Cuando el presidente sudanés regresó de su viaje a Sochi, en el que conoció al líder ruso, Vladimir Putin, los medios mundiales se desbocaron con su petición a Moscú de que proporcionara protección a Sudán frente a las acciones agresivas de Estados Unidos.
Otros medios de comunicación citaron la velada invitación de Al-Bashir a los rusos para establecer una base militar en territorio sudanés, cerca del Mar Rojo; una acción diplomática y política que ha envalentonado a Rusia y ha puesto en alerta al resto de la región. Lo que surgió de las conversaciones presidenciales fue, como mínimo, sorprendente, y ha provocado una plétora de reacciones positivas y negativas.
Los comentarios de Al-Bashir comenzaron con la afirmación de que la visita a Rusia llevaba tiempo planeada, y que Sudán se opone a la interferencia estadounidense en los asuntos internos de los países árabes, sobre todo a la participación de EE.UU. en Irak.
Al-Bashir culpó a Estados Unidos de los problemas de la región, y dijo que los conflictos de Dafur y Sudán del Sur tienen sus raíces en la política estadounidense que dividió a Sudán en dos partes y empeoró una situación que ya era mala. Continuó elogiando la intervención rusa en Siria, país que, según él, estaría perdido sin la ayuda de Moscú, y también aprobó la ayuda rusa a la hora de reequipar a las fuerzas armadas sudanesas. Por último, declaró:
Sudán podría ser la llave de Rusia en África. Tenemos una buena relación con todas las naciones africanas, y estamos dispuestos a ayudar. También nos interesa desarrollar una relación con BRICS.
En las redes sociales, el hastag #Sudán recibió una oleada de condenas contra Al-Bashir y sus comentarios. La gurú de las redes sociales, Greta van Susteren, comentó a su millón y medio de seguidores respecto a una foto de los dos líderes dándose un apretón de manos: “Putin recibiendo al asesino en masa #Sudan Pres #Bashir – debería estar arrestándole”.
Sin embargo, los círculos diplomáticos sudaneses expresaron una calmada satisfacción ante el hecho de que EE.UU. probara de su propia medicina, y declaran que la postura de Al-Bashir refleja una política “audaz y valiente”.
Un examen más detallado de los impulsores de la decisión de Al-Bashir de pintar a Estados Unidos como un depredador que amenaza a la región y como responsable de la división de Sudán refleja el sentido de injusticia que dice percibir Al-Bashir.
En primer lugar, Al-Bashir y el gobierno sudanés parecen estar enfadados, a pesar de la decisión de EE.UU. de levantar las sanciones económicas; en la práctica, el flujo de divisas no se permite. Esta semana, Sudán ha tenido que emplear medidas de emergencia para frenar la devaluación de su moneda. Tras caer a un nivel histórico de unas 27 libras el dólar en el mercado “negro” informal, mejoró a principios de esta semana a unas 24 libras.
Un diplomático – quien ha preferido mantenerse en el anonimato – declaró a MEMO: “Creíamos que, tras levantarse las sanciones, estaríamos en igualdad de condiciones, pero, aunque, en principio, las sanciones económicas se han retirado; en la práctica no ha cambiado casi nada”.En segundo lugar, según un periodista político cercano al partido gobernante, Abbas Mohammed, Al-Bashir quería enviarle una señal a EE.UU. y a los países del Golfo; la política de relaciones externas de Sudán es asunto exclusivo de Jartum. “Quería demostrar que aún está al cargo, a pesar de estar al margen de las negociaciones para levantar las sanciones. Quería demostrar que la política exterior de Sudán no la dicta Estados Unidos, ni el Golfo, ni ningún otro país”, dijo.
Los observadores no han ignorado que Al-Bashir atacase así a Washington el Día de Acción de Gracias. Varios informes no confirmados sugieren que EE.UU. ha afirmado a Jartum que no harán más concesiones mientras Al-Bashir siga en el poder.
Hace unas semanas, los comentarios de Al-Bashir se interpretaron como indicadores de que podría dejar el cargo al final de su mandato y de que apoyaría a Mohammed Tahir Ayala, el gobernante de Gezira. Sin embargo, los comentaristas políticos han señalado rápidamente que las declaraciones de Al-Bashir se dieron en el contexto de la disputa entre el gobernante y la asamblea legislativa del Estado. El mensaje era una señal para los parlamentarios, demostrando su firme apoyo a la postura del gobernador.
Los expertos dicen que estas declaraciones no señalan que pretende dejar el poder. De hecho, pocos días después, el mismo gobernador de Gezira dijo que, si el presidente decidiese presentarse de nuevo, Al-Bashir contaba con su apoyo. Otra prueba de la intención de Al-Bashir de volver a presentarse es el comunicado de Ahmed Osman Bilal, ministro de Información, en el que dijo: “Una constitución no es como el Corán Sagrado, puede enmendarse en cualquier momento”.
Se refería a la constitución de 2005, que sólo permite que el presidente cumpla dos mandatos; pero no hay ninguna esperanza de que Al-Bashir, de 71 años, vaya a dejar el poder próximamente. Los comentarios de su partido y sus partidarios sugieren que Al-Bashir ha sido animado a seguir al frente del Partido del Congreso Nacional. Un diplomático declaró a MEMO: “Técnicamente, el país sigue en guerra y, por lo tanto, necesita que un hombre fuerte del ejército tenga el poder, un retorno al gobierno de un presidente civil no es de interés para Sudán”.
La visita a Sochi se considera como una táctica de Al-Bashir para demostrar una voluntad a unirse al bloque ruso BRICS contra el resto del mundo si Sudán no consigue lo que quiere de la alianza con EE.UU. y Occidente. La actual lista de países que apoyan el terrorismo podría formar la influencia estadounidense sobre Sudán para obligar al país a cumplir con los deseos de Washington, pero las declaraciones de Al-Bashir en Rusia parecen ser una operación calculada para enfrentar a ambos bandos y obligar a unos de los dos a ayudar a Sudán.
Sin embargo, hay a quien le preocupa que Estados Unidos no entre en el juego y continúe negando a Sudán el alivio de la deuda y las oportunidades de inversión que tanto necesita. Mientras que el apoyo a Rusia y Bashar Al-Assad alienará al mundo árabe y marginará políticamente a Sudán, puede que Al-Bashir haya dado un mal paso diplomático, pero está claro que les ha dado a todos los interesados en el futuro de Sudán algo sobre lo que reflexionar.