Los ministros de Asuntos Exteriores europeos hablaron ayer en Bruselas con una franqueza sin precedentes al declarar que la decisión de Trump sobre Jerusalén es un golpe duro para el proceso de paz y las negociaciones. Lo que aún no se han atrevido a decir es que el proyecto de los dos Estados ha colapsado por completo.
La decisión que tomó el presidente Trump el 6 de diciembre equivalió a declarar muerta a la llamada solución de dos Estados, que consistía en establecer un Estado palestino viable, basándose en el enfoque del presidente Bush. En aquel momento, la portada de la revista The Equivalent mostraba al presidente George W. Bush bajo el título de ‘Mr. Palestina’. Irónicamente, exactamente diez años después, Trump pronunció su chocante discurso sobre Jerusalén, lo que le ha hecho ganarse el título de Mr. Israel.
Con Trump, la Casa Blanca casi ha llegado a la total coincidencia con los intereses del primer ministro israelí en cuanto a la destrucción de cualquier posibilidad de establecer un Estado palestino. Si Netanyahu quisiera aceptar un Estado palestino, lo hubiese hecho durante el mandato de Bush o de Obama, pero, ¿qué hay que le obligue a aceptarlo durante el gobierno de su amigo Trump?
Ahora mismo, el apuro lo tienen los europeos, ya que Washington ha metido a los ministros de Exteriores europeos en un dilema al anunciar el fin del Estado palestino. Los ministros de Exteriores europeos suelen ser optimistas en cuanto a las negociaciones respecto a la solución de dos Estados. Para Europa, la alternativa a esta opción es acabar con cualquier conversación sobre una solución política para la causa palestina y abrir la puerta al conflicto armado.
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Ahora, el pueblo palestino debe depositar su esperanza en fragmentos geográficos que conformarán su “estado” en algunas zonas localizadas tras muros, asentamientos y zonas militares, todas establecidas por la ocupación en Cisjordania. Esto, si la Autoridad Palestina decide continuar con las negociaciones durante otros muchos años. Pero, ¿se encontrarán los israelíes a un presidente palestino frustrado como Mahmoud Abbas en el futuro?
Ayer, tras desayunar con Netanyahu en Bruselas, los ministros europeos anunciaron su negativa de respaldar la decisión del presidente estadounidense, y se adhirieron al proyecto de dos Estados. Sin embargo, el problema radica en el hecho de que nunca se han atrevido a referirse o a actuar en este tema sin la intervención de Estados Unidos.
Teniendo en cuenta la frivolidad de Trump, sería justo no eximir a los políticos europeos de sus responsabilidades. De un modo u otro, estuvieron involucrados en la venta de las ilusiones del pueblo palestino sobre la posibilidad de establecer un Estado palestino “viable” mediante negociaciones con los rígidos líderes israelíes. A lo largo de los últimos 25 años, Europa no se ha atrevido a presionar a los sucesivos gobiernos de extrema derecha israelíes. Esto resulta en que, a día de hoy, la AP no tiene nada que decirle a su pueblo.
Debemos admitir que Europa no estaba preparada para actuar o ni siquiera presionar mínimamente al inflexible bando israelí y, como resultado, participó, hasta cierto punto, en la eliminación de la posibilidad de establecer un Estado palestino, incluso ante las normas de formalidad que carecen de soberanía, propuestas por George W. Bush. Debido a esto, el proceso de paz en Oriente Medio no han sido más que 25 años de vender ilusiones y de empujar a la AP hasta una trampa.
Hoy en día, el pueblo palestino se ha topado con un bache en el camino, ya que se han roto las promesas de la solución política, ha colapsado por completo la solución de dos Estados y no hay manera de llegar a Jerusalén con negociaciones. Tras 25 años de eslóganes americanos y apoyo europeo, el resultado es que las banderas palestinas revolotean sobre zonas residenciales fragmentadas, mientras que la prioridad del supuesto gobierno de Palestina es mantener tranquilo al gobierno israelí, sin dar ni un atisbo de esperanza a su propio pueblo.
Sin una Europa dispuesta a emprender una revisión urgente y seria de su laxitud crónica con la ocupación israelí y analizar sus opciones alternativas tras el colapso del proyecto de dos Estados, las declaraciones en Bruselas acerca del Estado palestino seguirán siendo vacías, ineficaces y alejadas de la realidad.
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