El Tribunal Supremo de Irán confirmó la sentencia de muerte contra un académico iraní residente en Suecia condenado por espiar para Israel, según informó Reuters.
Ahmadreza Djalali, médico y profesor del Instituto Karolinska, una universidad médica de Estocolmo, fue acusado de proporcionar información a Israel para ayudarle a asesinar a varios científicos nucleares.
Djalali fue arrestado en Irán en abril de 2016 y condenado por espionaje. Él ha negado los cargos, según asegura Amnistía Internacional.
Al menos cuatro científicos fueron asesinados entre 2010 y 2012 en lo que Teherán dijo que fueron asesinatos destinados a sabotear sus esfuerzos para desarrollar la energía nuclear. Las potencias occidentales e Israel afirmaban que Irán tenía como objetivo construir una bomba nuclear. Teherán siempre ha negado este punto.
El fiscal de Teherán, Abbas Jafari Dolatabadi, dijo el lunes que el Tribunal Supremo confirmó recientemente la sentencia de muerte contra Djalali, según informó Mizan, el sitio de noticias del poder judicial de Irán.
Dolatabadi dijo que Djalali había confesado reunirse con agentes del Mossad en varias ocasiones para entregar información sobre los planes y el personal nuclear y de defensa de Irán, y para ayudar a infectar los sistemas informáticos del Ministerio de Defensa con virus, agregó Mizan.
Amnistía Internacional, con sede en Londres, y la esposa de Djalali dijeron a principios de este mes que sus abogados fueron informados de que la Corte Suprema había considerado su caso y confirmado su sentencia de muerte.
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La televisión estatal iraní transmitió la semana pasada lo que describió como las confesiones de Djalali. Su esposa dijo que los interrogadores le habían obligado a leer la confesión.
Djalali estaba realizando un viaje de negocios a Irán cuando fue arrestado y enviado a la prisión de Evin. Estuvo en régimen de aislamiento durante los tres meses de su detención y durante este tiempo fue torturado, según denunció Amnistía.
Dijo que Djalali escribió una carta dentro de la prisión en agosto que decía que estaba detenido por negarse a espiar para Irán.
Suecia condenó en octubre la sentencia y dijo que había tratado el asunto con los enviados iraníes.
Setenta y cinco galardonados con el Premio Nobel solicitaron a las autoridades iraníes el mes pasado que liberasen a Djalali para que pueda "continuar su labor académica en beneficio de la humanidad".