000 millones de metros cúbicos al año. También distribuía los excedentes de agua originados en la presa, que podrían ascender a 22.000 millones de metros cúbicos al año, entre los dos países. De esta forma Sudán obtendría 14.500 millones de metros cúbicos adicionales, y Egipto 7.500 millones de metros cúbicos adicionales, con lo que la cuota total de cada país al año quedaría en 55.500 millones de metros cúbicos para Egipto, y 18.500 millones de metros cúbicos para Sudán.