El precio del combustible se ha duplicado para dos millones de personas en la provincia de Idlib, controlada por la oposición siria, luego de que el asalto turco a Afrin interrumpiera las rutas comerciales, según la agencia de noticias Syria Direct.
Residentes, hospitales y comerciantes se ven obligados a utilizar sus reservas de mazot, un derivado barato de diesel, para mantener funcionando la electricidad y el calor, con el precio por barril subiendo de 40,000 libras sirias (77 dólares) a 75,000 (145 dólares) en el lapso de solo cinco días.
"El combustible es la columna vertebral de la vida en la ciudad de Idlib", dijo ayer Ismael Al-Andani, presidente del Consejo de la ciudad de Idlib, del Gobierno de Salvación Sirio. "Gracias a él funcionan los generadores eléctricos, el transporte, la maquinaria y panaderías. Nuestro temor es que este cierre dure mucho tiempo".
La fuerza armada turca y el aliado Ejército Libre Sirio (FSA) iniciaron el sábado la "Operación Rama de Olivo", un asalto aéreo y terrestre contra Afrin, controlada por los kurdos, cortando la ruta que suministraba combustible a los territorios de la oposición.
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La carretera principal entre el este del país, rico en petróleo, e Idlib ha sido inaccesible desde 2016 después de que el régimen tomara el control de la zona. Los conductores se vieron obligados a atravesar una ruta más larga a través de Afrin para llevar gas y combustible a más de dos millones de residentes en las provincias occidentales de Alepo, Idlib y el norte de Hama.
Los puestos de control a lo largo de esta ruta se han cerrado ahora que Turquía lanzó su ataque a través de la ciudad adyacente de Azaz, controlada por la FSA, según confirmaron los funcionarios kurdos.
Mansour Abu Turki, un fontanero del este de Aleppo que ahora vive en el norte de Idlib, de 47 años, dijo a Syria Direct que estaba conmocionado por la rapidez con la que subieron los precios. Había comprado unos pocos litros de combustible solo tres días antes.
"No soy un hombre rico, así que sólo puedo comprar un poco cada vez", dijo. Padre de cinco hijos, compró tan sólo los diez litros de mazot que podía pagar.
"Cuando regresé a casa, comenzamos a quemar la ropa y los zapatos viejos para calentarnos. En esta guerra, somos nosotros quienes soportamos la pérdidas".
Idlib y sus alrededores han estado bajo el control de los grupos de oposición desde 2015, formando un bastión estratégico para numerosas facciones. A pesar de ser una zona de desescalada de la violencia designada según el acuerdo de Astaná entre Rusia, Irán y Turquía, la región se enfrenta a bombardeos regulares y ha sido objeto durante los últimos meses de un ataque intensificado por parte de las fuerzas del régimen.