Un joven refugiado sirio ha ganado el Premio Internacional Infantil de la Paz después de construir una escuela en el Líbano para cientos de niños que huían del conflicto, según informó Reuters.
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Mohamad Al-Jounde tenía sólo 12 años cuando decidió establecer una escuela en el campamento de refugiados del Valle de Bekaa, con la ayuda de sus amigos y parientes construyó el edificio y contactó con maestros y maestras. Él mismo trabajó como profesor en la escuela, enseñando matemáticas y fotografía.
Tres años después, la escuela alberga ahora a unos 200 niños, así como algunos docentes profesionales, que ofrecen una variedad de clases para niños de hasta cinco años, e incluso clases de alfabetización para adultos.
"No se trata sólo de enseñar a leer y escribir, sino de brindarles a los jóvenes refugiados un espacio seguro para expresarse", dijo por teléfono el joven de 16 años a la Fundación Thomson Reuters.
La activista Malala Yousufzai, ganadora del mismo premio, también estuvo presente en la ceremonia en La Haya y elogió el esfuerzo de Al-Jounde por construir un futuro para su país.
Como sabe Mohamad, el futuro de Siria depende de sus hijos, y su futuro depende de la educación
dijo la activista.
Como parte del premio Al-Jounde ha recibido una beca que le permitirá al adjudicatario ir a la escuela, incluso obtener un título universitario, así como los costos de vida de toda la familia del adjudicatario, si es necesario.
Más de 2.5 millones de niños y niñas sirios son refugiados, de los cuales unos 500,000 viven en el Líbano, según dijo KidsRights. Muchos apenas consiguen la alimentación básica o atención médica, y casi la mitad de los que tienen entre 6 y 14 años no asisten a la escuela.
"Es muy importante darles educación a estos niños y niñas, de lo contrario podrían convertirse en una generación perdida", dijo Al-Jounde.
Las organizaciones internacionales también han documentado regularmente la difícil situación de los niños dentro de Siria. Un informe de UNICEF publicado en septiembre reveló que ocho de cada diez niños y niñas sirios son "niños de guerra" y 1,7 millones viven en las zonas más intensas del conflicto, mientras que dos millones no pueden ir a la escuela.
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