El choque mediático y político entre Turquía e Israel se ha intensificado tras la decisión de Donald Trump de reconocer Jerusalén como la capital de Israel y desplazar la embajada estadounidense de Tel Aviv a la Ciudad Santa. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, no se limitó a describir a Israel como un Estado terrorista que asesina a niños, sino que también pidió una reunión de emergencia de los países de la Organización para la Cooperación Islámica para posicionarse en contra de la decisión de Trump.
Las declaraciones del presidente Erdogan provocaron a Benjamin Netanyahu, que criticó las políticas de Turquía durante una conferencia de prensa con el presidente francés, Emmanuel Macron. “No estoy acostumbrado a recibir lecciones de moralidad de un líder que bombardea a los ciudadanos kurdos de su Turquía nativa, que encarcela a periodistas, que ayuda a Irán a evitar las sanciones internacionales y que ayuda a los terroristas a asesinar a personas inocentes, también en Gaza”, dijo el primer ministro israelí. “No es quien para darnos lecciones”.
Este tenso intercambio de declaraciones entre los dos líderes provocó una ráfaga de mensajes entre Ankara y Tel Aviv. El portavoz de Erdogan, Ibrahim Kalin, le recordó a Netanyahu que Israel ha violado innumerables veces las leyes internacionales. “En lugar de atacar a nuestro país y a nuestro líder”, insistió, “las autoridades israelíes deberían ocuparse de poner fin a la ocupación de los territorios palestinos”. Kalin señaló que Turquía seguirá respaldando la legalidad internacional, los derechos palestinos y al pueblo oprimido de Palestina.
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Esta guerra de palabras ha llevado a los observadores a sugerir que Erdogan podría ir más allá, llegando, por ejemplo, a cortar la relación con Israel, aunque ésta ha mejorado en los últimos años desde la crisis previa, en la que Israel atacó a la Flotilla de la Libertad turca que se dirigía a la Franja de Gaza en 2010. Las expectativas sobre la postura de Turquía están altas debido al nivel de enfado popular en los territorios palestinos, donde se está al borde de un levantamiento a gran escala. El rechazo internacional generalizado frente a la decisión de Trump sobre Jerusalén también afectará a la posición de Turquía.
Sin embargo, puede que estas expectativas requieran de una mejor examinación de los detalles y consideración de la situación. La principal batalla de Jerusalén no se libra con Israel, sino con el gobierno estadounidense de Donald Trump, que ignoró a todos los países árabes e islámicos cuando tomó su decisión sobre el futuro de Jerusalén. Por lo tanto, el enfrentamiento de Turquía con Israel es, en realidad, un enfrentamiento con Washington.
Además, la relación de Turquía con Rusia está mejorando en relación a la crisis de Siria y a los vínculos económicos, pero se encuentra en desacuerdo con Moscú respecto a Jerusalén. La explicación que ha dado Rusia en cuanto a este tema refleja no sólo la diferencia de posturas, sino también su fuerte relación con Israel. Por lo tanto, puede que Ankara esté en crisis con Moscú, a pesar de que no quiere tensar la relación, dada la postura turca respecto a Siria. Esto se hace evidente en términos del problema sirio-kurdo, especialmente dada la relación de Moscú con los kurdos sirios, que espera sacar una alianza con los kurdos, que hasta ahora han estado aliados con Estados Unidos. La postura de Turquía sigue dependiendo de hasta qué punto quieran llegar los Estados árabes y musulmanes, que puede que sea mucho menos de lo que desea Turquía y la gente en las calles de Palestina.
Es un hecho que, desde que el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) llegó al poder en Turquía en 2002, la relación con Israel ha pasado por una serie de crisis, algo como nunca antes. La esencia de lo que alimenta estas crisis no es Erdogan, como muchos creen, sino la creciente influencia de la tendencia islamista y popular en Turquía, que rechaza las políticas israelíes en la Palestina ocupada. Mientras tanto, en Israel, muchos creen que ya no es posible reparar la relación con Turquía bajo el mandato de Erdogan, y esto supone una gran tensión para la relación entre ambos, sobre todo tras la decisión estadounidense respecto a Jerusalén.