Un año después de la llegada al gobierno de Trump, ¿qué conclusiones podemos sacar y cuáles han sido las consecuencias?
Antes de la toma de posesión de Donald Trump, hace exactamente un año, era difícil definir qué posición adoptaría su administración respecto a Israel y los palestinos – al igual que en muchas otras áreas políticas. Así que, un año después, ¿cuáles son las conclusiones y qué impacto ha tenido el gobierno de Trump?
Hasta cierto punto, el primer año de Trump se ha visto marcado por dos momentos clave. El primero, el pasado febrero, cuando Trump expresó su ambivalencia sobre la solución de dos Estados en sus declaraciones junto al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, durante la visita a Washington de este último.
Por otro lado, en diciembre, Trump ocupó los titulares internacionales con su reconocimiento de Jerusalén como la capital de Israel y su intención declarada de desplazar la embajada estadounidense de Tel Aviv. Este giro en la política de EEUU provocó protestas generalizadas entre los palestinos, que fueron duramente reprimidas por las fuerzas de ocupación israelíes.
Trump ha asignado varios puestos importantes a personas que son, en diversos grados, fuertes partidarios de Israel. Jared Kushner y Jason Greenblatt son los responsables de formular el llamado ‘proceso de paz’, cuyos detalles siguen siendo imprecisos. Greenblatt se ha ganado el elogio de algunos expertos, pero su principal ‘logro’ ha sido simplemente visitar la región y escuchar a oficiales israelíes y palestinos. Mientras tanto, el embajador de Trump en Israel, David Friedman, es un conocido entusiasta de los asentamientos ilegales en la Cisjordania ocupada.
Es cierto que el primer año de gobierno de Trump no ha supuesto una carta blanca total para la coalición de Netanyahu de nacionalistas de derechas y abiertamente contrarios al Estado palestino. Pero, sin duda, quienes abogan por una anexión parcial o total de Cisjordania han sido impulsados por una Casa Blanca cuyo enfoque, por ahora, se ha visto caracterizado por una combinación de desinterés y una amplificación de los puntos clave sobre Israel – como atacar al llamado ‘incitamiento’ por parte de los palestinos y el papel de la agencia de la ONU para los refugiados de Palestina (la UNRWA) – así como la promoción de gestos simbólicos y centrados en la economía para los palestinos.
Recordemos que, para Israel, el estatus quo está bien. Los asentamientos se siguen expandiendo, se anexiona territorios, derriba hogares palestinos y desalojan a sus habitantes. Un año después, la administración de Trump es un cómplice voluntario de la consolidación del apartheid israelí, de su realidad de un solo Estado y, así, está obligando al gobierno palestino en Ramala a enfrentarse a cuestiones muy difíciles sobre el futuro.