No es ningún secreto que la situación en la Franja de Gaza se ha deteriorado gravemente, ya que el bloqueo que le afecta impacta cada vez más duramente en la vida cotidiana. La catástrofe humanitaria ha empeorado aún más – si cabe – debido a las brutales ofensivas militares de Israel en los últimos años y a sus frecuentes incursiones, muchas veces letales.
Es hora de que preguntemos a las personas libres del mundo, a las organizaciones humanitarias y a toda la comunidad internacional cuántas víctimas tienen que morir para que su conciencia colectiva esté lo suficientemente despierta como para obligar a Israel a levantar su inhumano asedio.
En la Franja de Gaza viven dos millones de palestinos, pero no son sólo estadísticas; son seres humanos, y, como todos los demás, se merecen una oportunidad de vida, dignidad, empleo, sanidad, educación y libertad de movimiento. Suenan las sirenas. Fijémonos de cerca en la catastrófica situación de la Franja de Gaza, donde todos los sectores esenciales de la vida están a punto de derrumbarse.
Consideremos, por ejemplo, el hecho de que la sociedad en la Franja de Gaza está al borde de colapsar en términos de los requisitos básicos para la vida familiar. Con una tasa de pobreza del 80%, el 65% sobrevive por debajo de la línea de la pobreza extrema. La tasa de paro en el enclave asediado es del 50%; la mitad de este porcentaje la componen jóvenes y graduados universitarios.
El escalofriante resultado es que tres cuartas partes de los palestinos en Gaza dependen de la ayuda humanitaria de emergencia, que ya no es fácil de conseguir; el 40% de los niños tiene anemia y malnutrición; 17.000 huérfanos sufren porque no se han recibido las ayudas humanitarias debido al cierre de cuentas bancarias humanitarias y el bloqueo de transferencias de fondos esenciales. Cincuenta mil discapacitados necesitan tratamiento y rehabilitación, pero, simplemente, no se dispone de dinero para pagarlo.
De hecho, el sector sanitario de Gaza está en una situación crítica, probablemente la peor desde la imposición del bloqueo israelí. Muchos pacientes han muerto debido a la falta de tratamiento o porque no pueden ser trasladados al extranjero para recibirlo.
Cerca de la mitad de las medicinas de la “lista de medicamentos esenciales” no están disponibles en Gaza. Los hospitales carecen incluso de los suministros y medicamentos más básicos, incluidos los desechables que necesitan para funcionar.
El bloqueo impuesto por las autoridades israelíes supone que no se puedan importar repuestos para cientos de dispositivos médicos, dejándolos inútiles. Los pacientes con cáncer – 13.000 en el último recuento – necesitan tratamiento vital, pero no pueden acceder a él ni en su país ni en el extranjero. De hecho, en toda la Franja de Gaza hay miles de palestinos, especialmente los pobres, que padecen enfermedades crónicas. El estado general del sector sanitario empeora aún más debido a los cortes eléctricos diarios y a la falta de combustible para los generadores de emergencia, que están diseñados para emergencias, no para un uso semipermanente.
El medio ambiente es uno de los sectores más afectados por el asedio, las ofensivas militares y los ataques a la infraestructura palestina; todo esto supone un peligro claro y permanente para las vidas humanas. La situación empeora cada día, pero, ahora, al menos el 95% del agua en la Franja de Gaza no es apta para el consumo humano, según los estándares de la Organización Mundial de la Salud.
Además, está el hecho de que 150.000 metros cúbicos de aguas residuales no tratadas se bombean diariamente a la tierra y al mar debido a la destrucción de las plantas de tratamiento de aguas residuales y a la falta de piezas de repuesto para su reparación. Los constantes y prolongados cortes eléctricos empeoran las cosas.La situación económica de la Franja de Gaza es nefasta, debido casi por completo al asedio de Israel y a sus ofensivas militares. Alrededor del 80% de las fábricas que una vez prosperaron en Gaza han cerrado total o parcialmente. Incluso si siguen abiertas, el asedio impide que se puedan exportar o importar bienes, y el mercado local no puede sostener por sí solo los niveles de producción. Se estima que los empresarios pierden unos 250 millones de dólares directa e indirectamente cada año, y el asedio se acerca a su 11º año de duración.
Atacar al sector educativo siempre ha sido uno de los objetivos principales de las autoridades de ocupación israelíes. En parte, el asedio está diseñado para secundar esta estrategia. A pesar de la destrucción periódica de sus instalaciones, de las universidades de Gaza salen miles de nuevos graduados cada año. Por desgracia, hasta 10.000 por año no consiguen encontrar un trabajo, ya sea permanente o temporal. Al menos el 85% de los estudiantes universitarios no pueden permitirse pagar sus tasas de estudio.
En primaria y en secundaria, operan 400 escuelas con dos turnos al día para adaptarse a la creciente demanda de plazas. En las escuelas de UNRWA hay 50 estudiantes por clase de media.
Alrededor del 80% de los estudiantes de familias pobres no puede acceder a sus necesidades diarias, y sufren de malnutrición, ya que no pueden comprar comida. La pobreza también afecta a los profesores; muchos no reciben su sueldo completo, si es que reciben uno.
El gobierno de ocupación israelí restringe la entrada de muchos materiales de construcción, haciendo virtualmente imposible la reconstrucción de la Franja de Gaza. Además, muchos países han fracasado a la hora de cumplir sus compromisos financieros para ayudar con el proceso de reconstrucción, a pesar de una bien publicitada “conferencia de donantes” en El Cairo.
Esto significa que el 40% de las casas destruidas en la ofensiva militar israelí de 2014 aún no han sido reconstruidas, dejando a miles de familias viviendo en alojamientos alquilados que no están destinados a unidades familiares. De hecho, miles de “casas” son inadecuados para la convivencia humana, y más de un cuarto de millón de familias está sin hogar debido a la pobreza y a la devastación causadas por las guerras de Israel contra la Franja de Gaza.Los cortes de electricidad diarios y la falta de combustible tienen un efecto tremendamente negativo en la vida de la Franja de Gaza. Afecta a todos los ciudadanos, ya que los cortes energéticos se producen entre 12 y 20 horas todos los días. Trágicamente, desde 2010, 31 personas, entre ellas 23 niños, han muerto en accidentes causados por el uso obligado de velas y sistemas peligrosos de iluminación.
Una de las manifestaciones más graves del asedio que sufre el pueblo de la Franja de Gaza es el cierre de los cruces fronterizos, lo que supone que los palestinos de los territorios carecen de libertad de movimiento. Por ejemplo, el importantísimo cruce de Rafah, en la frontera con Egipto, sólo se abrió 21 días en 2017. Todos los cruces comerciales hacia dentro y fuera de Gaza están cerrados, excepto el de Kerem Shalom, controlado por Israel. El número de camiones con permiso para usar el cruce está estrictamente restringido y es insuficiente para cumplir con las necesidades básicas de los palestinos del territorio. Los israelíes prohíben la entrada de al menos 400 productos a la Franja de Gaza, principalmente materias primas y de construcción.
Aunque, técnicamente, el cruce de Beit Hanoun/Erez, en el extremo norte de la Franja de Gaza, está abierto, a muchos pacientes y empresarios se les niega el permiso para cruzar a Israel y al resto del mundo. Varias personas que intentaban cruzar han sido detenidas por los israelíes, que utilizan los permisos de entrada como una forma de chantaje para hacer que los pacientes y sus familiares espíen para ellos.
Frente a esta situación catastrófica, la Asociación de Caridad de la Franja de Gaza ha publicado una lista de requisitos urgente para la Autoridad Palestina en Ramalá y para la comunidad internacional:
- Pedimos a la Autoridad Palestina que actúe con urgencia para acabar con el sufrimiento del pueblo en la Franja de Gaza y que retire sus medidas punitivas con carácter urgente.
- Pedimos a la comunidad internacional que actúe con urgencia para acabar con el asedio impuesto sobre la Franja de Gaza y para proporcionar a los palestinos que la habitan las necesidades básicas para vivir.
- Pedimos al gobierno egipcio que abra de manera permanente el cruce de la frontera con Rafah para el tráfico de peatones y bienes y para facilitar el acceso de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza.
- Pedimos a las instituciones, ONGS y otros organismos humanitarios árabes, islámicos e internacionales que organicen una campaña urgente de ayuda para salvar a la Franja de Gaza de esta catástrofe humana y provocada completamente por la acción humana.
- Pedimos a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) que proporcione sin demora los servicios esenciales a todos los palestinos necesitados.
- Pedimos a los bancos que frenen el cierre de cuentas de asociaciones e instituciones benéficas para que el trabajo de ayuda pueda continuarse sin obstáculos, sirviendo a los huérfanos, las viudas y los pobres.
- Pedimos a los medios de todo el mundo que informen con veracidad sobre la situación en la Franja de Gaza, así como sobre la campaña de “Salvar a Gaza”.
La Asociación de Caridad de la Franja de Gaza hace un llamado a todos los pueblos libres del mundo y a quienes tengan una consciencia y un corazón para que se tomen medidas cuanto antes. La campaña de “Salvar a Gaza” pretende que el mundo brinde asistencia humanitaria a los más de dos millones de palestinos asediados en la Franja de Gaza, que se ha convertido en una zona de desastre. Gaza merece vivir. Los palestinos de Gaza merecen vivir. Cualquier otra cosa sería una burla a los derechos humanos y al derecho internacional.
El doctor Essam Yousef es el director del Comité Popular Internacional de Apoyo a Gaza.